Artículo publicado en Ideal, diciembre de 2021
lunes, 6 de diciembre de 2021
La izquierda de la izquierda
Si definimos la Derecha como la sentina de la corrupción, lógicamente la
superioridad moral cae de la parte de la izquierda. La corrupción, sin embargo,
no tiene fronteras y en su imperio tampoco se pone el sol.
Con estos presupuestos, la superioridad moral de la izquierda está,
retóricamente, asegurada.
El problema emerge cuando aparece la izquierda de la izquierda.
Ahí están los colores del arco iris al completo. O dicho de otro modo,
lo que une a independentistas, comunistas, anarquistas, no es una ideología pues
cada uno tiene la suya sino que el cemento de unión de la izquierda de la
izquierda, o izquierda auténtica, es la pureza moral, la pureza de intención.
Al fin y al cabo, la Derecha son los conservadores, reaccionarios al
cambio y que están en todas las listas de Pandora que en el mundo han sido.
¿Cómo una limpia conciencia moral no va a figurar en las filas de la izquierda
de la izquierda?
Un efecto colateral resulta puesto que la simple izquierda, la de toda
la vida queda a la derecha de la auténtica izquierda. Esto sin duda acaba por
sugerir la sospecha de que la corrupción se cuela también por las rendijas de
la izquierda. Aun así, la izquierda sospechosa siempre será una corrupta de segundo
grado pues la plenitud del concepto le pertenece históricamente a la Derecha. Romanones
a través de los gobiernos civiles de las provincias creaba clientelas, con
ayuda de los caciques de los pueblos. Ahora los tiempos han mejorado con la
tecnología y todo es más rápido e inmediato. En definitiva, se trata de
“colocarnos a todos” que esto es el pleno empleo por decreto-ley y de la noche a
la mañana.
Con ayuda de la creación ambiental de opinión, los trajes de Camps serán
una mancha indeleble, y si Interior espió a Bárcenas, le cubrirá de ignominia al
titular por siempre jamás. Uno pensaba que Interior espiaba de oficio.
Colocar a las esposas, a los amantes, a los amigos, asesorarse con cientos
de expertos. Eso, no lo hace la izquierda.
La única manera de callar esa voz silenciosa de la izquierdísima es
integrarla en el sistema que es como se resuelven en este país todos los
problemas: A los carlistas se les conservaron sueldos y condecoraciones, a los
batasunos, otro tanto. Sólo Franco no integró a sus enemigos. No quedaban.
La izquierda de la izquierda son los progresistas del siglo XXI que se
pasaban en el siglo XIX, a los moderados en cuanto mejoraba su renta.
Entre tanto ninguna concesión a la familia, a la religión y al trabajo.
Esto explica que falten albañiles, médicos, temporeros, camioneros y
jornaleros del campo.
En estas condiciones, ¿Cómo saber la verdadera cifra de paro (y de nada)?
Este gobierno va colocando a su izquierda más gente y viene a ser
sobrepasado por ella, por ejemplo, donde Errejón le supera en escaños en la
Comunidad de Madrid.
No hay nada que temer, Bruselas, nos apoya.
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