jueves, 27 de abril de 2023

Inteligencia no hay mas que una

 Artículo publicado en el periódico Ideal, abril de 2023


En una charla sobre computadores cuánticos, el Prof. Miguel Vega nos abría la mente al nuevo mundo de la Inteligencia Artificial.




Hay talentos especulativos y otros más bien prácticos que ven en esas Indias, nuevas especias para comerciar por todo lo alto.

IBM y Google que al parecer llevan la delantera, están invirtiendo miles de millones en crear las infraestructuras que no prometen sino ofrecen infinitas posibilidades en todos los campos.

La IA se basa en construir computadores capaces de manejar información a velocidades cuánticas. Los razonamientos necesitan un tiempo y los cálculos de muchos decimales, mucho tiempo. Esto incrementa el coste en personal y equipo.

En un campo de fútbol, pongamos el ejemplo conocido, el jugador tira un penalty a puerta. El portero, lo vemos en la pantalla, se dispone a lanzar el balón e intenta colocarse lo mejor que puede. Se lanza el balón y en el justo momento en que la pelota está llegando a puerta, se apaga la pantalla de TV.

La pregunta es: ¿Ha habido gol o no?

Para calcular las probabilidades hace falta tal cantidad de combinaciones y cálculos que nuestros actuales ordenadores no podrían hacerlo en un tiempo útil. Los ordenadores cuánticos si, y casi al momento.

La velocidad del procesador es la clave y el invento es que los ordenadores cuánticos no trabajan con “bit” (1,0) sino con cubit.

En un ordenador normal toda la información resulta de la combinación de 0 y 1, pero el cubit ofrece infinitas posibilidades entre 0 y 1. En esas infinitas posibilidades el superordenador cuántico en economía, análisis de mercados, cotizaciones de bolsa, diagnósticos médicos o si va a haber una tercera guerra mundial, calcula en segundos lo más probable.

Las aplicaciones prácticas abarcan todas las actividades humanas, todo aquello que se pueda medir o contar.

Es natural que aparezcan sonrisas incrédulas. En tiempos electorales se ofrecen cosas imposibles.

Es la hora de acudir a la teología.

Muchos cerebros confluyeron en Física y Matemáticas, especialmente en las primeras décadas del siglo XX para alcanzar el conocimiento del nivel subatómico de la materia y llegar a poder manipular el estado cuántico de la misma, Max Planck, Eddington, Einstein, y muchos más.

Todas estas investigaciones que parten de las matemáticas consiguieron engañar a los alemanes descifrando sus códigos y al mismo tiempo construir y lanzar dos bombas atómicas sobre Japón y -cuidado- acabar la guerra.

Entre 1 y 0 hay infinitas posibilidades porque en un continuo matemático entre punto y punto siempre hay otro punto ¿Hemos llegado a Dios? Hemos llegado al hombre, semejante a Dios.

No basta la información, hay que saber interpretarla. Hace falta, como descubrió Einstein, un observador fijo para poder medir los datos.



En otro modelo reiterado de manejar todo lo manejable se habla de escanear la información de un cerebro genial, o de varios, introducirlos en un ordenador cuántico y aprovechar la labor de unos cuantos genios.

Aquí es donde se juega lo que es verdaderamente la inteligencia.

Los científicos se mueven ante los hechos y los datos como el centro de gravedad de su universo.

A pesar de que Einstein superó genialmente el positivismo al introducir el punto de vista del observador, se sigue dando más importancia a almacenar cantidades infinitas de datos que a la capacidad de interpretarlos. La matemática y sobre todo la física, necesitan de la hermenéutica como el paisaje, para ser paisaje necesita del ojo y de la cámara.

¿Alguien ha visto jamás un paisaje que no haya visto nadie ni él mismo?

El ojo hace al paisaje, el paisaje no hace al ojo.

 

domingo, 16 de abril de 2023

Resurrección si resentimiento

 Artículo publicado por el periódico Ideal, abril 2023


Tanto hebreos como islámicos siguen fieles al “ojo por ojo” de la Torah.

Este precepto que suponía una racionalización de la venganza, viene a

ser elevado a un plano por encima del instinto y del derecho.

La Pasión de Cristo que viene documentada con todo detalle por los

cuatro evangelios, es un castigo tan injusto y tan cruel que ha hecho

pensar a algunos, que no se hizo justicia a Jesús y sería propio el hacerla.

Un argumento que, desafortunadamente se ha empleado en la historia

con efectos devastadores.



No se entiende, sin la fe, que el Evangelio no ha venido a implantar la

justicia sino la caridad, el amor, y esto es lo difícil de comprender.

“Se os dijo: “Amad a vuestros prójimos y odiar a vuestros enemigos”,

pero Yo os digo, bendecid a los que os maldigan”.

Esta expresión: “Pero Yo os digo” tiene el sello de la Divinidad puesto

que sólo el que hizo la Torah, puede superarla.

Todas las escenas sin faltar una, que conocemos después de resucitar

Jesús, ni una sola lleva implícito el rencor, el resentimiento o la venganza.

En ellas encontramos el candor y la ingenuidad de la Magdalena y la

ternura de Jesús. Vemos también cómo prepara el almuerzo para los

discípulos que habían vuelto a pescar sin éxito.

De los que le condenaron, no hace mención, no se acuerda a pesar de

que es triunfador, el Omnipotente. Muchos de ellos, sacerdotes y fariseos

se convirtieron el día de Pentecostés. Concretamente tres mil varones sin

contar sus familias.

Otro detalle sugerente: el Cristianismo se expandió no por individuos

aislados, sino por multitudes desde el primer momento.

A este ritmo, los testigos oculares de la Resurrección dieron su vida,

lapidados, azotados, muertos, dando testimonio de lo que vieron. No era

una broma, no era un invento para contar a los nietos al calor del hogar.

Era la vida misma con sangre y dolor.

El precepto nuevo del Cristianismo es: “Que os améis unos a otros como

Yo os he amado”, es decir, hasta la muerte.




Y sabía perfectamente los avatares de los próximos veintiún siglos de la

historia universal. Por eso, lo último que dijo antes de ascender al cielo

fue: “A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados.”

Tenemos pues claro la esencia del Cristianismo que cuenta de antemano

con el incumplimiento histórico de muchos de ellos, empezando por

nosotros.

No nos engañemos, a los cristianos nos toca perder en las innumerables

formas de ninguneo, cordón sanitario y proscripción.

Nosotros perdiendo, siempre ganamos.

viernes, 7 de abril de 2023

La persona y las cosas

 Artículo publicado en el periódico Ideal, abril de 2023


¿Qué es lo que nos hace ser personas y no cosas?

En la Antigüedad no tan lejana y en la posmodernidad era persona el que

podía serlo, o sea el que era más fuerte que su contrario. Esa fortaleza no

era sólo física sino jurídica. Un padre de familia que no pudiera pagar una

gran deuda podía ser vendido como esclavo, lo mismo que un prisionero

de guerra.



El comercio de esclavos practicado por casi todo el mundo, con sus más

y sus menos, partía de la base de que todo el que no podía impedir ser

capturado, era susceptible de convertirse en cosa de la propiedad del que

lo captura. Quienes huían de sus señores podían ser crucificados.

De modo que la muerte de Jesús en la cruz cobra un gran significado

histórico.

Los hebreos, incluso, consideraban a Dios, Padre del pueblo, pero no de

las personas. Así se explica que Jesús fuera crucificado por hacerse Hijo

de Dios e igual a Dios.

Ser persona, sujeto de todos los derechos y deberes era en Roma propio

de los cives, los ciudadanos romanos, un concepto político semejante al

nuestro de ciudadanos con el pasaporte de la U.E.

La igualdad de todos los seres humanos ante Dios, sin Dios, se convierte

en la igualdad de todos ante el Estado según el concepto antiguo y

pagano de la existencia.




Si algún hombre, en nuestro país, va al Registro y cambia su género, uno

entre los dieciséis modelos que permite la ley del Estado, sea de tal o cual

orientación sexual, es libre de hacerlo, con la consiguiente trampa: Tú

eres de tal o cual orientación en tanto cumples la ley del Estado. La

trampa aparece en cuanto no te registras o no cumples con el papeleo

burocrático.

En este caso si te comportas como hombre o mujer sin registrarte, tu

comportamiento es ilegal.

Esto incide confusamente en todos los Códigos, civil y penal. Si eres

mujer registrada como hombre, no te puedes divorciar de tu marido. Si

eres hombre registrado como mujer tampoco podrás divorciarte de tu

mujer.

Todo este lío infinito procede de confundir las imágenes y el sentimiento

propio de los animales con el concepto y definición de persona y cosa,

propio de los racionales.

En las infinitas complicaciones que harán, de los jueces adivinos más que

magistrados, lo único claro es que es persona quien decida el Estado que

es persona.

No digo nada si introducimos el lacerante tema de la inmigración.

Los problemas que trae consigo la injusta legislación sobre la vida y la

propiedad nos devuelve al poder del más fuerte. El destino del feto es el

de una cosa, un esclavo que es tratado como cosa que se tira, lo mismo


que el de un anciano terminal que con discreción se espera que deje

pronto su cama o el de un ingeniero genético que quiere salvar al mundo

echando al cesto cientos de embriones viables.

El Crucificado eleva a todos los hombres a la categoría de persona. Es el

esclavo que al morir y resucitar perdona al que quiere ser perdonado y

resucita al que quiere ser resucitado.

La igualdad entre los seres humanos no puede depender de una decisión

política que permita o prohíba, sino que es previa a ella.





La Declaración de las Naciones Unidas así lo proclamaba y “reconocía

que todos los seres humanos nacen libres e iguales”. Al reconocer y

proclamar expresan que la igualdad no es una decisión política sino un

reconocimiento de la naturaleza misma de las cosas y de las personas.