domingo, 9 de marzo de 2025

Desafío a Europa

 Artículo publicado en el periódico Ideal, marzo 2025


En el presente se palpan tres modos de entender la política mundial

que se corresponden curiosamente con tres continentes o segmentos de

continente: Estados Unidos, Europa occidental y Euro-Asia. Esos tres

“espíritus” no corresponden tanto a ideologías heredadas, cuanto a

modos históricos de ser.








Hay países tan fieles a su propia identidad que parecen no mover su

punto de vista, en dos o tres siglos. En torno a esos conceptos nucleares

de la existencia, orbitan otros pueblos que se mantienen más o menos

cambiantes, en función de su dependencia de aquellos tres primeros.

América, en primer lugar, entiende por libertad la conquista, el trabajo y

los valores individuales. En torno a ese núcleo temático giran países de la

órbita occidental y del mundo anglosajón.

Europa occidental tiene su propia fuente con la que se identifica: la

revolución burguesa y los contrapesos sociales que ha ido creando el

sindicalismo en los dos últimos siglos.




El tercer espíritu se corresponde con Rusia, un espíritu que ha

mantenido sobre todo en Asia y China. Históricamente ha tenido que

resolver el problema de gobernar grandes masas y lo hizo por el camino

del Imperio y del totalitarismo, legitimándose con frecuencia en la

religión.

El advenimiento de Trump, en su segundo mandato, ha sido como un

palmetazo en la espalda de Europa y una mano tendida al continente

asiático que, solo superficialmente, la tecnología ha barnizado de

democracia.

En la II Guerra Mundial, el Imperio Británico necesitó de los

norteamericanos y de los recursos y hombres de la Commonwealth.

Podemos releer las desgarradoras súplicas de Churchill y del mismo

Stalin, requiriendo el desembarco de los Estados Unidos. Normandía y

Stalingrado fueron los hitos que decidieron la victoria.

El resultado fue el hundimiento del Imperio británico y el auge de la

URSS.

Los americanos tomaron el relevo en la dirección de Occidente, siendo

el beneficiario de los antiguos imperios coloniales europeos.

En Usa, se desarrolló con el tiempo, un espíritu asimilable al europeo

occidental que representó Roosevelt. Es el espíritu del partido demócrata,

tendente a potenciar los derechos civiles y sociales.

El cambio, motivado por la inflación, las guerras y el gasto público ha

devuelto a los americanos a sus raíces: el liberalismo salvaje sin


miramientos, ante la tímida sorpresa de dama ofendida de la Europa del

bienestar.

El éxito de la economía americana se debe a que no viene recargada

por los costes sociales que conlleva la Educación, Sanidad pública y el

sistema de Seguridad Social.

Es la filosofía darwinista de la selección natural, “que sobreviva el

mejor”.

El enemigo de Europa-dice el Vicepresidente Vance- está dentro de la

misma Europa y se refiere, sin duda, no a la Extrema Derecha sino a esos

valores que comparten populares y socialistas que consisten en igualar a

todos por la miseria a la que parecen guardar un respeto erótico.

Asia y todas sus modalidades de pensamiento, se caracterizan por

preferir el todo por encima de la parte y por el aguante de sus pueblos.

Si es verdad que Trump abandona Europa al arbitrio de Rusia, vamos a

saber lo que es mandar y ser mandado.

La diosa razón deja su trono en Notre Dame y no hay divinidad que

pueda ocuparlo sin sonrojo.

USA venderá armas a los europeos y éstos tendrán que poner su carne

en el asador. Su carne, su verdura o su pescado, dada la complejidad de

los tiempos.