viernes, 30 de junio de 2023

La erótica del poder

  


¿Por qué nos gusta mandar?

El poder, la potencia es una de las extensiones de la naturaleza humana,

hasta el punto que sin poder es imposible la vida animal y la humana.

Los padres ven en los hijos una ampliación y consolidación de su

existencia. En situaciones de extrema pobreza, los hijos “sacan” adelante

a sus padres y a sus abuelos, aunque en demasiados países, los padres

venden a sus hijos, o pactan el matrimonio de sus hijas.



El poder es un atributo del vivir y muchos lo entienden así.

Hay muchas modalidades de poder, empezando por el que lleva consigo

cualquier actividad profesional.

El médico, los sanitarios, sienten orgullo por salvar vidas: es evidente

legitimación del poder. También salvan vidas, los abogados, los militares,

los empresarios, los sacerdotes.

En todas las profesiones y en todo trabajo humano, la actividad va unida

a una satisfacción y el valor de cada trabajo depende en cada persona de

la cuota de servicio a los demás y de autoservicio propio.

El político en la gran balconada o en el plató de TV, mira o piensa en la

masa que le contempla.

Hay quien desde esa altura ve a la masa “como ovejas sin pastor”. Hay

otros más bien que ven, rebaños por esquilar.

Las formas de gobierno hacen variar las coloraciones del poder y del

mandar. En todas ellas hay espacios de sol y de sombra.

En los antiguos reino e Imperios se equiparaba la estructura del reino

hacia una familia del que el rey es como un padre: “El padrecito de todas

las rusias”. En ese contexto el poder estaba tan consolidado, admitido y

legitimado que el papel de la vanidad y la soberbia, la egolatría y el

narcisismo quedaba oculto más bien en el inconsciente y el poderoso, sin

oposición, tenía que procurar el bien de su gente Así la gran política de

obras públicas del Imperio romano.

Entre la fuerza bruta de los “góticos” como los ilustrados llamaban a los

medievales, y la astucia maquiavélica con que los reyes manejaban a

nobles y burgos, hay la misma distancia que entre un puñetazo y una

sutileza retórica.

En la medida en que progresa la civilización, los políticos saben latín y la

retórica lleva la delantera a la violencia.

La Revolución no tenía más sentido que repartirse los bienes de los

nobles y el clero: el amor al dinero vence al honor y a la gloria. Las manos

muertas se convertirán con el tiempo en valores bursátiles: la historia

deja su paso al progreso, pero los padres de la patria, ahora son

Robespierre, Napoleón, etc.

El político democrático que se sustenta del sufragio universal, desde su

mismo nacimiento pone el sufragio al servicio del cacique para lo cual

emplea la mano izquierda del “duro” de Romanones, del PER, de las

subvenciones y de la propaganda.

El político honrado, en democracia tiene que ser más inteligente y eficaz

que un padre de la patria, debe ser humilde, no mentir y trabajar, no para

las elecciones inmediatas sino para el bien común.





Estas virtudes suelen salir a relucir sobre todo en las elecciones

municipales.

Aquí, el poder es más cercano a la gente y se calibran, más los hechos

que las palabras.

Todos conocemos alcaldes que hablan poco, hacen mucho y no tratan de

demostrar en cada momento lo importante que son. Estos suelen ser

reelegidos periódicamente.

El candidato humilde y eficaz, sereno y moderado y que trata de proteger

a la gente de la chusma, el que no trata de imponer ideología a los

demás. Ese tiene mi voto.

martes, 20 de junio de 2023

El valor de los errores

 Artículo publicado en el periódico Ideal, junio 2023


Un error es tanto más valioso cuanto aclara que el camino seguido

estaba equivocado.

Esto ayuda a comprender las crisis juveniles, que vienen a ser

turbulencias. Acabarán bien en proporción a la aceptación de la

humillación que conlleva, haberse equivocado.

La democracia española es muy joven por no decir que pasa por un

período adolescente. Cabe pensar si alguna vez hubo democracia en

nuestro país.



Se compraban votos con Romanones y se compran ahora con la

diferencia que marca el IPC. Me refiero no sólo a la picaresca de Melilla y

Mojácar sino al burdo e insultante venta de entradas para los mayores, a

la rebaja en ferrocarril y a los cincuenta euros a los jóvenes que trabajan

y estudian. Un efecto parecido producía el PER.

Pocos reconocen lo mal que se han comportado. En algún caso sacan

pecho como D. Rodrigo en la horca, que cuentan las crónicas que cuando

le llevaron al cadalso se comportó de modo tan bravío y noble que las

gentes lloraban y rezaban por su alma.

La política en España funciona por tanteo y error no por un proceso, sea

tradicional como en el Reino Unido o racional como en Alemania. Al no

haber tradición ni razón, se mira al corto plazo de modo que el azar puede

plantear mejores oportunidades el día de mañana.

¿Quién se ha equivocado y por qué lo han hecho?

Se equivocó el PNV con la moción de censura que abrió la caja de

Pandora de la Coalición imposible, llamada Frankestein, y que algunos

ennoblecieron con el nombre de “habilidad”. Se equivocó Sánchez

atreviéndose a sumar el socialismo al independentismo y al antisistema.

Se equivocó Alberto Rivera olvidando que la única razón de su éxito era

unir todas las fuerzas constitucionalistas en Cataluña. Fuera de ese

contexto, no había lugar.

Se equivocó Pablo Iglesias, que despertó el romanticismo de Lavapiés y

acabó en el clásico de Galapagar.

Se equivocó Pablo Casado, intentando hacer con Ayuso lo que se hizo

con Aguirre.

Toda esta madeja de equivocaciones ha llevado a una política ideológica

de extrema izquierda que ha tenido la virtud de acabar de un batacazo con

el socialismo, con Sánchez, con Podemos y con Esquerra siendo Bildu y

el PP, los únicos beneficiados.



Ese fracaso de habilidades y estrategias de un novato en política casi

alcanza la Presidencia de Europa.

Y la gran obra de Sánchez: las docenas de decretos leyes que vía exprés,

y sin debate, con urgencia, producen en muchos casos nauseas a la gran

mayoría de los españoles.

En alguna medida, la política sanchista imita a la de Manuel Azaña, no en

las tretas y retórica enmascarada, sino en los contenidos de su

legislación, elevados a un nivel superior por la presión de la ideología de

género, pero Azaña nunca pactó con Esquerra y los vascos.

La respuesta global del país es masiva y aplastante, porque en mi

opinión se ha pasado tres pueblos y los siguientes.

El éxito del PSOE fue debido a la moderación, a no traspasar las líneas

rojas que, aunque están en la Constitución, se han desleído en la

interpretación.

El mayor de estos errores es la guerra abierta con la Judicatura, la

intervención política del TC. En estas circunstancias no se puede

sostener el Estado de Derecho.

Encaminar lo mal descaminado. Eso sería la simple derogación. Sería

corto de miras si no hubiera un programa positivo de reconstrucción

nacional que trataría de evitar tanto desafuero.

Si uno quiere llegar a buen puerto no se puede aliar con los piratas.

domingo, 4 de junio de 2023

Coordinación y bien común

 Artículo publicado en el periódico Ideal, junio 2023


El hecho de que los políticos se acuerden de los problemas del

ciudadano, días antes de las elecciones, subraya el olvido de sus

programas y la convicción de que los ciudadanos padecen de una

amnesia profunda.

No ocurre siempre así. Cuando un alcalde es honrado y cumplidor, suele

ser reelegido periódicamente.





En un ayuntamiento y en una Comunidad el fin de los candidatos es la

búsqueda del bien común. En la medida que quiero el bien de mi pueblo,

tengo que pactar con mi vecino.

Las Comunidades si quieren el bien común de la suya, tienen que pactar

con las vecinas.

La cuestión del agua, por ejemplo, es un agudo problema mundial. Como

ocurre con los alimentos que sobran y se desperdician, por falta de visión

y organización política.

En España hay mucha agua a repartir, pero se devuelve al mar sin

conciencia. Lo mismo ocurre con la vivienda en donde el actual estado de

cosas propicia que no se construyan viviendas públicas y pocas

privadas, haciendo que el acceso a la propiedad y el acceso al alquiler

cada vez estén más lejos de las posibilidades de jóvenes y no tan

jóvenes. Así se explica el descenso de la natalidad.



                                                    Natalidad-mortalidad en Granada

Cabe responsabilizar de muchas de estas frustraciones a la actual

estructura del estado autonómico donde las instituciones autonómicas

culpan a las centrales y éstas devuelven la pelota a aquellas.

Con la actual estructura cabría acuerdos si hubiera coordinación y buena

fe. El bien común puede ser incompatible con la política de partidos.

En este país los partidos políticos tienen votantes fijos que votan a los

suyos como si se tratase de religiones. A esto se debe el recurso a la

memoria histórica de la que pocos se acuerdan y de que la mayoría no

quiere acordarse.

Si hay un problema, se desentierra un muerto. Si vienen mal dadas, se

recuerdan las tapias del cementerio donde cayeron tantos inocentes. Se

olvida que hay muchas tapias en este territorio.

Hay pactos ideológicos que no tienen que ver con el bien común sino con

la confrontación y el “guerra civilismo”. No son justos porque dan el

poder a coaliciones que no han sido votadas sino formadas a posteriori.

Se alude también a la profesionalidad de los políticos, pues muchos

incapaces, presumen de que cualquiera puede ser ministro o secretario

de Estado.

Sería deseable que los políticos en vez de licenciarse en cabildeos de

partido, tuvieran algunos años de trayectoria profesional, aunque fuera de

albañiles o de autónomos porque a veces se comportan con la falta de

seriedad de quien no sabe lo que es trabajar.

Con la globalización, ocurre que los asuntos más cercanos y simples

vienen condicionados por la Unión Europea, por el G 7 o el Foro de Davos




o por las multinacionales. Esto explica que se vacíen las zonas rurales,

los granjeros sacrifiquen sus vacas o los agricultores conviertan las

cosechas en biocombustible sin olvidar que las energías renovables y el

abandono de combustibles fósiles vienen determinados por Bruselas.

En esta línea, nuestros municipios debieran pensar en estrategias de

cooperación entre sí para facilitar la atención a los mayores en materia de

sanidad, de acceso a la banca y de servicios compartidos.

En muchas de las necesidades locales se ve la exigencia de coordinación

y de voluntad de ejecutar los fondos europeos sin prejuicios de partido.

El bien común es el conjunto de derechos y de deberes que hay que

coordinar, respetando los derechos fundamentales y los deberes

correlativos sin lo cual la democracia se desliza hacia la demagogia,

nombre griego de la anarquía.