miércoles, 30 de marzo de 2022

Apocalíptica

 Artículo publicado en el periódico Ideal en marzo 2022


Cuando el Islam arrasó España, incluyendo Navarra y Oviedo, en

todas las misas que se celebraban en las montañas, en Picos de Europa o

en Peña Amaya, se leía diariamente el Apocalipsis de San Juan.




Una clara señal de qué astures y cántabros, esperaban el fin del

mundo. Ese temor se conservó hasta pasado el primer milenio y ya

empezó a pensarse de que debían los cristianos ponerse a trabajar.

La cornisa cantábrica no es el mundo global en donde si estornuda

un ciudadano chino, la plaga invade globalmente el mundo mundial.

Igual ocurre con el trigo, el maíz, el petróleo y el gas.

Los ilustrados no previeron que el progreso creciente e indefinido

tuviera los pies de barro y menos de aluminio y níquel, cuya carencia,

echa abajo la estatua del gran Baltasar.

¿Qué ley científica determinó que la historia cabalgaría en progreso

y bienestar sin límites?

El mundo culto lo asumió con toda ingenuidad sin percatarse que

el progreso y la superación de la humanidad por la ciber-inteligencia, es

una ilusión, un espejismo que puede funcionar a corto plazo pero que

lleva en fórmula magistral, el agujero de la finitud.



Nos hemos creído dioses que podíamos disponer de la vida y la

muerte de nuestros semejantes, que la moral era una moralina de “chupa-

chups”, elaborada maliciosamente para amargar la vida a niños y adultos.

Hemos vivido cincuenta años de aparente paz y bienestar en

donde los deseos de cualquiera, se elevaban a la categoría de Derechos

Humanos.

Si tengo el derecho de hacer con mi cuerpo lo que quiera, no hay

razón para que no pueda hacer lo mismo con el del vecino o el de la

vecina.

Si, tras el fin de semana aparece un embrión hecho y derecho, no hay

que espantarse pues los embriones son simples tumores que se extirpan

con suma facilidad.

Un tumor así fue Fleming o Shakespeare. Sólo que se le dejó crecer

y llegó al ápice del talento científico o artístico.

Esos tumores como llaman a los embriones, si los dejas crecer y ven

la luz, se matriculan en los colegios y en las universidades, lo que no ocurre con

los tumores de verdad.

Estamos haciendo muchas cosas mal, empezando por mentir a

mayor velocidad de lo que el lenguaje permite y estamos cargados de

ojivas nucleares no por mala intención sino “por si acaso”.

Nuestros medios de comunicación y de entretenimiento nos

mantienen despiertos para todo aquello que tiene que ver con el capricho,

la diversión, sin ningún interés en hacer de los hombres mejores y

en consecuencia, felices.



El sentido de este apocalipsis moral es que desde hace unos tres

siglos la libertad de conciencia fue sustituida por la ética sin conciencia

moral, como expresan las máximas del laicismo.

Se puede ser muy sinvergüenza, pero a la vez, ser un ciudadano

legal y ético.

Ese error antropológico que impregna el laicismo es lo que genera

una atrofia de la responsabilidad personal en favor de la corrección

política.

En realidad, como propio de su origen puritano, el cumplimiento de

las leyes, sustituye a la conciencia personal, la única que discierne el bien

del mal.

En realidad, todo se condensa en la máxima de la truhanería “haz lo

quieras mientras nadie lo sepa” y a partir de aquí, niega en absoluto tus

maldades porque la mentira repetida mil veces se convierte en verdad de

alto nivel.

Se ha creído inocentemente que, borrando la imagen del ojo de Dios, se ciega a Dios mismo.

domingo, 27 de marzo de 2022

España, en tiempos de amor y de guerra

 Artículo publicado en el periódico Ideal, marzo 2022


La geografía y el clima forman las coordenadas, la corporalidad, de

un país y el marco de su historia. Con la excepción de Portugal volcada a

las costas de África y Asia, España mirando a las Américas, mantiene su

continuidad histórica.





El Estrecho de Gibraltar nos hace tierra de paso mientras que los

Pirineos forman frontera, aunque hoy mucho menos.

Carlomagno llegó a Barcelona, pero tuvo que volver sobre sus

pasos, lo mismo que Napoleón y mucho antes los normando, picotearon

nuestras costas sin conseguir afirmar una cabeza de puente.

En Hendaya, Hitler quedó convencido de que nosotros seríamos

más una carga que un aliado, dada nuestra inmediata guerra civil. Los

alemanes escaparon de la península hacia su tumba en Ucrania.

Marruecos nunca ha sido un paraíso y aparte de los muchos

muertos que dejamos en sus tierras en los dos últimos siglos, siempre

nos trajo problemas desde muchos siglos atrás.

Es curioso como el modelo ruso de invasión híbrida sea imitado

meticulosamente en Ceuta y Melilla, tras dejarnos una bomba de efecto

retardado en el Sahara Occidental.



De todo lo cual se infiere que la personalidad geopolítica de España

sigue estando donde siempre estuvo y las fuerzas centrifugas del interior

amainan ante los graves problemas del exterior.

La ideología ha pesado siempre sobre nuestra economía.

Antaño por los valores cristianos y ahora por los valores europeos

que suman libertad y sexo.

Entre estos valores está el miedo a lo nuclear que contamina, aunque,

bien pensado, más contamina el hambre, las vacas y el transporte de

tierra, mar y aire.

No importa porque compramos la energía nuclear de Francia y el

gas de Argelia.

Afortunadamente tenemos un Presidente, maestro en equilibrismo

que sabe resucitar desde la nada, apoyarse en las mujeres, quitarse de en

medio a los considerados ministros clave y a los cerebros en la sombra.

Prometer el oro a los independentistas y darles y quitarles el

diálogo cuando le parece.

En la próxima cumbre de la Nato, en Madrid, tendrá ocasión de

hacerse todas las fotos de todos los perfiles.

Una situación nada envidiable porque los acontecimientos le

obligan a tomar una decisión muy difícil, incluso, para su carácter

versátil: tomar el camino de la verdad o sea de la realidad.

Nuestro socio y amigo, los Estados Unidos, quieren hacer de

Marruecos una plaza fuerte, una barrera frente al islamismo que aprieta

desde el Sáhara y permite a su socio preferente jugar todas las bazas.

No había otro camino que desdecirse de todos los presuntos

valores del mayo del 68 (“hacer el amor y no la guerra”)

Sólo así podemos entrar en dirección a la guerra de la NATO cuyo principal

valedor, los Estados Unidos, se han convencido de que organizar guerras para

perderlas es muy fuerte.

Esa guerra ya declarada contra Europa por el impasible Putin y que podría

tener como confortable país neutral a China.



Occidente, el Louvre, los Medici y el Código Napoleón quedarán hechos pasta

fina bajo botas y tanques.

Los países europeos se configuran frente a Rusia, como lo hizo Francia en

1940 frente a Alemania. Ahora es Alemania la que se rearma, ahora le dejarán

armarse. Entre Alemania y Rusia sigue habiendo Polonia y ya se ve que las

cosas no han cambiado.

Nosotros podemos aportar sol y playa y allí arriba los astures junto con los

vascones y cántabros, hace más de un milenio que nos sacaron las castañas

del fuego.

De Albacete vienen las navajas que tanto sirven para reyertas entre bandas

latinas como para las guerrillas de Ucrania.


¡Y la luz sigue subiendo!

domingo, 13 de marzo de 2022

La última batalla de la II Guerra Mundial

 

Artículo publicado en el periódico Ideal, marzo de 2022


El discurso de Putin reconociendo las repúblicas separatistas de

Donetsk y Lugansk es la autolegitimación de su programa prebélico de

autodefensa.




El enfrentamiento de las dos grandes potencias triunfantes en la II

Guerra Mundial, ha sido permanente desde la creación del telón de acero.

Aún estaba caliente las ruinas del Reichstag y ya hubo necesidad

de establecer un puente aéreo para abastecer el Berlín occidental.

Después de ello, guerras entre países interpuestos: Corea, la crisis

de los misiles, Vietnam, la progresiva descomposición del bloque

soviético, la caída del Muro, las guerras de Oriente Medio y la retirada

americana de Afganistán.

Todo este cuadro de acontecimientos ha llevado a Putin a la

evidencia de que Rusia está rodeada de bases militares de la OTAN,

situadas en aquellos países que más han conocido en sus carnes la

ocupación soviética.


                                                        Fuente: El Pais https://elpais.com/elpais/2014/02/28/media/1393613580_396358.html

Se ha dicho que Putin se ha vuelto paranoico. Simplemente no está

ciego.

La salida al mar es estrecha y bien vigilada por los Países Bálticos

y por la propia Suecia. Ésta, ha movilizado tropas en la isla de Gotland

junto a la posición rusa de Kaliningrado, patria de Kant, cuando dicha

ciudad se llamaba Königsberg y era parte de Prusia.

Todos los antiguos satélites de la Unión Soviética son ahora

asiento de bases militares de la OTAN y sus escudos antimisiles.

El Pacto de seguridad ruso con algunos países cercanos desde

Bielorrusia a Kazajistán, no merecen comparación con el “cordón

sanitario” que ahoga a la Federación rusa.

En estas circunstancias, en 2014, Putin tras declarar su no

intervención en Ucrania, ocupa Crimea y establece un frente bélico en las

zonas ucranianas del Donetsk, zonas industriales de idioma ruso. Esta

circunstancia ha llegado a propiciar que Putin hable de genocidio por

parte de Ucrania. Con esta valoración queda justificada, por lo menos

para el consumo interno, una verdadera guerra.



El miedo al cerco militar está llevando a Rusia a una misión

imposible: el enfrentamiento con la OTAN manifiesta la desigualdad de

potencial económico y militar entre los dos bloques, aun teniendo en

cuenta el armamento nuclear que no es sensato pensar que pueda

utilizarse.

Suele decirse que el nacionalismo ruso quiere recomponer el

territorio de la Unión Soviética. A nivel de deseo subconsciente, no hay

duda, pero el que tenga capacidad de llevar a cabo esta empresa, es

improbable.

Un signo revelador es la actitud de China que no se comporta como

beligerante sino más bien como un factor templado.

El centro de gravedad que parecía desplazarse del Oriente Medio al

Indopacífico, es una meta que exige un paso previo: el bloqueo de Rusia y

reducción de su área de influencia.

Ucrania sólo tiene la opción de pedir socorro. Es consciente que en

una guerra convencional, el ejército ruso puede ocupar su territorio en

menos de una semana.

La lucha armada en el Este no es más que la defensa de parte de su

territorio.

El problema de fondo es que los pueblos, las etnias, las religiones y

los idiomas son tan variados que sólo es posible mantener un estado

organizado con una autoridad de hierro. Lo demuestra la larga

experiencia del último milenio.

A veces la historia parece, desgraciadamente, más un capítulo de la

mecánica clásica que de una ciencia humana.

Si Ucrania aguanta, si los rusos se retirasen, muchos “enanos”

pedirían la entrada en la U.E.

La Gran Rusia sólo tiene una alternativa: o zarismo o

descomposición.