Articulo publicado en el periódico ideal, septiembre 2021
domingo, 19 de septiembre de 2021
La memoria inteligente
Por lo menos para saber que eran reyes y eran godos.
Al cabo de unas décadas casi nadie puede repetir una
lista así, pero sabe distinguir con el aprendizaje lo que es rey -en este caso
electivo- y que los godos no son los celtas ni los romanos sino un pueblo
germánico. Hemos diseñado un pequeño mapa histórico de Europa que conserva cierta
vigencia.
La memoria inteligente es un factor clave de la
formación, en lo que difiero de Manuel Castells.
¿Cómo se aprenden los idiomas? De modo parecido a como se aprende a tocar
el piano: echándole muchas horas. No hay atajos. Se puede abreviar algo con
videos, audios o vacaciones en Irlanda, si queremos aprender inglés, pero en la
medida en que queramos dominar el leguaje, tanto para el piano como para el
inglés hay que aprender mucho vocabulario, declinaciones-menos que en alemán.
Al final del entrenamiento y con muchas horas de conversación, uno es capaz de
entenderse con medio mundo, sin tener que consultar el traductor de Google.
Es decir, que para aprender cualquier cosa, hace falta
que intervenga la memoria y el esfuerzo.
La memoria con la repetición inteligente crea un hábito
en el cerebro que concede con el tiempo la facilidad para hablar un idioma o
tocar un instrumento. Esto permite concluir que en la medida en que aprendemos
lo que entendemos de memoria somos libres porque lo que hemos aprendido nos
permite desenvolvernos en determinadas áreas de la vida.
Alguien me dijo una vez que cuando se estudia un texto o
un sistema de ecuaciones, hay dos maneras de hacerlo: como loros o como
personas.
Repetir por repetir sirve para poco, pero repetir lo que
se ha entendido una sola vez, queda indeleble en la memoria a la tercera vez
que se repita.
Si delegamos nuestra formación en las máquinas y no
tenemos idea de las claves que permiten interpretar la información, no podemos
ejercer de personas y una enorme masa de información no digerida, forma una
capa oscura que oculta toda inteligencia.
Otro ejemplo que
sólo se valora cuando se adquirió el grado y se empieza a ejercer la profesión
es la memorización de plazos y términos en los estudios jurídicos.
En la práctica
cotidiana el interiorizar las cifras permite mayor velocidad de decisión. Lo
mismo en medicina, los médicos se saben los valores normales en las analíticas
lo que les permite una interpretación de conjunto. Tampoco miran internet para
recordar los músculos del brazo o los huesos de los dedos.
Al fin y al cabo, la memoria equivale a la misma vida a
nivel celular. Si podemos desenvolvernos en el entorno con libertad es por la
capacidad instintiva que nos viene dada por el ADN.
La experiencia no puede proporcionarla Internet porque la
experiencia es una comprensión adquirida gradualmente a través de los años de
lo que nos beneficia y nos perjudica.
Esa autonomía que sólo proporciona la memoria inteligente
nos ensambla con el ecosistema natural y social. Si para decidir debemos
consultar a Internet creamos una situación parecida a un rebaño de ovejas que
esperan que suene el cencerro para empezar a moverse.
Recuerdo que en una mesa electoral que me tocó atender,
una compañera economista contaba los votos con una calculadora porque no se
fiaba de su propia memoria. Las papeletas no pasaban de 60.
Cultivar la memoria es lo que permite acceder a la
cultura sin la cual cualquier pretensión de libertad es pura demagogia.
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