viernes, 26 de febrero de 2021

Palabras de doble filo

 Artículo publicado en diciembre de 2020, periódico Ideal

Las false news, los bulos que al parecer invaden las redes, no es fácil que hagan subir la Bolsa o que consigan invertir la tendencia del cambio climático. O sea que la magnitud de su eficacia es discutible.

Los Gobiernos, sin embargo, o mejor sus gabinetes de marketing,  saben que son más útiles las palabras falsas, las words/ swords, lo que podemos interpretar como palabras de doble filo semántico. Tienden  a emplear los términos en un sentido convincente para el oyente pero ocultando el sentido malicioso.

Veamos algunas de ellas.

En la Ley Celáa se habla de la “integración” de los alumnos de educación especial en la enseñanza normal. En nombre de la igualdad que se quiere entender como justicia, los deficientes, síndrome de Down, paralíticos cerebrales, etc. van a propiciar una revolución en la enseñanza, revolución que  como todas las revoluciones será progresista y que como todo lo progresista será el sumum de la felicidad.

Podemos observar que hemos empleado varias palabras entrelazadas que tienen todas ellas doble sentido y que en el paradigma del progresismo global, se sobreentiende que son todas benéficas y deseables y que quien no lo crea así, es un negacionista despreciable.

 De la integración- todo se puede integrar con todo- pasamos a la igualdad que todos sabemos que es ápice de la justicia como se demuestra en el valor que alcanzan los títulos obtenidos con suspensos si los comparamos con aquellos que llevan detrás mucho estudio y esfuerzo.

Palabras tan nobles aplicadas a los alumnos deficientes, ignoran el alto nivel alcanzado por la educación especial que en los últimos cincuenta años, ha conseguido con profesionales especializados, instrumental adecuado, grandes adelantos, haciendo hablar a los mudos y hacer andar a los cojos.

Lo que no se ha conseguido en el ancho mundo es hacer iguales a los diferentes.

Muestran un gran corazón los que quieren igualar a los tetrapléjicos con la normalidad estándar. Como lo mejor es que los deficientes sean normales, lo obvio es introducir en cada aula de niños o jóvenes sin problemas junto a aquellos otros cargados de problemas.

Ya dijo el Sabio que lo mejor es en muchas ocasiones, enemigo de lo bueno y esto es ciertamente a lo que vamos.

             El lado oculto de la palabra integrar es el significado “ahorrar”. Si de un plumazo se elimina la educación especial y la pedagogía terapéutica que tantos años de investigación y experiencia han costado en España, conseguiremos equilibrar el presupuesto y disminuir el déficit.

Es otro asunto pero lo mismo cabe decir de la “muerte feliz” mero marketig con vistas al presupuesto.

No sólo la motivación económica anda en este doble juego de los términos sino también el proyecto global de uniformar al personal en el marco de los ideales más nobles.

Tampoco se atiende a lo que opinan los padres de las criaturas, aunque sabemos lo que opinan sin que nadie se lo pregunte.

También es colosal el daño que se hace a la enseñanza en general al “integrar”, por mor de la justicia los que no pueden ser integrados. Los deficientes o “simplemente “diferentes”, se frustrarán en un aula de alumnos “no diferentes”, a la vez que estos alumnos “normales” retrasarán su avance en el programa.

Esa igualación se vende como bondad y justicia y es un daño positivo para los iguales y los menos iguales.

Hay expresiones que ocultan lo que manifiestan y en tanto lo manifiestan. Así como la investigación de los bulos ocultan la censura.

 

 

 

 

 

 

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