Artículo publicado en Ideal, diciembre de 2021
lunes, 6 de diciembre de 2021
La izquierda de la izquierda
Si definimos la Derecha como la sentina de la corrupción, lógicamente la
superioridad moral cae de la parte de la izquierda. La corrupción, sin embargo,
no tiene fronteras y en su imperio tampoco se pone el sol.
Con estos presupuestos, la superioridad moral de la izquierda está,
retóricamente, asegurada.
El problema emerge cuando aparece la izquierda de la izquierda.
Ahí están los colores del arco iris al completo. O dicho de otro modo,
lo que une a independentistas, comunistas, anarquistas, no es una ideología pues
cada uno tiene la suya sino que el cemento de unión de la izquierda de la
izquierda, o izquierda auténtica, es la pureza moral, la pureza de intención.
Al fin y al cabo, la Derecha son los conservadores, reaccionarios al
cambio y que están en todas las listas de Pandora que en el mundo han sido.
¿Cómo una limpia conciencia moral no va a figurar en las filas de la izquierda
de la izquierda?
Un efecto colateral resulta puesto que la simple izquierda, la de toda
la vida queda a la derecha de la auténtica izquierda. Esto sin duda acaba por
sugerir la sospecha de que la corrupción se cuela también por las rendijas de
la izquierda. Aun así, la izquierda sospechosa siempre será una corrupta de segundo
grado pues la plenitud del concepto le pertenece históricamente a la Derecha. Romanones
a través de los gobiernos civiles de las provincias creaba clientelas, con
ayuda de los caciques de los pueblos. Ahora los tiempos han mejorado con la
tecnología y todo es más rápido e inmediato. En definitiva, se trata de
“colocarnos a todos” que esto es el pleno empleo por decreto-ley y de la noche a
la mañana.
Con ayuda de la creación ambiental de opinión, los trajes de Camps serán
una mancha indeleble, y si Interior espió a Bárcenas, le cubrirá de ignominia al
titular por siempre jamás. Uno pensaba que Interior espiaba de oficio.
Colocar a las esposas, a los amantes, a los amigos, asesorarse con cientos
de expertos. Eso, no lo hace la izquierda.
La única manera de callar esa voz silenciosa de la izquierdísima es
integrarla en el sistema que es como se resuelven en este país todos los
problemas: A los carlistas se les conservaron sueldos y condecoraciones, a los
batasunos, otro tanto. Sólo Franco no integró a sus enemigos. No quedaban.
La izquierda de la izquierda son los progresistas del siglo XXI que se
pasaban en el siglo XIX, a los moderados en cuanto mejoraba su renta.
Entre tanto ninguna concesión a la familia, a la religión y al trabajo.
Esto explica que falten albañiles, médicos, temporeros, camioneros y
jornaleros del campo.
En estas condiciones, ¿Cómo saber la verdadera cifra de paro (y de nada)?
Este gobierno va colocando a su izquierda más gente y viene a ser
sobrepasado por ella, por ejemplo, donde Errejón le supera en escaños en la
Comunidad de Madrid.
No hay nada que temer, Bruselas, nos apoya.
domingo, 24 de octubre de 2021
América, América
Artículo publicado por el periódico Ideal, octubre 2021
Es posible que los polinesios llegaran a la Isla de Pascua y de ahí
saltaran al continente. Cabe también que antes que los españoles llegaran
algunos mongoles a Alaska o los mismos vikingos a Terranova, pero eso
no es descubrir América. No son hechos memorables.
Sí lo son que los navegantes españoles abrieran los ojos de América a la
Civilización europea y que ésta extendiera la Modernidad, a esos pueblos.
No era otra la cultura que se exportaba a América. Era un momento en
que España estaba de moda, Cisneros hizo posible la Universidad de
Alcalá donde no se explicaba la filosofía nominalista de Salamanca y la
Biblia Políglota se anticipaba a la gran empresa de imprimir la Escritura
en sus lenguas originales.
Aunque las cartas geográficas estaban relativamente claras, embarcarse
por el Mar Tenebroso hacia lo absolutamente desconocido, representa
una calidad humana más de descubridor que de conquistador.
Cuando algunos creían aún que la tierra era plana, Cristóbal Colon e
Isabel la Católica apostaron por llegar a las Indias orientales no por la ruta
portuguesa sino por la cara oculta de la Tierra. Esto sólo es pensable
partiendo del supuesto de la redondez del planeta. Siglo y medio antes
que Galileo.
Nosotros entramos en América en nombre de Dios y de Castilla, teniendo
este título el significado de que los territorios conquistados no eran
colonias en el sentido moderno del término sino parte del territorio
español a modo de Comunidades Autónomas que se denominaron
Virreinatos.
Tanto era el sentido que los españoles tenían de la igualdad de los seres
humanos que, desde el primer momento, no cazaban indios, sino que se
casaban con sus hijas. De tal modo que hoy mismo hay indigenismo
porque hay indígenas mientras que en el Norte quedan pocos en
reservas, a modo de museos a los que se puede entrar por un módico
precio.
Nosotros creamos ciudades, Universidades, Bibliotecas y como todos los
que ponen el pie en lo ajeno, se llevaron el oro, la plata, los tomates y las
patatas que salvarían a Europa de los períodos constantes de peste,
secuela del hambre.
Nos llevamos el oro, pero dejamos el alma y cuando por nuestra mala
cabeza fundimos el oro, no sólo en disfrute sino en la defensa de valores
universales en Europa, en América crecían y crecían hombres y mujeres
de todas las razas que hablaban español.
Y con el español, llevaban consigo toda la obra del siglo de Oro:
Cervantes, Garcilaso, Vitoria y Suárez.
El Quijote, retrato profundo y descarnado del espíritu español que nos
escanea hasta lo más recóndito y que testifica que luchamos no por el
oro sino por un ideal tan alto que en su locura preparaba una larga
decadencia.
A mediados del siglo XVIII, el Conde de Aranda, Capitán general de
Valencia y luego de Madrid, el personaje clave del reinado de Carlos III, ya
proyectó un plan para resolver el futuro de la América hispana, pues,
estaba convencido que no se podría sostener aquel Imperio, mucho
tiempo.
América se gobernaba desde la península y la mayor parte de los que
ostentaban autoridad, del virrey hasta cualquier corregidor, eran
españoles nacidos en la península. Ese método buscaba conseguir una
imparcialidad en aquellos lugares donde no cabía esperarla de los
naturales.
La rivalidad entre los criollos ricos y los funcionarios llegados de España
que, aquellos motejaban de “zarrapastrosos”-dice Madariaga- se
prolongó siglos y derivó en la Emancipación.
La España “donde no se ponía el sol” proyectaba muchas sombras como
es propio de todo lo humano.
Europa entre costuras
Artículo publicado por el periódico Ideal, octubre de 2021
El “Brexit” estableció un nuevo mapa estratégico de Europa y por lo
que vemos, un nuevo centro de gravedad de la política mundial.
La tradicional alianza de Gran Bretaña con los Estados Unidos, ha
hecho surgir un “revival” de la Commonwealth, antiguo Imperio Británico.
Es sorprendente pero real. Sucede como el vibrar del ala de la mariposa,
así el Brexit ha cambiado el mundo.
El Brexit, ya no es un corte puntual al proyecto europeo sino más bien
un plan premeditado de los Estados Unidos iniciado por Trump y
culminado por Biden consistente en desplazar el centro geopolítico del
mundo desde Oriente Medio al Mar de China.
El golpe de alerta de este hecho ha sido la cancelación por Australia de
la compra de submarinos franceses y la sustitución de este contrato por
otro similar de submarinos norteamericanos.
Cabe argumentar que estos submarinos son más eficaces para el
ataque, pero el presunto daño colateral -la pérdida por Francia de
cincuenta mil millones de dólares- descubre la cuestión principal: El
problema es China.
El bloque Indopacífico quiere preparar un dispositivo multilateral
liderado por anglosajones y sus aliados para hacer frente a las enormes
inversiones de China en armamento, unos doscientos cincuenta mil
millones de dólares.
China crece con fuerza, compra la deuda de muchos estados africanos
y precisa asegurarse el paso de gas y petróleo por el estrecho de Malaca.
Rodeada por un cordón sanitario que va de Filipinas a Taiwan, necesita
expandirse.
Hace medio siglo, Kissinger afirmaba que la línea histórica de China y
su carácter nacional, le llevaba más bien a la penetración pacífica que a la
guerra.
El abandono de Afganistán, decidido por Trump muestra que es una
decisión a plena conciencia.
El Oriente Medio ha sido dejado en manos de rusos, turcos e iraníes en
su flanco Norte, mientras el flanco Sur, queda a la influencia de Arabia
Saudí.
En esta perspectiva la supervivencia de Israel no peligra porque un
ataque a Israel sería para los USA, un casus belli.
Europa ha quedado desairada como tercera potencia y con serios
conflictos internos cuya evolución vamos a ver pronto.
Hay dos contradicciones principales en la eurozona: Las diferencias
entre países ricos, “frugales” y los países mediterráneos y otra más bien
ideológica entre el llamado Visegrado, liderado por Polonia y Hungría por
su diferente estimación de lo que debe entenderse por “valores
europeos”. Hasta ahora la Sra. Merkel, digna sucesora de los grandes
fundadores de la Unión Europea, ha conseguido mantener la tensión en
una medida aceptable.
La Rusia de Putin con su mayoría absoluta en la Duma en las recientes
elecciones, quiere recuperar los territorios de la antigua Unión Soviética y
además con cierta urgencia.
Las zonas industriales del Donetz, separadas de Ucrania, las
violaciones del espacio aéreo de los países bálticos y las presiones
migratorias sobre Polonia y Lituania, han provocado un traslado de
numerosas tropas polacas a la frontera rusa. Esto sugiere que Rusia
como lo ha hecho Gran Bretaña, no considera que la U.E. sea un peligro
sino más bien un área de penetración.
Se añade que le suministra gas y petróleo. Europa resulta dependiente
y endeble, susceptible de entrar en su área de influencia.
China invade mercados, pero no territorios porque su ADN histórico
tiene esta querencia.
Los Estados Unidos han perdido los nervios hasta el punto de dejar a
gran parte de sus colaboradores en Kabul.
Lo ha hecho con mucha prisa, con urgencia, dejándose colaboradores,
equipos y pertrechos por el camino.
España, sol y playa, futbol y toros como en los mejores tiempos.
Quedan las tumbas como recurso para levantar la moral.
domingo, 19 de septiembre de 2021
Más allá y más acá
Artículo publicado en el periódico Ideal, septiembre de 2021
Los egipcios fundaron una cultura orientada hacia el más allá.
Tenemos
textos escritos anteriores a la Biblia que lo dejan bien claro.
La cultura
funeraria de Egipto es ya un refinamiento religioso, francamente elaborado,
pero, desde la Prehistoria tenemos pruebas fósiles de que allí donde hay un ser
humano hay una tumba, con joyas, los alimentos preferidos del difunto y mucha
tintura ocre.
Relacionar
racionalmente la vida con el más allá, es de sentido común. Solamente el empleo
utilitario de la ciencia y el objetivo ilustrado de una sociedad feliz en el
más acá, puede haber ofuscado esa exigencia racional.
Los
tanatorios, las incineraciones, son muestras, de cómo el hombre de las
sociedades desarrolladas, no quieren ver la muerte ni en pintura. En este
sentido, cabría comprender, un aspecto positivo del asunto puesto que la gente
quiere vivir bien y la muerte, no es precisamente eso.
Hay, pues, una clara conciencia de la distinción entre lo bueno y lo malo y de
que lo bueno, va ligado a la vida y no sabemos de otra vida que la del más acá.
La misma idea de progreso, se apoya en esa
característica específica del ser humano, de ver siempre “más allá”. ¿Dónde
está el problema?
El deseo de
progreso y de mejora, es un rasgo humano que va ligado al desarrollo de la
inteligencia, de la cultura y de la civilización. Todos queremos vivir mejor
porque no somos tontos. Se encuentra, pues, una contradicción entre la buena
vida del presente y la evidencia indiscutible e indiscutida, de que esa buena
vida, supuesto que llegue a ser tal, tiene un límite y más de uno, por cualquier
parte que lo miremos.
Esa
limitación de la buena vida que es la muerte, viene a constituirse, en el mal
por antonomasia y es natural que se trate de erradicar de nuestro imaginario,
de nuestras representaciones sociales e institucionales. No hay manera de conseguir que la mejor de las
vidas presentes, tenga duración eterna.
Comprender que un ser vivo quiera seguir siéndolo, no precisa mucha ciencia, pero sólo los humanos, quieren seguir vivos, sabiendo que son mortales, por naturaleza. Aquí toda ciencia es poca.
La fugacidad
de todas las cosas que percibimos con los sentidos, no afecta a un dato de la
inteligencia que ningún científico va a cuestionar: la verdad inmutable
(eterna) de la matemática y con ella, de la estructura del universo dentro del
cual, estamos nosotros.
El más allá,
no es un lugar al otro lado, a donde nos lleva la barca de Caronte. No hay
instrumental científico que verifique que más allá del espacio y del tiempo,
hay espacio y tiempo.
Habrá que
pensar, pues, que el más allá es el lado invisible de lo visible, la estructura
ideal lógica y matemática, de este mismo mundo en el que vivimos. Lo que
nosotros pensamos como estructura objetiva, es un producto de nuestra mente.
Más allá se descubre como el pensamiento vivo y creador que anima todo lo que
existe.
Si la
matemática es sólo objetividad, no hay explicación de cómo se ha puesto a
animar la materia. La existencia concreta y contingente no se explica sino por
una decisión creadora.
No hay más
que una vida, la que percibimos y sentimos y la que entendemos como aquel
“territorio” en el que reside el pensamiento matemático. Es el mundo de las
posibilidades, de los proyectos, del siempre jamás, el mundo donde todo es
posible, como en matemáticas: el reino de Dios.
La memoria inteligente
Articulo publicado en el periódico ideal, septiembre 2021
¿Para qué sirve saber de memoria la lista de los reyes
godos?
Por lo menos para saber que eran reyes y eran godos.
Al cabo de unas décadas casi nadie puede repetir una
lista así, pero sabe distinguir con el aprendizaje lo que es rey -en este caso
electivo- y que los godos no son los celtas ni los romanos sino un pueblo
germánico. Hemos diseñado un pequeño mapa histórico de Europa que conserva cierta
vigencia.
La memoria inteligente es un factor clave de la
formación, en lo que difiero de Manuel Castells.
¿Cómo se aprenden los idiomas? De modo parecido a como se aprende a tocar
el piano: echándole muchas horas. No hay atajos. Se puede abreviar algo con
videos, audios o vacaciones en Irlanda, si queremos aprender inglés, pero en la
medida en que queramos dominar el leguaje, tanto para el piano como para el
inglés hay que aprender mucho vocabulario, declinaciones-menos que en alemán.
Al final del entrenamiento y con muchas horas de conversación, uno es capaz de
entenderse con medio mundo, sin tener que consultar el traductor de Google.
Es decir, que para aprender cualquier cosa, hace falta
que intervenga la memoria y el esfuerzo.
La memoria con la repetición inteligente crea un hábito
en el cerebro que concede con el tiempo la facilidad para hablar un idioma o
tocar un instrumento. Esto permite concluir que en la medida en que aprendemos
lo que entendemos de memoria somos libres porque lo que hemos aprendido nos
permite desenvolvernos en determinadas áreas de la vida.
Alguien me dijo una vez que cuando se estudia un texto o
un sistema de ecuaciones, hay dos maneras de hacerlo: como loros o como
personas.
Repetir por repetir sirve para poco, pero repetir lo que
se ha entendido una sola vez, queda indeleble en la memoria a la tercera vez
que se repita.
Si delegamos nuestra formación en las máquinas y no
tenemos idea de las claves que permiten interpretar la información, no podemos
ejercer de personas y una enorme masa de información no digerida, forma una
capa oscura que oculta toda inteligencia.
Otro ejemplo que
sólo se valora cuando se adquirió el grado y se empieza a ejercer la profesión
es la memorización de plazos y términos en los estudios jurídicos.
En la práctica
cotidiana el interiorizar las cifras permite mayor velocidad de decisión. Lo
mismo en medicina, los médicos se saben los valores normales en las analíticas
lo que les permite una interpretación de conjunto. Tampoco miran internet para
recordar los músculos del brazo o los huesos de los dedos.
Al fin y al cabo, la memoria equivale a la misma vida a
nivel celular. Si podemos desenvolvernos en el entorno con libertad es por la
capacidad instintiva que nos viene dada por el ADN.
La experiencia no puede proporcionarla Internet porque la
experiencia es una comprensión adquirida gradualmente a través de los años de
lo que nos beneficia y nos perjudica.
Esa autonomía que sólo proporciona la memoria inteligente
nos ensambla con el ecosistema natural y social. Si para decidir debemos
consultar a Internet creamos una situación parecida a un rebaño de ovejas que
esperan que suene el cencerro para empezar a moverse.
Recuerdo que en una mesa electoral que me tocó atender,
una compañera economista contaba los votos con una calculadora porque no se
fiaba de su propia memoria. Las papeletas no pasaban de 60.
Cultivar la memoria es lo que permite acceder a la
cultura sin la cual cualquier pretensión de libertad es pura demagogia.
jueves, 12 de agosto de 2021
Igualando memorias
Artículo publicado pro el periódico Ideal, agosto 2021
En este país nos cuesta
contar los muertos. Unas veces nos pasamos por arriba y otras nos quedamos
cortos.
En nuestra guerra civil, la
cifra de un millón de muertos se convirtió en una especie de lápida legitimadora
del presente, a pesar de las carnicerías del pasado.
Ahora mismo se regatean los
muertos por la pandemia. No sabemos los que son, pero sí sabemos hasta con
cifras decimales que el Presidente ha conseguido salvar 450.000 vidas en el
último mes.
Claro que no es el mismo
contexto. Ahora tenemos leyes y jueces y entonces, todo era uno.
La mejor investigación que
conozco sobre nuestra guerra civil es la de Hugh Thomas, tanto en documentación
como en imparcialidad. Por mucho que se estire la cifra, no llegamos ni de
cerca al millón de muertos, salvo que, por muertos, sumemos a los exilados y
presos.
Así y todo, en los frentes
de batalla hubo unos 250.000 muertos, sumando los de ambos bandos. En la
retaguardia, 50.000 en sacas, paseíllos, etc., casi igual en las dos zonas.
Después de 1939 había en las cárceles y campos de concentración 250.000 y desde
la Capitulación del Ejército republicano, 500.000 exilados, principalmente en
Francia, Méjico, Rusia e Hispanoamérica. Así salen las cuentas del millón de
muertos.
Es difícil asegurar que
todos los muertos son iguales, aunque lo parecen. No son demasiado iguales
puesto que a unos se les rinde homenaje y a esos mismos se les vilipendia.
¿Quién da certificados de
heroicidad? ¿Quién da certificados de villanía? ¿Quién no modifica su opinión después
de 84 años?
Hay dos oficinas donde se
expiden esos certificados: la de la Historia que investigan los historiadores y
la de los Gobiernos que en cada período utilizan las cifras para demostrar lo
malos que son los otros.
Desde el primer día,
milicias hubo en ambos bandos, extranjeros, a miles en las dos partes, y
aviones alemanes y rusos que sumados equivaldrían al potencial de varias
Españas.
La guerra se alargó mucho,
pero los proyectos del Dr. Negrín era alargarla unos meses más para hacerla
coincidir con la II Guerra Mundial. Si por un lado se alargó por estrategia
política, por el otro, se hizo lo mismo por lo mismo.
Napoleón es una gloria de
Francia, Pétain lo fue en 1918 y se convirtió en “traidor” en 1945. “Sic
transit gloria mundi”.
Concluyamos, ¿todos fueron iguales?
Pienso que utilizar los
muertos para la propia gloria personal es rastrero porque los muertos son
nuestros padres y madres -por guerra o por pandemia- pero cuando se emplean
esos métodos, se muestra la debilidad del responsable.
En nuestra guerra civil, se
condensó la furia contenida de las dos Españas, desde bastante antes del siglo
XIX y la transición y retorno al constitucionalismo es un mérito impagable de
quienes lo hicieron posible.
Sería de buen gusto -por
decirlo así- respetar la Constitución, de hecho y de intención, puesto que
sentó las bases para evitar cualquier tentación de retroceso que eso sí, sería
una ofensa a tanta víctima.
No tiene sentido que el
Gobierno entable batalla con todos los tribunales a todos los niveles. No tiene
sentido que sea Euskadi que reclame un mando único para el control de la
pandemia.
A no ser que se quiera
desestabilizar el país como lo hicieron todos los revolucionarios que en la
tierra han sido.
Un botón de muestra: Carlos
Marx en la “Gaceta Renana” de la que fue coeditor, se apoyó en los católicos
renanos contra el gobierno prusiano. No le salió bien la estratagema porque la
gente no siempre es tan tonta.
miércoles, 28 de julio de 2021
Origen
Prepublicación, julio 2021
I. ORIGEN
¿Qué es verdad, la identidad o la multiplicidad? ¿Qué es la vida, la conciencia y el tiempo?
El sistema del mundo, las matemáticas y la creatividad. ¿Qué se esconde tras esas realidades?
La indagación nos lleva a la gran pregunta : qué es una persona
martes, 27 de julio de 2021
La familia: una fortaleza
Artículo publicado en el periódico Ideal, julio 2021
La fortaleza, una virtud que tiende a superarse a uno mismo en los asuntos difíciles. Se evidencia más a la hora de resistir que a la de atacar y es más visible cuando se practica con los amigos que no con los enemigos.
El miedo, que en principio carece de valor moral, siendo un mero
sentimiento, es un mecanismo nervioso que inhibe las neuronas. El organismo se
encoge, se “arruga” y queda paralizado ante el enemigo real o imaginario. El
miedo se puede disminuir con estimulantes, pero tampoco, la química produce
virtud que es el hábito por el que uno obtiene la felicidad con esfuerzo.
Se oye decir que la gente no quiere casarse porque ante las dificultades
presentes se “arruga” y prefiere gozar de los placeres del matrimonio sin las
cargas del matrimonio.
Es incierto que los jóvenes con miedo al trabajo, al sacrificio y a las
dificultades de la vida, alcancen la felicidad en esta vida y en ninguna otra.
Todas esas nobles palabras como dignidad, autonomía, libertad, se emplean
con cierta frecuencia como si fueran frutos del árbol de la vida que florecen
en los jardines del Edén.
Es verdad que todos los seres humanos, incluyendo los embriones son dignos,
virtualmente autónomos y libres. Eso sólo ocurrirá si desde la infancia se les
muestra el sentido deportivo de la vida. Uno es libre y digno cuando se lo
trabaja y esto es verdad incluso para muchos discapacitados.
Al hablar de la familia, solemos, en ocasiones, ocultar el rábano con las
hojas. Parece que la emoción, la erótica y el sexo son las motivaciones que
llevan a la gente a casarse. En cuanto, en nombre de la autonomía, percibes que
todo ello se alcanza fuera del matrimonio, cae de su propio peso, que casarse
no proporciona ninguna ventaja.
Cuando hombre y mujer se encuentran bien en compañía, se gustan y se quieren, nace la idea de hacer una historia juntos.
Hoy en nuestro entorno, aquí y allá, conocemos chicos y chicas menores de
treinta y tantos años con seis y siete hijos con sueldos rozando la
subsistencia.
¿De dónde sacan el valor? -se oye- y la respuesta es siempre la misma:
porque se quieren, se aman.
El amor de benevolencia incluye todos los matices del amor, porque el
rábano y las hojas no tienen por qué contraponerse. Lo importante es que los
hijos estén contentos y felices porque ven que sus padres lo son.
¿Por qué el miedo al matrimonio? La verdadera razón es porque la gente no
sabe querer hasta el sacrificio, no sabe darse.
Miedo a la aventura, al futuro vaivén de los sentimientos, a lo
desconocido. Lo cierto es que quien piensa así no ha encontrado la persona con
la que se encontraría a gusto toda la vida.
¿De dónde viene el miedo? ¿Por qué no atreverse?
Se vive bien sin responsabilidades, dedicándose “full time”, al cultivo de
sí mismo, perdiendo la ocasión de dedicar la vida, al cultivo de los demás.
No hay trabajo, no se pueden pagar las hipotecas, incluso, “los niños contaminan”.
Eso no son razones sino circunstancias y ¿desde cuándo el amor se ha parado a
pensar en las circunstancias?
Es duro pensar que ese abandono de
la vida, lleve al abandono de la propia felicidad.
Algo tan sencillo como “ganarse la vida” en todos los sentidos de la
expresión, produce un terror paralizante, muchas veces cubierto por el piadoso
velo de “orgullo”, “dignidad”, “libertad”.
Occidente declina, no por la política o la economía sino porque prefiere la comodidad a la fortaleza.
La expropiación de la voluntad popular
Artículo publicado en el periódico Ideal, julio 2021
La utilidad pública, como es sabido, tiene
la finalidad específica de justificar toda expropiación. Ha sido el Gobierno
corresponsable con su Presidente, el que ha puesto sobre la mesa, la razón explícita
de los indultos por el “procés”.
Otro argumento que se maneja desde hace años
es que las palabras no tienen repercusión jurídica y solamente la tienen, los
hechos.
La concesión de un indulto, es ciertamente
un hecho y tendrá repercusiones.
El error capital de esta política, es que
los indultos expropian la voluntad popular, expresada explícitamente en la
legalidad vigente. Se pretende resolver por vía política, un problema constitucional.
Es tal el salto de nivel que va de lo
administrativo a lo constitucional como lo que va de una multa a un golpe de
estado.
La formalización jurídica como Real
Decreto-Ley, supongo que “por motivos de urgencia”, es el modo en que la
voluntad gubernamental, compromete al Rey y a las Cortes que deben convalidar
ese Decreto.
¿Puede asegurar alguien que la voluntad
popular va a adherirse a unas Cortes cuya decisión no se corresponde con la
voluntad de la inmensa mayoría de los ciudadanos?
Pedro Sánchez, como jefe de Gobierno, que no
de Estado, es la cabeza del Ejecutivo y no puede ni legislar ni juzgar. Por eso
él no puede, propiamente hablando, nombrar diputados ni jueces ni tampoco, por
un acto administrativo autorizar un referendum que rompa la soberanía popular y
segregue una porción del territorio.
El Sr. Ábalos, Ministro de Transportes, con
esa rigidez facial que le caracteriza, ha señalado que “si lo vuelven a hacer
en los próximos seis años, la respuesta será contundente”. ¿Significa que se
cuenta con una larga legislatura?
La
patronal, los obispos catalanes y el Gobierno social-comunista son, según
parece, uno y lo mismo, lo que admiraría a la Pasionaria y a Federica Montseny.
La expropiación alcanza a todos los
españoles y a todos los catalanes que portadores de pasaporte español, ejercen
como tales. Les afecta porque mediante una voluntad política particular, se les
puede sustraer su derecho inalienable a exigir el cumplimiento de la
Constitución y a ser consultado sobre su virtual reforma.
Son todos los españoles, incluidos los
catalanes, los que tienen derecho a opinar y a manifestar en las urnas qué
piensan de esa fractura de la unidad soberana del territorio.
La voluntad de uno solo pasa por encima del
Tribunal Supremo, el Consejo de Estado y la única razón que permite este
antijurídico es el hecho de que una ínfima minoría parlamentaria sea suficiente
para sostener o remover este Gobierno.
Son los poderes fácticos los que contienen
la caída de un Gobierno que con todos los agravantes de premeditación y
alevosía legisle sistemáticamente por Decretos-Ley, y a escondidas, normas ideológicas
de gran calado, aprobadas con celeridad por un parlamento fragmentado.
Esa legislación que afecta a la vida, a la
moral de los niños, a la libertad de enseñanza, a la vida de los ancianos y al
sexo de los ángeles, no pasarían con éxito, un referendum popular.
Mientras tanto, los asuntos que se suponen
que son, históricamente, aquellos que dieron lugar a la fundación del PSOE que
se centran en la promoción de los trabajadores y de su nivel de vida, quedan
sumidos en la oscuridad y el abandono.
Nunca estuvieron tan bajos, la renta per
cápita, el paro, especialmente el juvenil. Nunca la insuficiencia sanitaria fue
tan manifiesta sobre todo en los Centros de Salud de atención primaria.
Nunca
jamás España tuvo un Gobierno con 23 Ministerios y nunca tantos ministros
estuvieron al margen de la “gobernanza”.
La patria del matriarcado
Artículo publicado en el periódico Ideal, julio 2021
No estamos tan lejos del pasado como para
olvidar que, si los senadores romanos mandaban en Roma, sus mujeres mandaban a
los senadores.
¿Vamos a una patria de matriarcas?
¿Vamos a ser más felices si las dulcineas
gobiernan el mundo?
La tesis feminista extrema nos quiere
convencer de que la mujer aportará a la política su dulzura, su intuición y su
capacidad expresiva. De ahí resultarán transformaciones beneficiosas.
La feminidad afectará a los ejércitos, hará
más difíciles las guerras y su ternura hará de este mundo crispado, competitivo
y difícil, una colmena donde todas serán abejas reinas.
Un reino de mieles y bienes.
Para alcanzar ese ideal que no lo considero
imposible hará falta “retocar” algunas leyes y principios.
El primero de ellos y principal es el de
igualdad que marcó la caída del Antiguo Régimen y nos trasladó a una democracia
de varones de alto nivel de renta.
Es mérito del feminismo darse cuenta de ese
pequeño detalle y desde el siglo XIX lucharon las mujeres por el sufragio
universal y directo. Y lo consiguieron, aunque en el siglo XX.
Sin
embargo, una cosa es la democracia formal y otra la real. Así los parlamentos,
los Consejos de Administración y los Estados Mayores todavía son
abrumadoramente masculinos. Se ve venir un horizonte de lucha para que esto
cambie y las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres para
alcanzar cualquier puesto directivo.
El
tema de la igualdad, es desde el punto de vista de la lógica del lenguaje,
arduo y difícil como cada día podemos comprobar en nuestra TV. Observen sin
embargo que todas las series y películas en donde las mujeres suelen ser
protagonistas, espías, pilotos y jefes de estado, en ninguna de ellas se emplea
el lenguaje inclusivo. En ninguna película europea o americana se oye algo así
como: “periodisto”, “madamo” o se atrevan a cambiar el género del sol, la luna
y las estrellas. Por algo será.
La
igualdad es, tal como se entiende, aritmética. Todos valemos para todo y para
toda categoría laboral. La libre competencia y la economía de mercado tiende a
corregir aquel principio de igualdad aritmética que ni Kant ni Hegel se
atrevieron a suponer, pero sí la señorita Yolanda Díaz.
Estamos viendo con estupor que el género
funciona de modo imprevisible. Las víctimas suelen ser mujeres, pero a veces,
también varones. Depende del interés mediático.
La inclinación al mal no conoce de géneros
ni sexos, pero sí de las modalidades de su ejercicio. Creo que por razón hormonal: los varones
tienen nueve veces más testosterona que las mujeres.
El varón, no cultivado, tiende a la acción
directa y a la fuerza física. Las mujeres-las mal inclinadas- a la acción
indirecta y al maltrato psicológico, que también emplean los varones.
Esto sólo puede ser compensado con el
crecimiento en la virtud que pone a las hormonas donde tienen que estar y no
donde menos debieran. La Ley Celá protege la espontaneidad de los niños, pero
no su autodominio.
Hubo culturas, pocas, que establecieron el
matriarcado. La razón no es política sino de corte machista.
En ciertas culturas en las que se incluyen
algunas del lejano Oriente, apenas nacen mujeres porque sufren el “bulling”
antes de nacer. La feminidad es tan poco valorada que las familias prefieren
varones. Por eso en la China actual faltan trescientos millones de mujeres y el
gobierno ha decidido permitir que la familia pueda tener tres hijos sin cargar
con la multa consiguiente.
Hubo
matriarcado donde el infanticidio de las féminas, hacía preciso “colocar”
múltiples maridos para una hembra.
La Naturaleza tiende a equilibrar el número
de los individuos de ambos sexos, pero no cuenta con la opción de género, el
paro juvenil, el precio de la vivienda y la baja natalidad.
El factor cultural frena al instinto que
sólo encuentra un respiro en los jardines de la ideología.
domingo, 13 de junio de 2021
Información y control social
Artículo publicado en el periódico Ideal junio 2021
La transición española tuvo
una fase inicial que se corresponde con el sexenio en que Adolfo Suárez fue
jefe de Gobierno. En este período daba la sensación de que estuvimos más
informados que nunca. Sin censura, había
una sed de noticias y una oferta informativa de todo tipo.
A medida que nuestra
sociedad encerrada se fue convirtiendo en “avanzada”, el flujo de noticias fue
decreciendo con celeridad, descendió la venta de periódicos y revistas,
empezamos a entrar en la era digital y llegó la masiva invasión de todo tipo de
información, a través de las redes sociales, sin garantía alguna de veracidad.
En realidad, la información,
se ha convertido en simple opinión, a la que hay que agregar la publicidad y
las falsas noticias.
La llegada de los móviles de
4ª y 5ª generación nos gratifica con la sensación de estar comunicados con el
mundo entero, a la vez que el mundo entero está perfectamente informado sobre
el color de nuestros calcetines. A no tardar recibiremos un spam de calcetines
del mismo color de los que llevamos puestos.
En muchos medios de
información orales, escritos y digitales se limitan a registrar una noticia
impactante, lo que ocurre en Gaza, visto por encima, a lo que sigue abundante
información sobre un degüello doméstico en Villadondiego.
La información sobre la
pandemia ha sido exhaustiva y siempre incierta, contradictoria e inquietante.
Ha funcionado admirablemente, como esas mantas con que se cubren los vecinos de
Carcagente y que tapan no sólo la boca sino las demás partes sensibles.
En resumen, la persona ávida
de información, insatisfecha con el consumo insulso diario, debe introducirse
en los recobecos de Internet, donde para hallar una verdadera información, es
como encontrar una aguja en un pajar.
La cantidad de información
está en razón inversa de su virtual interpretación y manejo selectivo.
En este asunto, el Gobierno
no nos lo pone fácil porque generalmente se limita a cacarear resoplidos opacos
y no admitir preguntas.
Si los gigantes digitales
están perfectamente informados sobre el color de mis calcetines, el Gobierno,
no lo está menos.
Se insiste mucho en la
libertad de expresión y manifestación y aunque los sindicatos están silenciosos,
en esta legislatura, se trata de derechos necesarios.
Poco se dice de la libertad
de información porque se da por supuesta. No deberíamos darla por supuesta.
La información parte de las
fuentes validadas como las Agencias nacionales e internacionales y son
filtradas, en la medida de lo posible por las fuentes de financiación.
Democracia sin libertad de
información y sin libertad de enseñanza, hurta a la opinión pública del
conocimiento de los hechos y le impide entender la legislación.
Las docenas de
decretos-leyes que han dado paso a normas que difícilmente serán asimiladas por
Bruselas, han sido documentos sin consenso y sin preguntas.
El Gobierno tiene miedo a lo
evidente y la manera de esconder el miedo es el ejercicio de descaro a que nos
tiene acostumbrados el Presidente y la mayoría de sus ministros.
La Diputación permanente de
las Cortes, lo va a probar todo, porque hay una mesa de negociaciones por medio,
en las que se trata de la independencia. Esa mesa durará lo que haga falta para
el final de la legislatura con “glamour” de diálogo y carestía de resultados. O
sea que la legislatura está garantizada.
Haría falta una Comisión de
Control de la información y de la libertad de información que no debiera ser un
organismo gubernamental- un “Ministerio de la Verdad”- sino social y cuya
función fuera la contraria de la censura de prensa: Garantizar que la
información verdadera fluya con toda libertad.
viernes, 4 de junio de 2021
La Ley del corazon
Articulo publicado en el periódico Ideal en mayo de 2021
El
lenguaje que manejamos a diario y cualquier otro, como el lenguaje digital o el
que circula por todo el universo, en ocasiones, a la velocidad de la luz, tiene
una estructura interior, más profunda que el estructural lingüístico.
Todo
mensaje transporta una intención y toda intención pugna por expresar un juicio
que mide al Mundo.
Algunos
consideran el lenguaje como una herramienta utilitaria de manipulación de la
opinión. Decimos entonces que se habla con “mala intención” o que la intención
del mensaje es falsear la realidad o aún más allá, que el falsificador está
construyendo un mundo artificial donde cree dominar al universo de los
engañados por él. Esa pretensión es ilusoria, porque la gente no es tan tonta.
El daño, no obstante, que se hace a la sociedad es inmenso, aunque,
afortunadamente, pasajero. La verdad gana siempre porque nos dice lo que hay
mientras la falsedad es sólo lo que parece.
No
es trivial comprobar el enlace entre la intención lógica y la moral.
Este
entrar en la tarea de unir la verdad del corazón con la verdad del Cosmos
(Pascal, Kant), tiene un sendero relativamente fácil de entender, aunque no tan
fácil de seguir.
Esta
expresión, “la verdad del corazón” no se refiere ni al corazón de los
cardiólogos cuyas palpitaciones reflejan estados del alma, ni el corazón de los
poetas que creen escapar de la realidad del mundo, manejándose con fruición, en
el mundo de las posibilidades meramente pensadas. Ambos modos de entender el
corazón no son en absoluto despreciables porque el primero atiende a nuestra
infraestructura biológica y el segundo, despierta en nosotros la nostalgia de
la permanencia en la vida plena.
El
corazón de la verdad tiene que ver con el coraje en un sentido intermedio entre
la noción hebrea que identifica el corazón con el ser total del hombre y el
pensamiento griego que hace del coraje el alma de los héroes.
Hay
un momento fontanal en el interior del hombre que le permite entrar en contacto
íntimo con la verdad. Es aquel lugar del tiempo en el que uno se encuentra sólo
consigo mismo. Siendo en el cuerpo la víscera cardiaca, el órgano más íntimo
físicamente y siendo sus latidos lo más delicado, la soledad de uno consigo
mismo es más íntima todavía.
Es
así porque en ese interior sólo y vacío el hombre se encuentra pobre y desnudo.
No lleva joyas, ni maquillaje ni le sirve para nada la tarjeta de crédito. No
tiene nada, salvo a sí mismo.
Muchos,
ante esta pobreza interior, se asustan y se lanzan velozmente a los grandes
viajes en hoteles confortables del Tercer Mundo. Tal vez si salen a los barrios
de la periferia se sienten por un momento, sumergidos en la falsedad. ¿Qué hago
yo aquí? Tantos sufren y mueren injustamente, andan desnudos o están presos en
sus infiernos. ¿Qué hago yo aquí: un miserable como yo en un lugar como éste?
La
felicidad humana, el mayor éxito que el hombre puede alcanzar en esta vida es
saber convivir consigo mismo, en ese cuarto destartalado y sin muebles que, a
primera vista, da miedo.
En
ese ecosistema que es nuestro interior, no hay nada que pretender, nada que
poseer, nada que intrigar ni manipular. No es el caso ponerse a manipular uno a
sí mismo. Sólo conmigo nada me limita, estamos disponibles para beber del
manantial que no cesa de dar, gota a gota, el sabor de lo verdadero.
viernes, 26 de febrero de 2021
El valor del sufrimiento
Artículo publicado en el periódico Ideal en febrero de 2021
La respuesta general de los humanos ante el sufrimiento oscila entre la resignación y la repugnancia. Más difícil resulta aceptar que las diversas clases de sufrimiento encierran un valor estimable. La medicina que trata de los cuerpos y la psicología que trata más de la mente que del alma, se vuelcan para eliminar los dolores físicos y psíquicos, con la intención de suprimirlos mediante calmantes y técnicas de sofronización que consiguen afrontar el dolor con serenidad.
El dolor sin embargo no es una cosa que se apodera de nosotros como un
oso que abraza su presa. Es algo que les pasa a las personas.
¿Qué diferencia hay?
Las personas no son sólo cuerpos con dimensiones físicas que permiten
meterlos en una caja como un bulto cualquiera.
El dolor y el sufrimiento de todo tipo son algo que siente el que los
sufre. Es un suceso que me ocurre a mí y no a otro, algo que viene
personalizado y que, al desafiarme, requiere una respuesta personal y en
definitiva, una llamada a nuestra libertad.
Hay que excluir aquellos dolores físicos o psíquicos que paralizan por
completo y que deben ser atendidos mediante los cuidados paliativos. Estos
dolores son estadísticamente poco probables y como decía Epicuro, no es
razonable temerlos.
Lo que nos ocurre a diario, son contrariedades o enfermedades más o
menos graves que no anulan nuestra libertad.
En ese concepto entran los innumerables males que sufre todo el mundo si
no hoy, será mañana.
En nuestro tiempo de pandemia vemos demasiada gente encogida en sus
domicilios y en el otro extremo, jóvenes y no tan jóvenes que en una huida
hacia adelante, hacen como a quien no le importa nada el dolor propio y ajeno y
lo ahogan con cubatas y estupefacientes.
El pánico o la rebeldía son formas comunes que van de la depresión al
delirio.
Hay que encontrar una respuesta humana a estas situaciones que no se
resuelven con vacunas porque son remedios pasajeros y que generan una esperanza
también pasajera.
Una serie de rasgos permiten entender la naturaleza del sufrimiento.
Primero: Todo placer supone su dolor correspondiente.
El placer es el resultado del buen funcionamiento de nuestras
facultades. La buena salud tiene como contrapartida, la mala. Todo equilibrio
debe contar con el desequilibrio.
Segundo: Lo que nos sucede, bueno o malo es pasajero y cambiante. Si va
mejor, cesa el problema y si va a peor, sólo puede ocurrir que mejore o que
cese con la muerte.
Tercero: Excluidos ya, aquellos dolores que anulan la libertad, hay que
procurar adquirir un estado de conciencia en el que dolores y contrariedades
queden objetivados y nuestra conciencia se vea en la necesidad de afrontarlos
libremente.
La naturaleza de toda contrariedad violenta nuestra libertad y nuestro
bienestar. Es además de pasajero, inevitable, lo que debe ser asumido de
antemano. Igual que tenemos cabello, tendremos contrariedades.
Estos ataques a nuestro equilibrio tienen una solución sencilla y sin
contra indicaciones. Volcarse en el sufrimiento ajeno y dejar el propio en
segundo plano.
Esta cura del dolor por el olvido de sí mismo, provoca una natural
alegría que se produce cuando alguien hace algo bien. El mal ajeno cura el
nuestro.
La esencia del Cristianismo no tiene que ver con la risotada pagana ni
con el miedo a la vida sino con la alegría permanente que se cura a sí misma al
volcarse en los otros.
Es el sufrimiento de Cristo que resuelve la contradicción.
Democracia para todos
Artículo publicado en enero de 2021 en el periódico Ideal
El brusco
viraje en la Presidencia de los Estados Unidos, nos alerta sobre la misión de
este país en el mundo y su posición de “policía universal”.
Si alguna forma de gobierno responde a un
contexto decimonónico, esa es la democracia americana, con una Constitución modelo
del estado de derecho. Con pocos cambios y enmiendas, más cerca del esquema
revolucionario francés que de la tradición inglesa.
El alma de
todo el sistema no está escrito. Se basa en el principio liberal de que “mi
derecho acaba donde comienza el del prójimo”. Este liberalismo hace de la ley
del mercado lo que en tiempos atrás hacía el derecho natural en Europa.
La
revolución de los colonos americanos surgió como una protesta fiscal contra el
impuesto sobre el azúcar de melaza, que era un ingrediente del ron. Más que una revolución fue una instauración
porque no iba contra nadie. Fue una guerra de independencia contra Gran
Bretaña, no una guerra civil. No había un Antiguo Régimen como en Francia. No
había que transformar nada sino instaurar una democracia nueva.
Esta idea
de que hay que partir de cero, conquistar las praderas, los mares y los bosques
convirtiéndolos sobre el papel en un plano geométrico que da forma a la salvaje
realidad que bulle por dentro y que hace de la novedad su materia prima y de la
libertad, su respiración.
Donald
Trump viene a representar ese salvaje oeste que no se siente bien con las
normas habituales de lo políticamente correcto y que obtuvo en las pasadas
elecciones, 75 millones de votos. En ese sistema, ellos lo quieren así, lo que
cuenta son los llamados votos electorales, no las papeletas.
Si en los
principios del liberalismo sólo podían votar y ser votados los que poseían una
determinada renta, el llamado sufragio censitario. Así funcionaba el
liberalismo en la Europa de la primera mitad del siglo XIX.
En España,
por caso, sólo podían votar unas 300.000 personas. La democracia surge en
Europa bajo el principio del sufragio universal y por eso se llamaba
“progresista”.
En Estados
Unidos no se alcanzó el sufragio femenino hasta la 19 enmienda, en 1920, que
rechazaba la discriminación por sexo. Este hecho y la dificultad que las
minorías siguen teniendo en algunos estados para acceder al voto, hace pensar
que la nación comenzó siendo más liberal que demócrata con tendencia al progresismo.
En las
elecciones americanas es imprescindible una financiación multimillonaria que
hace el papel del sufragio censitario.
En las
democracias europeas, el igualitarismo del voto parece ser menos oligárquico,
más popular y transparente, pero es obvio que sin el apoyo de la patronal o de
los medios de comunicación que dependen de ella, es muy difícil que prospere
cualquier candidatura.
Llegamos a
concluir que la democracia occidental es una forma camuflada de sufragio
censitario como en el primer liberalismo.
La “fuerza
viva” de la democracia americana, fluye de lo menos democrático de su
naturaleza. La libertad salvaje del oeste, está dispuesta a construir un país
partiendo de la nada por el impulso de la iniciativa individual.
Estados
Unidos sigue en estado naciente, sin contexto histórico. Nosotros hacemos
futuro, desenterrando muertos, o jugamos a conservadores y progresistas.
Los Estados
Unidos emergentes como esos geyser calientes del Norte, no tienen apenas
historia y sólo les interesan los buenos negocios.
¿Cómo es
posible hacer compatibles las fuerzas vivas con la democracia igualitaria?
Mediante una concepción mínima del Estado que regula el tráfico económico desde
la Reserva Federal.
El episodio
Trump ha hecho saltar la verdad que nunca estuvo oculta pero sí, silenciada.
Palabras de doble filo
Artículo publicado en diciembre de 2020, periódico Ideal
Las false news,
los bulos que al parecer invaden las redes, no es fácil que hagan subir la Bolsa
o que consigan invertir la tendencia del cambio climático. O sea que la
magnitud de su eficacia es discutible.
Los Gobiernos,
sin embargo, o mejor sus gabinetes de marketing, saben que son más útiles las palabras falsas,
las words/ swords, lo que podemos interpretar como palabras de doble filo semántico.
Tienden a emplear los términos en un
sentido convincente para el oyente pero ocultando el sentido malicioso.
Veamos algunas de
ellas.
En la Ley Celáa
se habla de la “integración” de los alumnos de educación especial en la
enseñanza normal. En nombre de la igualdad que se quiere entender como
justicia, los deficientes, síndrome de Down, paralíticos cerebrales, etc. van a
propiciar una revolución en la enseñanza, revolución que como todas las revoluciones será progresista
y que como todo lo progresista será el sumum de la felicidad.
Podemos observar
que hemos empleado varias palabras entrelazadas que tienen todas ellas doble
sentido y que en el paradigma del progresismo global, se sobreentiende que son
todas benéficas y deseables y que quien no lo crea así, es un negacionista
despreciable.
De la integración- todo se puede integrar con
todo- pasamos a la igualdad que todos sabemos que es ápice de la justicia como
se demuestra en el valor que alcanzan los títulos obtenidos con suspensos si
los comparamos con aquellos que llevan detrás mucho estudio y esfuerzo.
Palabras tan
nobles aplicadas a los alumnos deficientes, ignoran el alto nivel alcanzado por
la educación especial que en los últimos cincuenta años, ha conseguido con
profesionales especializados, instrumental adecuado, grandes adelantos,
haciendo hablar a los mudos y hacer andar a los cojos.
Lo que no se ha
conseguido en el ancho mundo es hacer iguales a los diferentes.
Muestran un gran
corazón los que quieren igualar a los tetrapléjicos con la normalidad estándar.
Como lo mejor es que los deficientes sean normales, lo obvio es introducir en
cada aula de niños o jóvenes sin problemas junto a aquellos otros cargados de
problemas.
Ya dijo el Sabio
que lo mejor es en muchas ocasiones, enemigo de lo bueno y esto es ciertamente
a lo que vamos.
El lado oculto de la palabra integrar es el
significado “ahorrar”. Si de un plumazo se elimina la educación especial y la
pedagogía terapéutica que tantos años de investigación y experiencia han
costado en España, conseguiremos equilibrar el presupuesto y disminuir el déficit.
Es otro asunto pero lo mismo cabe decir de la “muerte feliz” mero
marketig con vistas al presupuesto.
No sólo la
motivación económica anda en este doble juego de los términos sino también el
proyecto global de uniformar al personal en el marco de los ideales más nobles.
Tampoco se
atiende a lo que opinan los padres de las criaturas, aunque sabemos lo que
opinan sin que nadie se lo pregunte.
También es
colosal el daño que se hace a la enseñanza en general al “integrar”, por mor de
la justicia los que no pueden ser integrados. Los deficientes o “simplemente
“diferentes”, se frustrarán en un aula de alumnos “no diferentes”, a la vez que
estos alumnos “normales” retrasarán su avance en el programa.
Esa igualación se
vende como bondad y justicia y es un daño positivo para los iguales y los menos
iguales.
Hay expresiones
que ocultan lo que manifiestan y en tanto lo manifiestan. Así como la
investigación de los bulos ocultan la censura.