Artículo publicado n l periódico Ideal, agosto 2024
La JEC de Venezuela ha validado la “victoria” de Maduro porque no es
más que un negociado de la Dictadura.
Existen formalmente los tres poderes, una Constitución y un TC. Pero
se trata de meros formalismos.
¿Qué es una dictadura?
Una definición académica, en el mundo actual, iría en la línea de la
concentración de los poderes del estado en una sola persona o equipo.
La consecuencia inmediata cuando esto ocurre es que los cargos
públicos son nombrados unilateralmente por el poder. Se crea así un
tejido clientelar en el que el que manda, por instinto de supervivencia,
trata de extender su “espacio vital” mediante nombramientos de personas
afines que, al deberlo todo al Poder, también por instinto de
supervivencia, se convierten en las columnas y ladrillos del sistema.
Entre las dictaduras hay diferencias de cantidad y cualidad. Estas
diferencias dependen de la coyuntura respectiva.
En los estados dictatoriales los hay que se presentan como
democráticos y guardan todas las formas de la democracia liberal. Un
ejemplo es Israel o Venezuela.
¿Cómo saber dónde uno se encuentra?
Un método que falla pocas veces, está en observar la mirada del que
revisa tu pasaporte. Si fija la vista en tus ojos, no baja la mirada y te
obliga a recoger el documento que se le ha caído a él, tienes muchas
posibilidades de estar en un régimen dictatorial.
Hay como en todo, variantes.
En ocasiones, cuando te revisan el pasaporte, no te miran a los ojos,
bajan la mirada y te llevan de aquí para allá como si fueras una cosa.
En los estados totalitarios o autocracias, la población civil, nacional o
extranjera, se divide en dos clases que se definen con claridad meridiana:
los afectos al poder y los desafectos.
Ser afecto al poder, en ocasiones se distinguen incluso por la ropa que
llevas: Unos visten de progresistas con peinados inconfundibles y otros
de pequeños burgueses.
Esa mínima diferencia puede hacerte sospechoso y empezar un
itinerario del aeropuerto a la comisaría, de la comisaría al calabozo y si no
hay nada de que acusarte, te suelen devolver a tu país.
En la UE entre ser ciudadano o ser extra-europeo, el trato varía
totalmente. Si eres africano o asiático, ponen todo tipo de dificultades,
llegando fácilmente a la violencia sin distinción de género, edad o raza.
El turismo suaviza las formas, siempre que la pinta del turista no sea
algo estrafalaria.
La Dictadura es una máquina que, a veces, trabaja en nombre de la
Humanidad, sacrifica todo por el colectivo, pero las personas concretas
son solamente “masa” que sirve para elevar ambones y tarimas.
En alguna medida, la burocracia moderna que en nuestro país se gestó
en el siglo de Oro, es un concepto opuesto al de democracia. Felipe II y
luego Felipe V, establecieron entre el pueblo y el rey, una muralla de
papel, semejante a la que ahora mismo agobia al ciudadano.
La era digital y lo que se ve venir de la IA, hace del pueblo una grey de
hombres y mujeres controlados, vigilados, pesados y medidos.
La recaudación fiscal es una de las razones más poderosas que
mueven esa máquina sin conciencia, enemiga de la Humanidad.
Añadamos las relaciones boca a boca que van estableciendo la red
clientelar de cada ciudadano con el padrino, que vive de sus clientes
como hicieron Cervantes, Lope, Góngora y Quevedo, que vivieron de los
suyos.
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