miércoles, 28 de julio de 2021

Origen

 Prepublicación, julio 2021

I.            ORIGEN


¿Qué es verdad, la identidad o la multiplicidad?  ¿Qué es la vida, la conciencia y el tiempo?

El sistema del mundo, las matemáticas y la creatividad. ¿Qué se esconde tras esas realidades?

La indagación nos lleva a la gran pregunta : qué es una persona

 

martes, 27 de julio de 2021

La familia: una fortaleza

 Artículo publicado en el periódico Ideal, julio 2021




La fortaleza, una virtud que tiende a superarse a uno mismo en los asuntos difíciles. Se evidencia más a la hora de resistir que a la de atacar y es más visible cuando se practica con los amigos que no con los enemigos.


El miedo, que en principio carece de valor moral, siendo un mero sentimiento, es un mecanismo nervioso que inhibe las neuronas. El organismo se encoge, se “arruga” y queda paralizado ante el enemigo real o imaginario. El miedo se puede disminuir con estimulantes, pero tampoco, la química produce virtud que es el hábito por el que uno obtiene la felicidad con esfuerzo.


Se oye decir que la gente no quiere casarse porque ante las dificultades presentes se “arruga” y prefiere gozar de los placeres del matrimonio sin las cargas del matrimonio.
Es incierto que los jóvenes con miedo al trabajo, al sacrificio y a las dificultades de la vida, alcancen la felicidad en esta vida y en ninguna otra.


Todas esas nobles palabras como dignidad, autonomía, libertad, se emplean con cierta frecuencia como si fueran frutos del árbol de la vida que florecen en los jardines del Edén.
Es verdad que todos los seres humanos, incluyendo los embriones son dignos, virtualmente autónomos y libres. Eso sólo ocurrirá si desde la infancia se les muestra el sentido deportivo de la vida. Uno es libre y digno cuando se lo trabaja y esto es verdad incluso para muchos discapacitados.


Al hablar de la familia, solemos, en ocasiones, ocultar el rábano con las hojas. Parece que la emoción, la erótica y el sexo son las motivaciones que llevan a la gente a casarse. En cuanto, en nombre de la autonomía, percibes que todo ello se alcanza fuera del matrimonio, cae de su propio peso, que casarse no proporciona ninguna ventaja.

Cuando hombre y mujer se encuentran bien en compañía, se gustan y se quieren, nace la idea de hacer una historia juntos.


Hoy en nuestro entorno, aquí y allá, conocemos chicos y chicas menores de treinta y tantos años con seis y siete hijos con sueldos rozando la subsistencia.
¿De dónde sacan el valor? -se oye- y la respuesta es siempre la misma: porque se quieren, se aman.


El amor de benevolencia incluye todos los matices del amor, porque el rábano y las hojas no tienen por qué contraponerse. Lo importante es que los hijos estén contentos y felices porque ven que sus padres lo son.


¿Por qué el miedo al matrimonio? La v
erdadera razón es porque la gente no sabe querer hasta el sacrificio, no sabe darse.

Miedo a la aventura, al futuro vaivén de los sentimientos, a lo desconocido. Lo cierto es que quien piensa así no ha encontrado la persona con la que se encontraría a gusto toda la vida.
¿De dónde viene el miedo? ¿Por qué no atreverse?


Se vive bien sin responsabilidades, dedicándose “full time”, al cultivo de sí mismo, perdiendo la ocasión de dedicar la vida, al cultivo de los demás.


No hay trabajo, no se pueden pagar las hipotecas, incluso, “los niños contaminan”. Eso no son razones sino circunstancias y ¿desde cuándo el amor se ha parado a pensar en las circunstancias?


 Es duro pensar que ese abandono de la vida, lleve al abandono de la propia felicidad.
Algo tan sencillo como “ganarse la vida” en todos los sentidos de la expresión, produce un terror paralizante, muchas veces cubierto por el piadoso velo de “orgullo”, “dignidad”, “libertad”.

Occidente declina, no por la política o la economía sino porque prefiere la comodidad a la fortaleza.

 

 

La expropiación de la voluntad popular

 Artículo publicado en el periódico Ideal, julio 2021


La utilidad pública, como es sabido, tiene la finalidad específica de justificar toda expropiación. Ha sido el Gobierno corresponsable con su Presidente, el que ha puesto sobre la mesa, la razón explícita de los indultos por el “procés”.

Otro argumento que se maneja desde hace años es que las palabras no tienen repercusión jurídica y solamente la tienen, los hechos.

La concesión de un indulto, es ciertamente un hecho y tendrá repercusiones.

El error capital de esta política, es que los indultos expropian la voluntad popular, expresada explícitamente en la legalidad vigente. Se pretende resolver por vía política, un problema constitucional.

Es tal el salto de nivel que va de lo administrativo a lo constitucional como lo que va de una multa a un golpe de estado.

La formalización jurídica como Real Decreto-Ley, supongo que “por motivos de urgencia”, es el modo en que la voluntad gubernamental, compromete al Rey y a las Cortes que deben convalidar ese Decreto.

¿Puede asegurar alguien que la voluntad popular va a adherirse a unas Cortes cuya decisión no se corresponde con la voluntad de la inmensa mayoría de los ciudadanos?

Pedro Sánchez, como jefe de Gobierno, que no de Estado, es la cabeza del Ejecutivo y no puede ni legislar ni juzgar. Por eso él no puede, propiamente hablando, nombrar diputados ni jueces ni tampoco, por un acto administrativo autorizar un referendum que rompa la soberanía popular y segregue una porción del territorio.

El Sr. Ábalos, Ministro de Transportes, con esa rigidez facial que le caracteriza, ha señalado que “si lo vuelven a hacer en los próximos seis años, la respuesta será contundente”. ¿Significa que se cuenta con una larga legislatura?

 La patronal, los obispos catalanes y el Gobierno social-comunista son, según parece, uno y lo mismo, lo que admiraría a la Pasionaria y a Federica Montseny.

La expropiación alcanza a todos los españoles y a todos los catalanes que portadores de pasaporte español, ejercen como tales. Les afecta porque mediante una voluntad política particular, se les puede sustraer su derecho inalienable a exigir el cumplimiento de la Constitución y a ser consultado sobre su virtual reforma.

Son todos los españoles, incluidos los catalanes, los que tienen derecho a opinar y a manifestar en las urnas qué piensan de esa fractura de la unidad soberana del territorio.

La voluntad de uno solo pasa por encima del Tribunal Supremo, el Consejo de Estado y la única razón que permite este antijurídico es el hecho de que una ínfima minoría parlamentaria sea suficiente para sostener o remover este Gobierno.

Son los poderes fácticos los que contienen la caída de un Gobierno que con todos los agravantes de premeditación y alevosía legisle sistemáticamente por Decretos-Ley, y a escondidas, normas ideológicas de gran calado, aprobadas con celeridad por un parlamento fragmentado.

Esa legislación que afecta a la vida, a la moral de los niños, a la libertad de enseñanza, a la vida de los ancianos y al sexo de los ángeles, no pasarían con éxito, un referendum popular.

Mientras tanto, los asuntos que se suponen que son, históricamente, aquellos que dieron lugar a la fundación del PSOE que se centran en la promoción de los trabajadores y de su nivel de vida, quedan sumidos en la oscuridad y el abandono.

Nunca estuvieron tan bajos, la renta per cápita, el paro, especialmente el juvenil. Nunca la insuficiencia sanitaria fue tan manifiesta sobre todo en los Centros de Salud de atención primaria.

 Nunca jamás España tuvo un Gobierno con 23 Ministerios y nunca tantos ministros estuvieron al margen de la “gobernanza”.

La patria del matriarcado

 Artículo publicado en el periódico Ideal, julio 2021

No estamos tan lejos del pasado como para olvidar que, si los senadores romanos mandaban en Roma, sus mujeres mandaban a los senadores.

 ¿Vamos a una patria de matriarcas?

 ¿Vamos a ser más felices si las dulcineas gobiernan el mundo?

La tesis feminista extrema nos quiere convencer de que la mujer aportará a la política su dulzura, su intuición y su capacidad expresiva. De ahí resultarán transformaciones beneficiosas.

La feminidad afectará a los ejércitos, hará más difíciles las guerras y su ternura hará de este mundo crispado, competitivo y difícil, una colmena donde todas serán abejas reinas.

Un reino de mieles y bienes.

Para alcanzar ese ideal que no lo considero imposible hará falta “retocar” algunas leyes y principios.

El primero de ellos y principal es el de igualdad que marcó la caída del Antiguo Régimen y nos trasladó a una democracia de varones de alto nivel de renta.

Es mérito del feminismo darse cuenta de ese pequeño detalle y desde el siglo XIX lucharon las mujeres por el sufragio universal y directo. Y lo consiguieron, aunque en el siglo XX.

 

Sin embargo, una cosa es la democracia formal y otra la real. Así los parlamentos, los Consejos de Administración y los Estados Mayores todavía son abrumadoramente masculinos. Se ve venir un horizonte de lucha para que esto cambie y las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres para alcanzar cualquier puesto directivo.

 

El tema de la igualdad, es desde el punto de vista de la lógica del lenguaje, arduo y difícil como cada día podemos comprobar en nuestra TV. Observen sin embargo que todas las series y películas en donde las mujeres suelen ser protagonistas, espías, pilotos y jefes de estado, en ninguna de ellas se emplea el lenguaje inclusivo. En ninguna película europea o americana se oye algo así como: “periodisto”, “madamo” o se atrevan a cambiar el género del sol, la luna y las estrellas. Por algo será.

 

La igualdad es, tal como se entiende, aritmética. Todos valemos para todo y para toda categoría laboral. La libre competencia y la economía de mercado tiende a corregir aquel principio de igualdad aritmética que ni Kant ni Hegel se atrevieron a suponer, pero sí la señorita Yolanda Díaz.

Estamos viendo con estupor que el género funciona de modo imprevisible. Las víctimas suelen ser mujeres, pero a veces, también varones. Depende del interés mediático.

La inclinación al mal no conoce de géneros ni sexos, pero sí de las modalidades de su ejercicio.  Creo que por razón hormonal: los varones tienen nueve veces más testosterona que las mujeres.

El varón, no cultivado, tiende a la acción directa y a la fuerza física. Las mujeres-las mal inclinadas- a la acción indirecta y al maltrato psicológico, que también emplean los varones.

Esto sólo puede ser compensado con el crecimiento en la virtud que pone a las hormonas donde tienen que estar y no donde menos debieran. La Ley Celá protege la espontaneidad de los niños, pero no su autodominio.

Hubo culturas, pocas, que establecieron el matriarcado. La razón no es política sino de corte machista.

En ciertas culturas en las que se incluyen algunas del lejano Oriente, apenas nacen mujeres porque sufren el “bulling” antes de nacer. La feminidad es tan poco valorada que las familias prefieren varones. Por eso en la China actual faltan trescientos millones de mujeres y el gobierno ha decidido permitir que la familia pueda tener tres hijos sin cargar con la multa consiguiente.

 Hubo matriarcado donde el infanticidio de las féminas, hacía preciso “colocar” múltiples maridos para una hembra.

La Naturaleza tiende a equilibrar el número de los individuos de ambos sexos, pero no cuenta con la opción de género, el paro juvenil, el precio de la vivienda y la baja natalidad.

El factor cultural frena al instinto que sólo encuentra un respiro en los jardines de la ideología.