Artículo publicado en el periódico Ideal en agosto 2019
domingo, 3 de noviembre de 2019
¿Quién manda en el Reino Unido?
Los ingleses son un caso único en el constitucionalismo
mundial. La razón es que desde la Gloriosa Revolución de 1688 que implantó el
parlamentarismo liberal, no ha sufrido ninguna otra revolución. Es importante recordar,
sin embargo, que la Revolución Francesa no le afectó en directo y como es
natural, tampoco la Constitución norteamericana.
El Reino Unido ha atravesado esas dos revoluciones sin
que una u otra ideología cambiaran su manera de gobernarse.
La actual crisis-el breaksit- fue desencadenada por el
nombramiento de David Cameron como primer Ministro por la Reina Isabel II. La
Reina tiene la prerrogativa de designar al Premier y también la de disolver las
Cámaras.
De entrada, el Reino Unido, se incorporó a la Unión
Europea a su manera, o si se quiere “malamente” porque no adoptó la moneda ni
el sistema métrico decimal y otras historias que pueden parecer menudencias.
Este país funciona más como un organismo vivo que como
andamiaje o como una planta industrial.
Los europeos y menos los españoles, no acabamos de
comprender la solidez de un sistema que ha superado victorioso dos guerras
mundiales con muchos millones de muertos.
En Francia han tenido hasta la V República muchas formas
de gobierno en el siglo XX, lo mismo ocurre en España en que cambiar o
suspender la Constitución se ha hecho cuatro veces en este mismo siglo.
Curiosamente regidos por la norma del precedente judicial
y legislativo, mantienen un régimen democrático, basado en elecciones por
pequeñas circunscripciones y siempre sobre la base de la mayoría simple.
Cierto que desde aquella fecha de la Gloriosa, el
principio fundamental es la soberanía del Parlamento pero la Reina puede disolverlo
en cualquier momento y nombrar primer ministro a quien quiera.
En los sistemas europeos el rey o el Presidente de la
República necesitan del refrendo del Jefe de Gobierno casi para todo. En Gran
Bretaña funcionan al revés como los automóviles por las calles que van por la
izquierda.
La Reina se deja asesorar por el Premier que no es lo
mismo que ser refrendada por él.
Esto ocurre, además
en cuestiones gravísimas como declarar la guerra y hacer la paz, nombrar a los
oficiales del ejército y comandar las Fuerzas
Armadas.
¿Cómo es posible una forma tan fuera de tiempo? Se
preguntarán muchos.
Por una norma no escrita que impregna todas las costumbres
constitucionales no escritas: la “property” que puede significas varias cosas: corrección-como
en el castellano “obrar con propiedad”, buena educación y sentido común.
La Reina está siempre en la sombra pero no como candelabro
apagado sino como un grupo electrógeno en el sótano.
Toda la vida pública lleva el Visto Bueno de la Reina: la
elección de los jueces que forman el Consejo privado que desempeña las
funciones de Tribunal Supremo, los obispos de la Iglesia de Inglaterra que son
elegidos por la Soberana. Son los “lores
espirituales” de la Cámara Alta que al fin y al cabo sirven a un estado
confesional, donde la soberana es la cabeza espiritual y temporal.
Todo con mucha “property”, siguiendo las costumbres y con
el consenso o anuencia de unos u otros.
Queda claro sin embargo que en un momento dado, según
normas no escritas, la Reina puede disolver el Parlamento o prorrogar su
período legislativo, como ocurrió en la segunda guerra mundial.
La Unión Europea tiene otra tradición que podemos referir
al Código Civil de Napoleón y que ha sido el molde para todos los Códigos
civiles del mundo. El liberalismo a la francesa, es la verdad absoluta y
Napoleón es su Profeta lo que significa que podemos diseñar la sociedad a
muestro gusto.
Los británicos no se dejan diseñar por Bruselas. Este es
el fondo.
¿Cómo saldrán los ingleses de lo que nos parece a los
europeos un callejón sin salida y los
británicos creen que es la cosa más lógica y correcta del mundo?
¿Cómo dos sistemas democráticos pueden echar chispas al mero roce?
Los ingleses son constitucionalistas, sin Constitución,
se adaptan a las circunstancias.
¿De qué sirve una Constitución escrita si se interpreta
al revés del espíritu e intención de los que la fundaron?
Aunque los Estados Unidos se inspiraron más bien en los
principios de la Revolución Francesa, heredaron de los ingleses el modelo jurídico
de precedente judicial y lo respetan escrupulosamente.
El Presidente Trump quizá tenga menos poderes que Isabel
II pero goza de mayor poder de lo que se suele creer. Depende del Presupuesto
del Congreso pero tiene una capacidad ejecutiva de acciones importantes. Es
posible destituirlo por impeachment pero no es tan fácil. Le ocurrió a Nixon,
precisamente por una falta de “property”
No está prevista la sustitución de Isabel II. No hay
precedentes desde la caída de los Estuardos mediante una guerra civil.
Sobre todo, no es posible, porque la Reina es una pieza
clave de todas las funciones del Estado. No es simple florón.
Ahora mismo la Cámara de los Lores-que solemos creer que
es una inútil antigualla- está debatiendo el Proyecto del Gobierno para suavizar
la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. La idea es prolongar las
sesiones intencionadamente para que los Comunes, que son los que deciden, no
les quede tiempo para ponerse de acuerdo.
Todo para que los coches de Londres sigan circulando por
la izquierda.
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