domingo, 2 de diciembre de 2012

La importancia de la Metafisica


¿Cómo abordar la Metafísica en el siglo XXI, a la luz de los hallazgos científicos de Einstein, Hawckings, de la Neurociencia y las Matemáticas contemporáneas.

Aristóteles quiso hacer un Metafísica partiendo de la ciencia de la época especialmente de la Biología  Platón de las Matemáticas.
¿La Metafísica actual puede elaborarse a partir de la ciencia del siglo IV antes de Cristo? Parece que no. 

¿Por qué no hacer lo mismo que ellos? ¿Por que no hacer una Metafísica con la ciencia del siglo XXI.

Un esquema del planteamiento de Armando Segura AQUI

Esquema de la importancia de la Metafisica

1. La vida interior: fe y razón

La fe y la razón son luces, la primera sobrenatural, la segunda natural que permite conocer la realidad. Ambas son dadas por Dios, respectivamente, en el Bautismo y en el nacimiento. Su dinámica es anterior a la teología y a la filosofía y constituyen dos planos superpuestos de la vida interior de las personas. Del mismo modo que la savia vivifica las ramas, las hojas y los frutos, la fe viva vivifica toda la actividad del hombre

2. El despliegue de las ciencias

La vida humana brota de esas raíces y ese tronco. Su entendimiento, desea naturalmente saber[1]. Ese deseo de saber lo abarca todo, tanto los dones de la gracia como los dones naturales. De ahí que surgen ciencias que reflexionan racionalmente sobre las fuentes de la fe revelada, la Teología y ciencias que buscan la verdad en toda la gama del conocimiento humano. Los seres humanos elaboran desde hace seis mil años, las ciencias cuyo progreso tiende a la felicidad temporal del hombre.

3. La superación de los Mitos, conduce a la pregunta: ¿qué es lo real?  

La búsqueda racional, intenta conseguir la verdad mediante la razón en Grecia, mediante una crítica de los Mitos[2] y  su sustitución por los hallazgos del pensamiento. Si los Mitos establecen un mapa del origen de todas las cosas, la filosofía reconstruye ese árbol con la sola razón. La metafísica alcanza su cumbre en Platón que considera que el Bien es lo divino y Aristóteles lo sitúan en el Ser, entendido como pensamiento de pensamiento[3]. En realidad ellos no emplean los términos de Bien y de Ser, sino to agaqon, lo bueno y to on, lo ente, lo que es.

4. De nuevo, las raíces y el tronco

Antes de que los investigadores empleen los métodos que se corresponden con los objetos que indaga, como personas, tienen una vida interior de la que brota toda su actividad vital. La vida de la gracia y la vida del sentido común, es previa al despliegue de las ciencias y al empleo de sus métodos. En la misma fuente interior hay un orden: la fe y la gracia impulsan a la razón a razonar. Es una luz que ilumina todos los libros pero la gracia no es un libro ni teológico, ni filosófico ni científico. Es una condición previa. Cuando las ciencias se despliegan y diversifican, ese orden se mantiene. Siempre la vida de la gracia es previa a la ciencia lo que no significa en absoluto que suplante ni su fuente, la razón, ni sus métodos. Iluminar la razón es exigirle que razone según su propio método. Sin la gracia, la razón sólo puede calcular, de tejas abajo, provisionalmente y en precario.

5. Evitar cruzar y confundir métodos pero respetar el orden entre ellos.

Ni en la vida interior ni en la actividad que mana de ella, sobrenatural o naturalmente, es correcto emplear la fe (o la teología) para resolver problemas científicos (o metafísicos) y a la inversa. No se debe tratar la gracia como un instrumento de ciencia humana. En el primer caso, se hace teologismo y fideíasmo. En el segundo, se hace racionalismo o empirismo. La gracia no roba nada a la razón sino que le da luz y energía para su propio nivel de conocimiento. El tronco no le quita vida a las ramas.

6. La búsqueda racional del sentido de la realidad

6.1. Doble dimensión de lo real a los ojos de la razón 

Lo real se presenta de dos maneras, dependiendo de la facultad desde la que examinemos el objeto. Un vaso de agua es un vaso de agua, es decir, un cristal moldeado para retener líquidos. El agua es dos volúmenes de H y uno de Oxígeno que en esa proporción, forman un líquido muy estable. Los ojos no ven lo mismo que la razón y a la inversa. Ambos niveles son niveles de lo mismo, un vaso que contiene agua. Donde el tacto detecta agua líquida inodora, la inteligencia entiende H2O.
En cualquier caso hay un orden propio entre los niveles de realidad y una subordinación recíproca. No es menos real el uno que el otro.
Nunca la realidad depende de mi capricho pero mi razón entiende el armazón lógico que constituye a las cosas.

6.2. La metafísica la ciencia de lo que existe en tanto que existe

El objeto de la Metafísica es saber qué existe y qué sentido tiene. La inteligencia y la percepción sensible captan lo que existe en dos dimensiones. El sentido del ser, se refiere siempre a la conciencia. Por eso la ciencia que trata de objetos, no puede dar el sentido de la vida. Por el sentido, el hombre y la mujer, se orientan en el mundo, saben qué deben hacer y para qué están allí. La razón humana puede alcanzar el sentido de la vida porque sin razón nada existe.
 Por la sensibilidad no se entiende, sólo se percibe. Sólo por el entendimiento, cabe contestar a la pregunta por el sentido de lo que existe.
La reducción de los aspectos individuales de las cosas y de sus propiedades sensibles, se denomina “abstracción”, que decanta la esencia de las cosas, modelos o patrones que se definen mediante conceptos y proposiciones. Las categorías son los conceptos supremos que fundamentan la realidad. Esos modelos o estructuras se entienden pero no se ven ni oyen.

6.3.  El ser y la verdad

La verdad es: 1) La participación de los modelos en la materia corporal 2) La representación del modelo en el entendimiento humano y por tanto, 3) la correspondencia derivada, entre la mente y la cosa. La cosa se hace según modelo, la mente los representa. La verdad de las cosas no está en las cosas (naturalismo mostrenco) sino en la razón, según cuyos modelos se han configurado y en la mente humana que los reconoce en ella. Por tanto la verdad de las cosas y objetos está en las personas y sujetos. En las cosas está derivadamente, por participación de la verdad del entendimiento absoluto y en el caso de las cosas artificiales, en su correspondencia con la verdad de su modelo, según el proyecto humano[4].







[1] Aristóteles Met. 980 a.
[2] Ratzinger, J. (2005) “Teoría de los Principios teológicos””, pp. 400-412: Herder, Barcelona.
[3] Aristóteles Met. XIII
[4] Sto. Tomás de Aquino, De Veritate, 1 y 2.