Artículo publicado el 22 de agosto de 2014
Ambos términos expresan
uno de los temas acuciantes de nuestro tiempo. Sobre el papel, y la ONU trabaja
sobre todo sobre el papel, creemos en los Derechos Humanos de todo individuo de
la especie desde que es engendrado. También sobre el papel creemos que la
cultura de cada grupo étnico, religioso o
social, merece respeto.
Donde saltan chispas, es
en la realidad mostrenca y cotidiana.
La civilización y la
cultura son plantas muy delicadas y de muy distintas especies. Tienen su
habitat propio y su ecosistema. El lenguaje, idioma y habla, expresa el modo de
ser y el estadio de su evolución cultural. No es lo mismo un lenguaje que se representa en ideogramas como el chino
o el vietnamita que otro cuya estructura
es alfabética.
Los semitas inventaron el
alfabeto. Su importancia estriba en que permite expresar ideas abstractas.
Igual ocurre con la aritmética que representa abstracciones como el número
cuatro que vale para todos los conjuntos con cuatro individuos: cuatro árboles,
cuatro estrellas o incluso, cuatro números.
En China, me dicen que
hay matrimonios que deben entenderse en inglés porque el chino mandarín no lo
entiende el que habla en dialecto cantonés. Tampoco es tan raro. Entre
nosotros, el vasco se hace difícil.
La lengua arrastra otras
muchas cosas. Si las palabras son dibujos estamos en un estadio evolutivo de una
cultura que funciona con imágenes. Si además, cada dibujo según lo pronuncies,
puede expresar cuatro significados distintos, nos acordamos, entonces, de la
Torre de Babel.
Hay culturas, la mayoría,
que consideran que las mujeres no deben ser educadas y deben quedarse en casa.
Reconozcamos que eso ocurría entre nosotros hace poco más de medio siglo.
Otras culturas como la
llamada occidental han ido incorporando a las mujeres al trabajo profesional. No
enturbia este hecho el que la causa inmediata de tal progreso, fuese la
necesidad de mano de obra femenina en la industria de guerra americana durante
la Gran Guerra y en la Segunda. Si ellas pueden trabajar lo mismo que los
varones, se evidencia que todos somos iguales.
La igualdad aritmética,
la paridad y otros postulados anejos a las ideologías progresistas tienen su
origen en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la
Revolución Francesa. Los jacobinos pensaban que todos somos iguales como las
bolas de billar o los átomos de la materia cuántica. Cuando abres los ojos te
encuentras con una gran biodiversidad dentro de la propia especie, que plantea
problemas vitales cada día.
Las etnias, las tribus,
las distintas reglas de conducta, hacen que cada grupo cultural tenga una historia
muy distinta. Si quieres conocer a un paria, no vale vestirte de paria, porque
el antropólogo vestido de ese modo, es de
cultura occidental.
Fotografía tomada de Noticias.com |
Vienen los americanos e
implantan la democracia en Afganistán. Suena a ciencia ficción pero es real.
Los rusos, por su parte, querían, en su momento, implantar el marxismo
leninismo en una cultura y un pueblo que está más cerca de la Edad del Hierro
temprano que del siglo XXI. Ambos tuvieron que salir con más pena que gloria y con
prisa.
A escala mucho menor pero
en España, pasan cosas parecidos con los aborígenes, o sea, con nosotros. A un
gallego no le des prisa ni le exijas certezas porque habita las nieblas del
Norte que lo han engendrado. A un andaluz, con temperaturas en verano cercanas
a los 40º, tampoco lo agobies, porque además, está muy “a gustico” con lo suyo. Los catalanes, se dan más prisa
porque les gusta el dinero y son, encima unos sentimentales. Adam Smith y la
economía de mercado surgen de la moral sentimental inglesa del siglo XVIII.
Ahora podemos hablar de
que, en los Consejos de Administración, exista una rigurosa paridad de sexos o
de que todos somos iguales ante la ley. Reconozcamos que eso es verdad para la
gente más humilde. Todos sabemos que robar un coche te manda a la cárcel, pero
no así robar a tu madre patria. Quizás este noble pensamiento haya llevado a
algunos, a nivelar las rentas que siempre son, de hecho, desiguales, por los
tortuosos caminos de la ingeniería fiscal. O vienen otros, inocentes (o no) afirmando
tener la solución a todos los problemas, mediante una renta de subsistencia de
1800 euros para todos y cada uno de los ciudadanos. Esas bondadosas ideas han
llevado a hacer de los países, cementerios con muchos millones de muertos. Los
hombres y las mujeres no son conejos y conejas, ¡querido Watson!
¿Qué hacer? como escribía
Lenin en sus buenos tiempos. ¿Cómo arreglar el mundo?
Hay una serie de
criterios que nos pueden ayudar. Deberíamos indagar el denominador común de
todos los humanos, buscar como sea, dice Steve Pinker, algo así como la
naturaleza humana, el denominador común. Si un brillante ingeniero de la M.I.T:
lo reclama con angustia en su libro “La tabla rasa”, la sugerencia no es
sospechosa de ser retrógrada. Defender la unidad, respetar la diversidad.
En el Cristianismo lo
tenemos claro y por eso mismo, se persigue a los cristianos a muerte. Si lo
natural es que una mujer -de casta paria- puede o debe ser violada, predicar lo
contrario, es atacar los fundamentos del sistema étnico cultural. Si cambiar de
religión es algo peor que el asesinato ¿qué hacer?
Aunque parece no muy
pertinente, un primer paso podría ser la
progresiva extensión del inglés por el mundo global. Un idioma poco
dogmático y abierto y que se comparte con el español en el ancho mundo.