domingo, 30 de junio de 2024

Democracia formal, democracia “real”

 Artículo publicado en el periódico Ideal, junio 2024


La democracia fue posible gracias a la aparición de ciudades-estado.

Eran frecuentes en las costas mediterráneas, donde el tráfico comercial,

requirió una administración de los ciudadanos por sí mismos y fue

anterior a los griegos. La base económica que la hacía posible es la mano

de obra esclava.




La esclavitud era considerada como un hecho normal y avalado por las

leyes. Las razones por las que un esclavo se constituía como tal, era el

impago de deudas o por pertenecer a los vencidos en una guerra e

incluso por ofrecerse a un señor como esclavo por no poder alimentarse

ni trabajar.

El estado permanente de violencia en la Roma en el siglo II y luego en

la Alta Edad Media, obligó progresivamente a establecer el régimen feudal

por el cual los señores juraban fidelidad a otros señores más poderosos y

los pequeños jornaleros se sometían a alguien más fuerte que ellos.

Todos juntos formaban una pirámide de poder, en donde curiosamente,

el poder era más débil en la cúpula de la pirámide y el señor formalmente

menos poderoso es el que ejercía el poder con mayor eficacia.

Este sistema de autodefensa social, política y militar, se mantuvo hasta

el siglo XI-XII y se deterioró y liquidó en Occidente, aunque en Rusia

funcionó hasta el siglo XIX.

El surgimiento de los estados nacionales, concentró el poder en lo alto

de la pirámide, a lo que debe sumarse la aparición del dinero como fuente

de poder procedente sobre todo del comercio con Oriente. Estos hechos

propiciaron el aumento de la población, mayor prosperidad, nacimiento

de las ciudades con sus ayuntamientos, sus catedrales y universidades

que eran como focos de autodeterminación en una sociedad todavía

apoyada en la fuerza militar de los nobles, a quienes el rey otorgó

grandes tierras en pago de sus servicios de guerra.

La pirámide-lo que se llama el “Antiguo Régimen”- se vino abajo, no

por enemigos externos sino por movimientos internos, dentro de los

cuales destacaban los juristas, los filósofos, los hugonotes, los

jansenistas y como contrapunto, los jesuitas.

Frente a la fuerza de los hechos, la historia y la tradición se levanta la

fuerza del Derecho y las Leyes cuyos pilares son: la igualdad, la libertad y

la humanidad (fraternidad).


El Estado de Derecho trata de fundamentar estos “desiderátum” en la

Declaración de Derechos Humanos (individuales), separación de poderes

y principio de legalidad (nadie puede ser juzgado sin una ley previa a los

hechos)

Este Nuevo Régimen se plasmó por primera vez en los Estados Unidos

y luego en Francia y en los países sometidos por Napoleón.

El liberalismo de la época presuponía que el ciudadano con derecho a

voto debía ser “ilustrado”, lo que iba unido a un nivel de renta. Quedaban

excluido el 90% de la población.

Se era progresista porque se podía votar y en la medida que crecía la

renta, los progresistas eran conservadores y los que querían elevar su

nivel se llamaron demócratas (o moderados y exaltados en España)

Los demócratas, pasaron a republicanos que tenían en frente a los

moderados antiguos que ya eran conservadores y preferían la monarquía.

Este juego de fuerzas (delante-detrás-delante) ha llegado hasta

nuestros días.

Estos, nuestros días, recuerdan lo que Víctor Hugo describe con gran

estilo en “El 93”: los panaderos valen como generales y los generales

como panaderos, aludiendo a los cambios sociales ocurridos en aquella

Revolución. Lo vimos aquí en nuestra guerra civil y aun mucho después.

La democracia que se escribe en los papeles, es la democracia formal

que siempre encuentra su opuesto en la democracia de los intereses, la

democracia material que algunos llaman “real”.

El Estado de Derecho dobla su rodilla ante los republicanos y ahora

sólo cabe esperar ante quien doblarán la rodilla, estos últimos.

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