Artículo publicado en el periódico Ideal, febrero de 2025
La capacidad del ser humano para sorprender es semejante a su
capacidad para repetirse.
historia: democracias, autocracias y períodos intermedios de caos,
retornan y vuelven como una montaña rusa. Se cree que estamos en lo
más alto y la Bolsa se derrumba, aunque sea por 24 horas.
¿Se puede repetir la historia o estamos ante un caso de memoria
fallida?
La doctrina del eterno retorno y la teoría política de Aristóteles hacen
pensar que tras la monarquía viene la oligarquía seguida inevitablemente
por las democracias y vuelta a empezar.
Hacer siempre lo mismo como los animales de cada especie es un flash
estereotipado de ese cansancio de lo circular.
En el Egipto antiguo no tenían sentido del tiempo. La vida de las élites
se nutría de las entrañas de la muerte que también era bastante estable, a
juzgar por los túmulos y pirámides en torno a los cuales giraba la vida.
El sentido de la historia tiene que ver en grado muy elevado con el
sentido de la culpa y del perdón.
La culpa se asemeja a una enfermedad mental de tipo obsesivo que
equivocadamente Freud atribuye a la cultura judeocristiana. El círculo
delito /pena/ reincidencia más pena, recuerda el castigo de Sísifo.
Sentirse culpable de verdad-no de postureo- es propio de los humanos.
Los animales, si rectifican, es por la necesidad de una fuerza contraria
superior, casi mecánica.
La culpa en un contexto meramente humano, es el resultado del
balance de cuentas de todo negocio.
Benjamín Franklin, de formación puritana, aunque dentro de la
perspectiva ilustrada, apuntaba sus fallos en una pequeña libreta que
siempre llevaba consigo.
El judaísmo introduce el sentido lineal de la historia y de la vida
cotidiana, una línea recta, dinámica qué avanza, aunque se quiebre por
caídas y revueltas, pero sigue siempre delante de modo que esa recta
aparece quebrada, progresiva y creciente.
Esa historia que comienza siendo espiritual y moral se amplia en la
cultura laica del progreso ilustrado.
Repetir la historia tiene que ver con el metabolismo y la animalidad que
es la caldera desde la que se da el salto hacia la libertad.
Ese salto empieza cuando te crees con firmeza que puedes cambiar y
mejorar.
Si se dan todo tipo de dificultades, se ponen trabas al desarrollo
humano de la juventud, no se está pensando en trabas sólo económicas
sino en orientaciones y tendencias destructivas. Son las multinacionales
y sus filiales, los estados que sólo piensan en incrementar el poder
adquisitivo de sus ciudadanos para que puedan comprar y consumir
retrayéndoles su diezmo de impuestos: comprar para consumir, consumir
para seguir comprando.
Los estados y sus padrinos, los magnates y sus multinacionales, son
muy responsables de crear un marco social de instintos y deseos
satisfechos, un marco circular que no puede ser franqueado sin perder el
aire vital.
Los estados combaten las drogas, el sexo y el supremacismo, pero se
alimentan de sus propios venenos.
Internet empieza a enseñar los dientes porque sin una tutela eficaz,
castra a niños y jóvenes que aprenden rápido el placer letal de caer y no
levantarse: La familia resulta una montaña de difícil escalo.
No es cuestión de presupuesto, tampoco de volver a una tradición,
muchas veces inventada. No es cuestión de prohibir sino de formar el
carácter que algunas leyes del Gran Hermano consideran represivas.
Mientras se prefiera la Naturaleza a la Historia, seguiremos dando
vueltas sin la menor idea de lo que es progresar o trabajar que es lo
mismo.