viernes, 3 de mayo de 2024

¿Sobrevivirá Occidente?

 Artículo publicado en el periódico Ideal el 9-4-24


Las elecciones rusas sugieren una reflexión general de ese conflicto

de civilizaciones del que hablan los historiadores.

Desde Pedro el Grande y Catalina, el país no ha vivido nunca una

democracia normalizada. El Estado de Derecho, el garantismo jurídico, la

economía libre y el respeto a la ley por la autoridad, son algunos rasgos

que permite distinguir una democracia de un montaje político.

Si echamos una mirada al ancho mundo, no vemos esas características

en Oriente Medio y en los países islámicos desde Sudán y Egipto hasta

Indonesia. Más allá contemplamos el comunismo chino y vietnamita como

dictaduras en mayor o en menor grado. Se suman los países del Sudeste

asiático y se excluyen Corea del Sur, Japón y Australia como

consecuencia del final de la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué ocurre en esos grandes espacios en donde la Tradición ha

resultado muy resistente a la Ilustración?

En la mayor parte de esas naciones, el miedo acompaña a la vida

cotidiana y ese miedo es innato, congénito. El tranquilizante es común a

todas las dictaduras: el orden establecido, el sometimiento al que manda,

(cualquier cosa que mande) porque el orden proporciona una seguridad

psicológica “que vale todo el oro el mundo”.

La religión en cuanto se somete al Estado, se convierte en sostén de

una moral en donde el obedecer al Estado es obedecer a Dios.

Oriente y sus lenguas pictográficas, le inmoviliza en la pasividad y los

detalles que hace de sus lenguas siníticas, una artística caligrafía de

difícil comprensión. La pluralidad de dialectos, además, dificultan la

comunicación.



Occidente es obra de los pueblos indoeuropeos y los pueblos

germanos que asimilaron la mentalidad griega y el derecho romano y que

forman el origen de la civilización occidental.

El Cristianismo se fusionó con esta corriente (El Sacro Imperio

Romano-Germánico) y ayudó a constituir una cultura como el

Renacimiento que es una maravilla de contemplación estética, semilla de

la ciencia y la tecnología.

La libertad que es la marca que define lo occidental, empieza con el

alfabeto semítico que no es estético sino abstracto. Pocas pinceladas

permiten construir palabras y frases que apuntan a lo universal mientras

que los pictogramas de Oriente muestran los detalles, lo singular.

La abstracción es la condición sine qua non de la libertad porque

cualquier concepto no nos fija en el papel, sino que nos abre muchas

posibilidades. Un árbol no es este árbol sino todos los posibles y, a la

vez, ninguno. Siempre hay opciones y alternativas. Términos como

“destino” “karma”, que impregnan el espíritu ruso o hindú, de modo

similar, el vacío y la nada, del budismo. Estas filosofías religiosas siempre

se amparan en autocracias.

Occidente padece, por exceso, de su mayor virtud, la libertad. Todo lo

excesivo, incluso la libertad, se convierte en libertinaje. Esta es la

enfermedad de Occidente.

Rusia, China, la India, Irán y Corea del Norte han iniciado unas

maniobras militares nada menos que en el Golfo de Omán que es el paso

obligado hacia el mar Rojo. Una ostentosa manera de dar a conocer quién

está con quién.

Europa centra sus valores en el estómago y en lograr el punto perfecto

de cualquier cócktail.

Oriente tiene todo por ganar y la ilusión por conseguirlo. El miedo

agarrota a Europa: véase sino la partida de 23 mil millones de euros que

Dinamarca ha votado para rearmar a su Ejército.

No es tiempo de revoluciones sino de okupaciones. Por unos u otros

medios, Europa carece de la fuerza suficiente para pedir “¡Socorro!”

Nos lo evidencia la legislación que Macron impone para menguar el

déficit, abriendo paso al aborto libre y a la eutanasia fácil para los

enfermos de ELA.

Los “valores” de la UE.

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