Artículo publicado en el periódico Ideal el 12 de febrero de 2023
Las bolas de fuego, los asteroides, los cometas y otros bailarines
aparecen en torno a los personajes principales, el sol, la luna y las
estrellas.
Pero hasta esos personajes importantes que asombrarían a los
hombres desde que hay humanos, se sorprendieron al observar que
un bello globito que parecía de reciente fabricación y no de la
explosión primigenia del Big Bang, flotaba esperando a que un niño lo
tomase con su mano y se lo llevase a su cuarto de juguetes.
Es curioso que tan bonito juguete bandeaba a 18.000 pies de altura
demorando su marcha sobre un depósito de misiles en los Estados
Unidos.
Y luego apareció un segundo globito que los propietarios se
apresuraron a aclarar que es sólo de naturaleza meteorológica.
Los americanos que tiran a matar por tradición, como nosotros
corremos ante los toros, no han dejado de notar esa anomalía y han
suspendido la visita inminente del Secretario de Estado a Pekín hasta
ver si los globos son lobitos disfrazados.
La prudencia es la virtud política por excelencia, aunque para los
griegos era la amistad. A pesar de los avances tecnológicos nuestra
prudencia parece miedo cuando nos aseguramos contra todo evento y
nuestra amistad no mira al otro sino al propio ombligo.
Los ladrones, los okupas, los hackers, la vieja del visillo, todos
quieren hurtar la intimidad.
El siglo XXI es el siglo del espionaje por todas las bandas.
Espiamos los programas de los otros, las tesis doctorales, falsifican lo
último de París con marca de Pekín y queremos saber todo de todos.
Sólo quedan los confesionarios, cajas fuertes del alma, en donde
nadie oculta sus fardos y nadie vende información.
Hasta se proyectan paredes transparentes para facilitar la vida a los
que quieren ver tras los antiguos muros de sus moradas.
Kissinger opinaba en su libro sobre China que los chinos son poco
belicosos y que lo suyo son más bien los negocios y la infiltración
económica mediante todas las modalidades del “todo a 100”.
De todos modos, Taiwan está alarmado por las constantes
intrusiones del gigante asiático por antonomasia. Taiwan viene a ser
para los chinos como para nosotros Gibraltar.
Los globos meteorológicos son sombras chinescas cuya única
verdad son los juegos de manos.
El papa Francisco en su viaje apostólico 40º trata de convencer a
los pueblos más pobres de la tierra que dejen de matarse y se pongan
a lograr la paz por encima de las rencillas tribales.
¿Es posible pacificar África? El Papa no puede, pero Dios, sí. Los
países que no han padecido la Revolución Francesa no han
desarrollado el proceso social político y religioso que ha llevado al
bienestar social que tanto echamos hoy en falta.
Nos quejamos de vicio, pero lo cierto es que, salvo la creciente
inseguridad ciudadana y el avance de la suciedad en las ciudades,
tenemos menos guerras que en África donde las etnias, los clanes y
las tribus son “modelos de familia” que nuestros políticos no han
tenido en cuenta.
Los clanes de narcos, las ciento cincuenta etnias que hay en el
Campo de Gibraltar, los lobbies económicos y corporativos, los
liberados sindicales y tantos otros grupos semimafiosos, andan
sueltos sin el menor control del Estado. Hay muchas mafias, decía
uno, pero no se puede estar en todas.
Es bien sabido que los espías se espían unos a otros, pero tanta
información y contrainformación, no evita que los vagones en
Cantabria no entren por los túneles.
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