domingo, 12 de agosto de 2018

Los limites de la libertad

Artículo publicado el 2 de agosto de 2018 en el periódico Ideal


Un detenido pensamiento sobre la libertad, nos lleva de inmediato a la vida misma. No hay libertad sin vida y a la inversa, no hay vida plena sin libertad. Este punto de vista es menester subrayarlo. Además si pensamos en términos concretos, la libertad es la necesidad que tengo de vivir mi vida “a tope”.
Las libertades empiezan y acaban en el individuo aunque con frecuencia es necesario establecer mediaciones  a través de colectivos, comunidades y parlamentos.
El individuo aislado sólo puede esperar una libertad a lo Robinson Crusoe, romántico y salvaje, feliz en su animalidad.
La libertad está pensada de antemano para ser ejercida por un individuo racional vinculado a los demás. Empezando por la familia, la autodefensa grupal, la colaboración con la cosa pública.
Esta circunstancia de la necesidad de una libertad vinculada, nos presenta la paradoja de que si quieres ser libre, o sea, vivir en plenitud, tienes que aceptar los límites que establece nuestra ubicación en el espacio y en el tiempo.
 No es lo mismo dos palomas en un pequeño palomar que cien palomas en el mismo espacio. Una paloma en grupo, en espacio reducido se convierte en un tigre. Pruébenlo.
La Historia, no sólo en España sino en Europa y América, nos ha legado dos memorias, no una, que se pueden resumir: un concepto de la libertad vinculada y otra memoria que concibe la libertad desvinculada.
Una libertad vinculada coloca a la familia, a la Patria y a Dios como garantías vitales para la vida de los individuos. Digamos que eso, hoy en día, pasa por constituir la Derecha.
La libertad desvinculada pugna por hacer del individuo, un absoluto. Si a pesar de su naturaleza libre se ve obligada a establecer vínculos, lo hace con desgana, como un mal menor. Esta mentalidad correspondería a una Izquierda, ácrata o anti-sistema.
En esta clasificación de memorias históricas faltan matices pero a la hora de decidir leyes en el Parlamento saltan a la vista, la coalición de los vinculados y la de los desvinculados. Vienen luchando en España desde la Ilustración.    
 Cuando empieza la Modernidad, una de las cosas primeras que se hace es desamortizar los bienes de los nobles y el clero que estaban fuera del mercado. La Historia no cuenta, sólo cuenta el futuro.


Esta descripción de hechos consumados no va cambiar a medio plazo porque lo llevamos en el ADN cultural. Podemos sin embargo, tratar de establecer puentes de hecho que no van a alterar los  puntos de partida pero sí favorecer la convivencia.
Se tiende a separar los temas de la vida de los de la libertad, dando prioridad a la libertad individual. Si quiero, aborto, si quiero, decido mi muerte, si quiero cambio de sexo, etc. Obsérvese que todas estas opciones acaban en resultado de muerte o de decremento de la natalidad que es una forma de muerte social asistida.
Si tenemos un gobierno con una memoria histórica sin pasado, se impondrán  en las asignaturas unos argumentos que destaquen la libertad de instinto frente a la libertad de razón. De este modo, el instinto pasa por encima de cualquier forma de respeto.
Nos preguntamos: ¿Cómo se compagina el estatalismo con el ideal individualista de anti-sistema?
Desde el comienzo del socialismo utópico algo anterior a la Revolución Francesa, el Estado se considera un paraguas que garantiza la posibilidad de que los individuos gocen de infinitos placeres. No hay vínculos entre ellos sino una “caja de resistencia” que asegure el mayor placer para todos.
Elija V. su placer y yo elegiré todo lo demás.
Entre las cosas que en principio, no producen placer, está la necesidad de ser educado. Ser educado establece unos límites al instinto, al egoísmo y a la autonomía individual.
Ser educado supone serlo por alguien que pone trabas a lo que “auténticamente” siento. Supone una serie de reglas de comportamiento social que no apetecen en absoluto. Entonces el Estado que no quiere adoctrinar, llamará a la educación “Instrucción Pública” que era la denominación de origen en el siglo XIX.
Por supuesto todo tipo de enseñanza que sugiera vínculos como la religión o la ética que indique que Dios, la familia, el respeto a la verdad, son fundamentos de la vida real, quedarán obsoletos.
¿Cómo establecer puentes? ¿Cómo conseguir que a los niños se les enseñe el respeto, la autolimitación respetuosa, el que sepan distinguir el bien del mal?.
¿Cómo resolver este arduo problema de distinguir el bien del mal y no confundirlos con el gusto y el disgusto?
La solución es automática. Lo enseñó Spinoza en un libro que, además, se llamaba “Tratado teológico-político”: Lo bueno y lo justo lo decide la mitad más uno de la Asamblea.
¿Por qué cada vez que cambia un gobierno, cambia todo “como un calcetín”?
No veo otra solución que echar mano del Derecho Constitucional comparado, de la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU de 1947 y de la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo y exigir una enseñanza libre, diferenciada o no diferenciada, con religión en serio y sin religión, con una historia vinculada a la historia y otra a la utopía, con una educación sexual donde no se indique a los niños a cambiar de sexo, como parte de sus deberes con la sociedad y consigo mismo.
Dos España, dos memorias, respetemos el invento.

Cambio climático: Cambio político

Artículo publicado en el periódico Ideal de Granada, 13 de julio de 2018

Desde el punto de vista del ciudadano corriente, los dos últimos años han sido notorias las anomalías climáticas en todo el mundo. El verano de 2017, en Granada, llegó hasta Noviembre en forma de otoño primaveral.
El invierno ha sido tan largo, con sus más y sus menos, que todavía hoy,  no hemos llegado a los habituales 40º en Julio. No había caído tanta agua, viento y granizo en décadas. La temporada de esquí, en Sierra Nevada, ha sido por ello abundante en nieves y esquiadores.
La Cumbre del clima al que asistieron prácticamente representantes de todos los países del Mundo, acabó con el abandono del Presidente Trump dejando cariacontecidos a tantos países. Cabe preguntarse si esto del calentamiento global y del cambio climático va en serio o tiene alcances más limitados de lo que las informaciones sensacionalistas hacen temer.
Este asunto se ve además contaminado por la ideología, la política y los intereses económicos, especialmente los de Rusia, Estados Unidos y China los estados con más emisiones de CO2 y los más reacios a colaborar con medidas eficaces para enfriar el planeta.
La izquierda es naturalmente partidaria de la hipótesis y atribuye al factor humano la responsabilidad del calentamiento global. La derecha, escéptica o interesada, pone reparos. Así tenemos un motivo más de etiquetar a los conservadores de oscurantistas, enemigos del progreso o un largo etcétera usual desde finales del siglo XVIII en la época de la Asamblea Nacional Francesa, en donde se inventaron los conceptos de izquierda y derecha.
¿Qué pensar? Estamos ante un timo o ante un verdadero milenarismo al que los humanos somos muy
proclives en retornar: los terrores del milenio, los mil años de Joachim di Fiori, la peste negra, etc.
Y a todo esto, ¿qué piensan los científicos que son los que saben?
Hay división de opiniones.
Todo aquello que hace relación con el planeta azul, incluyendo el clima, la política y las cotizaciones en Bolsa, forman parte de un sistema complejo y caótico, términos que no vale tomar a la ligera porque son de base matemática y universalmente aceptados.
Nuestro planeta, el sistema solar, la galaxia, los agujeros negros, etc. forman un todo en donde cualquier parte está conectada con las demás. Todo tiene relación con todo. Los elementos componentes están, de tal manera conectados, que parecen “solidarios”.
La Tierra es el único ser vivo que se auto-recicla y transforma sus excedentes aprovechándolos como otros elementos asumibles.
Un sistema complejo es aquel que está formado por gran número de elementos, tantos que deben ser procesados no por matemáticas lineales sino por métodos que trabajan con grandes números. El ejemplo más cercano es el aire atmosférico con billones y billones de moléculas que ni siquiera nuestros computadores,controlan totalmente.
¿Por qué cambia el clima?
El clima es, él mismo, cambio.


Los registros geológicos nos revelan que hubo épocas con más gas carbónico que ahora, con más desertización y con menos biodiversidad que en el presente.
Todo converge en un fin común que los habitantes de este planeta podamos respirar, vivir y dedicarnos a pintar la Capilla Sixtina o a escribir novelas brillantes o insoportables.
¿Qué factores determinan el cambio climático? Demasiados.
Enumeremos algunos. La radiación solar, el estado del espectro magnético, una coraza que nos protege del sol, el desplazamiento de los polos unos cuantos kilómetros, las corrientes marinas, la masa oceánica, la fotosíntesis, el efecto fotoeléctrico y muchas cosas más que como es de prever  nunca podremos domesticar.
      “E ppur si muove” que dicen que dijo Galileo cuando le negaban lo que para él y para nosotros, era evidente.
Con este marco tan intrincado, en la práctica, conocemos causas evidentes para ciertos efectos evidentes que, a mi parecer son de importancia para la salud humana y que no responden a un mecanismo apocalíptico de fin de los tiempos sino al sentido común.
Hablamos de los combustibles minerales, petróleo y derivados.
El transporte, las calefacciones y refrigeraciones, aquellos que hacen posible que las fábricas funcionen, los plásticos, tan cómodos y tan peligrosos, etc.
 Si subimos a Sierra Nevada, es evidente la famosa “boina” sobre Granada, una ciudad menos contaminada que otras. Madrid, Barcelona, Bilbao, Roma.
Esa contaminación ambiental es  posible mejorarla con grandes inversiones. Entonces entran en juego, la economía, los puestos de trabajo, la sostenibilidad de grandes polos industriales.
Es posible que una estrategia para convencer a la opinión pública de una buena conciencia ecológica, caiga en los horrores del Apocalipsis y el milenarismo pero es obvio que algo hay que hacer para rebajar la contaminación en la línea de las energías renovables, eólica, solar, etc. pero todos saben que son más caras. Ahí ya  tiene su papel, la prudencia política y la orientación positiva de la opinión que en los países desarrollados ha tenido bastante éxito.
Nadie espere que, a corto plazo, rebajaremos la temperatura del planeta o que se detenga el deshielo 2, también crecerá.
de los polos. Un consuelo: Si la masa oceánica crece su capacidad de absorción del CO
En un sistema que se auto-regula, el equilibrio está garantizado.