Artículo publicado en el periódico Ideal, junio 2024
Convencido de que este país es un enfermo sentimental, Pedro, con
la frialdad de quien maneja los tiempos, se ha inventado un curioso
protocolo: comunica al Rey que se lo va a pensar, se hunde en la
meditación, vuelve a informar al Rey de lo que ha decidido y por último
difunde un comunicado en los medios que no se va y que todo será como
antes, pero con una gran fuerza moral.
Es fácil entender que en el desenvolvimiento de este protocolo hay un
componente escénico importante. No es fruto de su retiro, sino una de
tantas estrategias de supervivencia según reza su propio manual.
Ese paseíllo de la Moncloa a la Zarzuela y viceversa, tiene la función de
crear un estado psicológico de alarma semejante al que forzó durante la
pandemia, teniendo al país en vilo ante una decisión transcendental. Y
vuelta a lo mismo, como si los cinco días no hubieran existido.
Es jugar con el Rey, con la prensa, con los ciudadanos, tenidos
también por sentimentales y banales.
Pero Sánchez dirige la orquestina y los músicos palmean
convincentemente, aunque los instrumentos no suenan, porque los
ministros no están en sus despachos sino en la sede esperando con
ansiedad que decide el líder, de cuya decisión dependen sus nóminas.
“No vale la pena seguir en medio del fango”-dice, pero en la realidad el
héroe sigue en medio del fango para abanderar una campaña de
regeneración moral.
“Feijoo es el único español que no quiere ser Presidente del Gobierno”
Y soltó una carcajada con tantos matices, que merece un análisis
psicológico de expertos.
Ya sabemos que Sánchez sí quiere serlo, pero a cualquier precio. Lo ha
dicho él mismo y lo evidencia a diario.
Tras el asalto al cielo, como Sísifo, vuelve al suelo a desenredar el
nudo gordiano que él mismo ha anudado y que tal vez como Alejandro,
corte a golpe de sable.
El laberinto que ha construido no tiene fácil arreglo porque los
crucigramas y laberintos, si son buenos, están hechos para que no los
resuelva el más listo del lugar.
Así, por ejemplo, las frecuentes giras para alcanzar el favor de los
gobernantes occidentales, no le han servido ni para propaganda puesto
que le han ignorado, salvo la felicitación de Hamas.
Los medios occidentales, tanto de USA como de Europa, no le dicen
nada bonito y tiene asegurada la inquina judía como la de Irán y Argelia
por su cambio, nunca explicado, de la política española en el Sahara.
¿Cómo manejará la amnistía?
En el tema del constitucionalismo, Sánchez tiene que amnistiar para
continuar. Para el manejo de la imagen y las formas, empleará todo tipo
de interpretaciones que los palmeros de turno aplaudirán como
“jurídicamente impecables”.
Quedan los jueces y periodistas. Queda el giro conservador en Europa,
quedan las elecciones norteamericanas, queda el paro y la Deuda, apenas
camufladas, queda Rusia de la que al parecer somos enemigos.
Desde el punto de vista del socialismo que recurre al populismo como
último recurso para salvar los muebles, “los expertos” como Tezanos
deben saber sobradamente que no estamos ya en el siglo XIX y que ya no
hay, gracias a Dios, obreros hambrientos y explotados minados por la
tuberculosis.
A pesar del retroceso de las dos últimas crisis económicas, el signo de
nuestro tiempo es: el móvil, la tarjeta de crédito, el coche eléctrico y el
patín.
El socialismo tradicional carece de masas como vimos en las últimas
manifestaciones.
Ofende, sin embargo, a nuestro honor e inteligencia que nos tomen por
tontos.
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