Artículo publicado en el periódico Ideal, octubre 2020
La votación negativa que hubo de asumir el Gobierno con motivo de su pretendido propósito de confiscar los superávit de los Ayuntamientos, no es una cuestión baladí ni puede reducirse al área municipal.
Los 193 diputados votaron contra el Real Decreto ya en
vigor frente a 153 diputados de la Coalición.
Este insólito resultado permite un diagnóstico en profundidad
de nuestra realidad socioeconómica.
En primer lugar, se nota que las cuestiones evidentemente
esenciales, pasan por encima de las ideologías.
La pandemia, pone
a nuestra salud en la cuerda floja y hasta los más reacios, pueden llegar a
reclamar la ayuda de los rastreadores de la UME.
Le sigue en importancia el dinero que hoy por hoy, sea en
efectivo o en plástico, viene bien a todos los bolsillos sean de derechas o de izquierdas.
También es sabido y es comprensible que Podemos apoyó la
convalidación del Decreto para no romper la Coalición, ya malherida.
El diagnóstico que cabe hacer en el marco sociológico y
económico es que la estructura de España es conservadora, liberal y de
derechas.
El espejismo de los grandes eventos secesionistas, único
apoyo de Sánchez, pasan a un segundo término cuando aparecen dos factores
simples: la salud y el dinero.
El PNV y los herederos de Convergencia son partidos
conservadores y liberales. Tanto Esquerra como sus antípodas, Ciudadanos
pertenecen a la pequeña burguesía y clase media baja.
Este trasfondo sociológico se corresponde en grandes
líneas con los de la Derecha clásica, más o menos centrada.
Si recordamos la base histórica que apoya al
independentismo, eso explica muchas cosas: los antecedentes directos del PNV es
el carlismo histórico y su defensa de los Fueros desde las alteraciones de
Aragón en tiempos de Felipe II y de su secretario, Antonio Pérez.
Cataluña, por otra parte, fue un área atravesada por el
carlismo durante el siglo XIX.
Este linaje histórico permite entender la pertinacia de
estos independentismos.
El paso del carlismo vasco navarro al nacionalismo
demócrata-cristiano del PNV, se desarrolla en el siglo XX, o antes, en torno a
la Segunda República.
Los Fueros catalanes, bandera del carlismo, conservan de
él, la defensa de su personalidad histórica, el conservadurismo social y
económico que es la traducción moderna de los ideales del Antiguo Régimen.
Ciudadanos cometió un error histórico al dejar Barcelona
por Madrid, se corresponde con una clase social de pequeños empresarios,
comerciantes y autónomos que no fueron “reeducados” por la inmersión
lingüística de Pujol.
Añadamos que gran parte del clero vasco y catalán es, de
toda la vida, nacionalista y ello permite entender por qué en Cataluña y en el
País Vasco la escuela concertada, está más valorada que en otros territorios
Según este sencillo esquema y en la inmediata carrera
para aprobar los Presupuestos, la Coalición lo tiene más bien “crudo”.
Por encima de soflamas y banderines, la salud y el
dinero, marcan la ruta.
España no va estar fuera del contexto europeo como lo
estuvo desde 1947 a 1953. Dependemos, afortunadamente, de Europa que no va a
andarse con palabras huecas y “postureo”.
Europa es
conservadora en Francia y Alemania y ultraconservadora en Vicegrado y en Rusia.
Nada va a cambiar. Todo va seguir como está. Sánchez no podrá programar
un socialismo duro, salvo en cuestiones de género, eutanasia, laicismo. Por eso
necesita a Franco y paradójicamente a Pablo Iglesias porque Franco es su “padre”
e Iglesias, su “progenitor.
Unos caídos, otros caerán.
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