domingo, 10 de marzo de 2024

Natalismo

 Artículo publicado en el periódico Ideal, marzo de 2024

La familia es una entidad natural, una especie que debe ser protegida
por su riesgo de extinción. No se trata de una forma de vida ancestral que
transmite la existencia y que puede ser mejorada por la Inteligencia
artificial, pues la genética nos ha mantenido en este planeta cerca de
cuatro millones de años.

Familia o familias - Instituto da familia
La familia humana, monogámica, de un hombre y una mujer
dispuestos a tener cuántos más hijos se pueda, ya no es simple fruto de
los genes sino de la cultura que la educación ha configurado en el
Occidente cristiano, desde las Montañas Rocosas a los Urales.
Eso que llaman heteropatriarcado, ha permitido una serie de cambios
revolucionarios que no son pensables por otras formas de organización
social. Veamos algunos rasgos:
1) La monogamia deja a la mujer señora del hogar, sin la rivalidad de
las concubinas.
2) La igualdad jurídica es el marco de la diferencia funcional.
3) Traer hijos al mundo es el bien común de la familia en donde lo
emocional y pasional se pone al servicio del crecimiento social.
4) La formación esencial de los hijos como personas, se realiza en los
primeros años de la vida que marcarán a la descendencia. Es el
momento en el que se crean en los niños, los hábitos que hacen
posible la libertad.
5) Niñas y niños se forman imitando el ambiente del hogar con un
modelo paterno que les da seguridad y un modelo materno que los
acoge en los contratiempos.
6) El amor de los padres es contemplado con toda naturalidad por los
hijos que les da tranquilidad y seguridad y les permite afrontar los
cambios y sorpresas como retos que no permiten “encogerse” a un
hombre o mujer “de verdad”.
7) El “arranque” de este proceso, parte de una pareja, chico y chica,
que se gusten y se amen, a la vez que conscientes de la historia
que van a crear se preparen para una profesión que permita una
base económica sostenible.
Estos postulados no son recetas de autoayuda, sino que las familias
los han practicado durante milenios y que el Cristianismo protegió y
sacramentó.
¿Caben otras formas de transmitir la vida biológica y espiritual?
Desde siempre las combinaciones son casi infinitas pero las que
consiguen mayor nivel de felicidad, bienestar moral y alegría son las que
responden a ese modelo que se describe arriba.
Tengo muy cerca docenas de familias con muchos hijos y que pueden
con todo, con la carestía, la falta de vivienda, el ambiente pesimista del
entorno y la ausencia de ayudas estatales. La vida les da tiempo para
hacer de su familia una muestra amable de que se puede ser feliz,
haciendo felices a los demás.
Los problemas de los jóvenes tienen su verdadera raíz en la falta de
motivación y esto no nace de los propios jóvenes sino de sus padres. Si
en la casa se palpa tensión, los hijos tendrán tensión, si hay indiferencia,
los hijos serán desamorados, si se hacen “trampas”, serán tramposos.
La juventud del bienestar está herida, víctima de la depresión que, a la
vez, es alimentada por el alcohol, la droga y esa solidaridad de los
estériles que llaman “botellón”.
Los gobiernos, los padres de la patria, no dan ejemplo y no sienten la
necesidad de ayudar a las familias numerosas y esperan encontrar en la
inmigración el sustituto de la falta de niños.
El paro, el suicidio juvenil, la delincuencia no se resuelven con migajas
presupuestarias sino volcándose en las familias, raíz de la vida social
feliz.

El colapso oceánico y la política ambiental

 Articulo publicado en el periódico ideal, febrero de 2024

Investigadores de la Universidad de Utrecht, han publicado en
“Science” los resultados de un experimento de simulación con modelos
climáticos cuyo informe es espectacular.
Según el artículo, debido a la circulación oceánica del Atlántico
meridional, estamos a punto de colapsar su papel de regulador del clima.
Se espera un enfriamiento en Europa de 2ºC cada diez años.

El cambio climático muestra más efectos negativos: Octubre de 2023 fue el  más caluroso desde que se tiene registro - Radio Duna
Con ocasión de esta novedad, es preciso replantear nuestras inercias
sobre un tema que preocupa a todos.
La cuestión climática es un ejemplo de como la ideología y los
intereses que la publicitan, conducen al olvido de los elementos más
sensibles del bien común.
Vaya por delante que, releyendo la geología, el planeta Tierra ha
sufrido períodos de glaciaciones y calentamientos globales en gran
número cuyos testigos son los estratos geológicos respectivos.
En uno de esos calentamientos globales, la especie estuvo al borde de
la extinción, sobreviviendo en las costas de Sudáfrica, con menor
temperatura. Es obvio que no había contaminación ni sistema productivo
que la generara.
Ahora nos encontramos con una situación semejante a la de los
principios de la Revolución industrial: las máquinas desplazaban a
hombres, mujeres y niños en los telares ingleses que usaban como
materia prima la lana que venía de Castilla.
Cabía un punto de vista positivo: las máquinas mejorarán la condición
del trabajador y mejorarán el nivel de vida del conjunto. Eso ocurrió
desde luego, pero dos siglos después, y con un índice de mortalidad muy
alto por agotamiento, enfermedades, explotación, etc.
En este punto nos encontramos en el tercer milenio, con un período
intermedio de transición ecológica en el que desde hace muchos años se
ha creado una conciencia mesiánica y apocalíptica que propagan a la vez,
opaco mestizaje, los activistas idealistas sacrificados y las eléctricas,
junto con los partidos de izquierdas.
De oficio, lo que en principio eran orientaciones y recomendaciones,
se convierten en condenas que dividen a la ciudadanía en
“negacionistas”, “medionegacionistas” y “proclimáticos”, lo cual llega
hasta los currículos, las memorias y las tesis.

Esta presión claramente ideológica, choca con la realidad de la vida.
La planificación desde los despachos no es sólo propaganda sino un
intento de diseñar la vida según los proyectos en donde se especifican
las fases del proceso hacia un mundo libre de metano, el ideal de la
civilización humana.
Sin metano, sobran vacas y desde luego hombres, que también
difunden metano, no se comerá carne sino verduras que es más sano
porque lo han dicho miles de médicos.
La conciencia moral ha encontrado un nuevo fin último: el planeta y la
biodiversidad.
Los lobos son intocables, los corderos, no, el carbón y las nucleares
deben ser denunciados ante el Tribunal de la Haya.
Entonces surge la reacción del sector primario, del transporte que
tienen que cargar con el coste de la transición y a sumar todos los
ciudadanos que ven los recibos de la luz y de la alimentación, triplicados
en poco tiempo y una crisis alimentaria que llega hasta las ONGs y los
Bancos de alimentos.
¿Es humano que con el sueldo mileurista se lleve a la población a la
desnutrición?
Los mayores contaminantes, China, Rusia, USA, desoyen las
admoniciones. Dicen que las víctimas son los países pobres, pero el aire
de África está más limpio y es más azul.
El cambio climático, éste como tantos otros, debe ser afrontado con
las armas que nos dan la tecnología y el sentido social.
SI se funden los glaciares, lo positivo es pensar que habrá más agua.
Si no llueve, fabricaremos agua, si los países árabes contaminan,
inventaremos nuevos combustibles.
Pero el planeta es para el hombre y no, el hombre para el planeta.