sábado, 27 de octubre de 2012

La otra energía limpia

LA FE, ENERGÍA LIMPIA
(Artículo publicado en el periódico Ideal de Granada, 26 de octubre de 2012)


"Los estimulantes químicos, alcohol o drogas, hacen efecto penetrando en el cerebro, sea de hombres o de animales. Es evidente que no son específicos de los seres humanos. Un café o dos, despejan la mente, estabilizando el cerebro, haciendo más fácil que las ideas brillen mejor, siempre que se tengan. La serotonina hace efecto de colchón frente a los desequilibrios del exterior o del interior, que pueden desconcertarnos,  y actúan igual más o menos, para pulpos y moscas que para nosotros los seres humanos, animales con la autoestima vacilante, precisamente porque somos inteligentes (más o menos)
Es cierto que a un pulpo no se le ocurre irse al supermercado y compararse una botella de coñac, porque se mueve en un mundo más fácil que el nuestro donde el IPC, el IVA y el Euribor son como torpedos en la línea de flotación de las personas.
La expresión “la religión es el opio del pueblo”, era significativa en los tiempos de la guerra del opio donde los británicos  en nombre del libre mercado  se dieron un buen tute vendiendo opio a los chinos. Cosa admirable engañar a un chino con su propia droga.
Ahora , con el avance tecnológico, los productos derivados del opio se han depurado y sofisticado incrementando su impacto en las neuronas, dando, en el mejor de los casos, pan para hoy y hambre total para mañana.
Los seres humanos rendimos más y mejor, intelectual o materialmente, cuando tenemos las cosas claras.  El humano necesita orientarse en el mundo del tiempo, tener el pasado, el futuro, bien cimentado, para poder trabajar a tope en el presente. Aquellos tiempos en los que se consideraba al clero y las monjas, parásitos de la sociedad trabajadora, eran tiempos de ignorancia, en los que se pensaba que fortalecer el espíritu, era holganza indecente, un insulto para los que apenas podían comer trabajando de sol a sol.
Ahora, antes de la crisis, la clase trabajadora descubrió la holganza, los placeres de la vida, la propiedad privada, los viajes a Tailandia, y los cruceros de lujo por el Báltico. También se trabajaba, hablo en general, pero menos de lo que se disfrutaba. Ante este panorama que Marcuse esbozó en “Eros y Civilización”, algunos descubrieron que se podía alcanzar un “alto standing”, sin trabajar nada o haciendo “como si” se trabajase. En consecuencia, descendieron las vocaciones religiosas y sacerdotales, porque el “opio del pueblo” no se podía comparar con el proyecto de placer y bienestar a tope, considerado como un derecho inalienable de la especie humana. A donde va a comparar el rigor del claustro con la comuna florida en las laderas nepalís del Himalaya.
Ahora se dan cuenta, los que no lo sabían,  que el trabajo es la fuente original de la producción y que ésta es el fundamento de la riqueza de un país. La primera necesidad es trabajar, el problema de la distribución de la riqueza se plantea cuando hay riqueza. Lo inverosímil de entrada es poner el carro antes que los bueyes y partir del dogma de que todos tenemos derecho a todo y que eso de trabajar, cuanto menos mejor.
Se trabaja con ilusión cuando está uno orientado en el mundo: no tiene miedo al pasado ni al futuro, pero los tiene en cuenta, el pasado para rectificar, el futuro, para esperar. Cuando estos miedos se superan, entonces hacen falta ideas, que surgen si una formación cultural las hace posibles y si una buena educación moral permite comprobar que la fuerza se adquiere, entrenando.
En consecuencia, el “todo vale”, “todo es mentira”, “yo no soy tonto”, “la solidaridad consiste en fomentar la opinión socarrona de “dame pan y dime tonto y además te voto”, expresiones que se consideran propias de un hombre que tiene los pies en el suelo, desplazan a otras como “los puestos de trabajo los crea la competencia del que los demanda”, “El hombre que pudiendo, no trabaja, es indigno de ese nombre”, “los puestos de trabajo mejores, son los que se crea uno”. Podríamos seguir el crecimiento real del IPC, es fruto del trabajo, libre en los países libres, forzado en los que no respetan los Derechos Humanos, que son bastantes.
La energía propia del hombre y la mujer está en creer, no para anticipar el descanso eterno sino para adelantar la vida eterna. ¿Y cómo se yo que hay vida eterna? ¿Cómo se que Dios existe?
Si quieres tener energía limpia y no contaminante, es preciso percatarse de que es contradictorio tener fe y querer verificar o contrastar. Si tocas aquello en que crees, anulas la fe y la energía que desencadena. El que toca y prueba, descansa, está lleno y satisfecho en lo que toca. No hay problema. El problema aparece cuando no hay garantías y uno se fía, simplemente. Se trabaja a fondo perdido, lo que no quiere decir gratis, sabiendo que, aunque no lo vea, en Dios está todo ya resuelto de antemano.  Es un juego, éste de la fe, en el que has ganada ya la partida, pero tienes que comportarte como si n fuera así.
Los humanos somos una especie que necesita la fe para razonar y mover el cuerpo para luchar por realizar los proyectos. La razón no permite concretar el futuro; afortunadamente, la fe, lo promete pero sin detalles, para que la construcción del edificio no se detenga en poseer lo que aun no se ha construido."

martes, 23 de octubre de 2012

Caos o azar: ¿confusión u orden?


"Cuando algo hay confuso en el entorno o en la conciencia es necesario echar mano de la ordenación. Parece sencillo pero ordenar supone coger las piezas que andan revueltas, fuera de o dentro de nosotros y aclarar cómo encaja cada elemento con los demás. Esto significa saber la función de cada una de ellas y si es posible su naturaleza , para qué están ahí.
Cuando se quiere descifrar un mensaje codificado del que no se tiene la clave ni procedimiento informático para hacerlo, la primera evidencia clara, tras evidenciar que no entendemos nada, consiste en partir de la base de que los signos o letras no están ahí por azar y casualidad.
El cálculo de probabilidades que parece emplear como materia prima la casualidad, trata de contabilizar la frecuencia con el que se presentan los elementos del texto, o de las intensidades de las señales. Comprobar que hay letras o señales que se repiten con más frecuencia que otras les concede una jerarquía respecto de las demás.
Es una cuestión de cantidad, pero que indica un valor de función. Las letras se repiten más porque es necesario para el conjunto que se repitan más. No hay repeticiones por casualidad sino siempre según un cierto orden. También los silencios o ausencias pueden ser significativos y son elementos de nuestra interpretación.
Si el descodificador presupusiera que el texto es obra del puro azar y que carece de sentido, no descifraría nada.
En el Cosmos y en el ser humano, ocurre lo mismo. Si intentamos ordenar las cosas, la vida sale adelante, si renunciamos a ella, nuestras señales serán las que no precisan pensar sino solamente sentir. Lo inmediato, creemos no va cifrado y esto significa que nos guiamos del puro instinto y ordenamos el entorno como si fuéramos animales.
No lo somos y nuestra conciencia se resiste a caer en esta alternativa, a creer absurdamente que las cosas están ahí porque se han puesto casualmente y que carecen de significado alguno.
La negación de la inteligencia se niega a ordenar el mundo, a reconocer que está ordenado antes que llegáramos nosotros a él. La confusión es la factura que hemos de pagar por nuestra hazaña." 

sábado, 20 de octubre de 2012

Homo multidimensional. Introducción a la neuroantropología



"Era necesario hacer ahora lo que Tomás hizo en el siglo XIII y Hegel intentó en el XIX. Si entonces se admitía la física aristotélica y si su concepción de la matemática era deudora del experimentalismo e instrumentalismo, se necesitaba en el Tercer Milenio partir de la física de la complejidad, de la filosofía de la lógica matemática y de la neurociencia, entre otras ramas de la ciencia actual.


No quería «modernizar» nada, impostar un collage o un «pastiche», a modo de «arreglo», entre lo antiguo y lo moderno. La filosofía como búsqueda de la verdad exige pensar las cosas en serio, haciendo suya la verdad donde la encuentre. Replantearse el problema de las relaciones mente-cerebro, la teoría del conocimiento y la estructura antropológica desde nuevas bases.


No es tarea fácil, porque las teorías de la relatividad, de las geometrías curvas, de la genética y la reunificación de lógica y matemática, son cada una de ellas revoluciones teóricas, conectadas entre sí, de enormes consecuencias prácticas.(…)
La redacción material se inició después de la publicación de mi libro sobre Spinoza en 2009 y se nutrió de mis lecturas de Frege y Russell, que me remitieron a Leibniz, y de las lecturas del pensamiento físico y matemático reciente, Einstein, Gauss, Gödel, y los grandes científicos y divulgadores, Popper, Eccles, Penrose, Hawkinmg, entre otros.

La obra que ahora pongo en manos del lector es solamente las primicias de un nuevo paradigma que debe madurar y llegar a sus últimas consecuencias en la teoría del conocimiento, la lógica, la ética y la teología «natural», siempre y cuando lo permita Dios.

Tampoco debo ocultar las motivaciones e «intereses» que debajo del pensamiento racional lo mueven desde fuera, de modo semejante a como el metabolismo de nuestro organismo hace posible el pensamiento puro.

Esa motivación de fondo se refiere a la necesidad sentida, por convicción, de evidenciar el profundo ensamblamiento entre la fe religiosa y la razón humana, señalando como la estructura de la fe, es, materialmente hablando, la estructura misma de todo acto humano. El deseo de dejar atrás los conflictos entre las ciencias y la religión, entre la filosofía y las ciencias y entre todas ellas y la fe cristiana, ha sido el catalizador. El reconciliar todo lo que durante siglos ha estado en permanente confrontación no puede tener más que consecuencias beneficiosas para la paz del mundo, pues sólo en la verdad se pueden encontrar los hilos conductores que llevan a la paz." 
(Introducción a Homo multimensional)

Disponible en: Editorial Comares

Historia del Pensamiento Filosófico

Se trata de una obra profunda que analiza el pensamiento filosófico universal. El autor ha contado con la colaboración de sesenta especialista en cada materia. La obra consta de 6 volúmenes, y cada parte de una introducción a la época. 

"El primer volumen expone a lo largo de once capítulos la edad antigua, desde los mitos griegos hasta el neoplatonismo, con una distintiva referencia a la ciencia griega. El volumen segundo versa sobre la edad media, con diecisiete capítulos que engloban desde la patrística hasta el nominalismo y la crisis de la filosofía en los siglos catorce y quince. El tercer volumen, con diecisiete estudios, abarca desde el renacimiento hasta la ilustración, empirismo y racionalismo. El volumen cuarto examina en dieciocho trabajos la filosofía moderna y el siglo diecinueve, no sólo estudiando sus autores más conocidos, sino con singulares capítulos acerca de economía, evolución, socialismo, pragmatismo, etc. El quinto volumen se consagra muy pormenorizadamente al siglo veinte, incluyendo veintiocho colaboraciones que estudian tanto movimientos filosóficos (la fenomenología, el existencialismo, el estructuralismo, la escuela de Frankfurt, el pragmatismo o el psicoanálisis) como autores concretos (Wittgenstein, Russell, Levinas, Stein, Arendt, Morin); se destaca también a algunos autores españoles (Unamuno, Ortega, Zubiri, Polo). Y finalmente, hay un sexto volumen casi diría de filosofía actual, enfocada más temática que históricamente; pues reúne siete capítulos sobre feminismo, ecología, el islam, terrorismo y otros fenómenos de hoy.


Como se puede apreciar se trata de una obra descomunal. Lógicamente, los colaboradores no tienen todos la misma entidad; y hay alguna heterogeneidad entre los trabajos que forman los capítulos. Paralelamente, puede discutirse la relevancia dada a unos autores o temas sobre otros: el criterio de selección y articulación de la obra. Son cuestiones discutibles, pero inevitables. Y no deben distraernos del hecho de que estamos ante uno de los mejores y más grandes trabajos del momento presente sobre la historia de la filosofía." 
Para su adquisición: Librería Babel

viernes, 19 de octubre de 2012

Comenzando por el principio

"El objeto adecuado, que se conforma con la conciencia humana, es esa misma que estalla de angustia preguntando ¿Qué es la verdad? No puede ser una cosa ni un objeto, nada natural o artificial sino algo semejante a él. Si el hombre es un alguien, y sabemos que lo es, lo único que puede hacer feliz al hombre, la única verdad que le puede satisfacer, es otro alguien. La verdad en el sentido de la pregunta total y angustiosa, no es una verdad objetiva sino personal.

Esto explica que la felicidad del hombre, estadísticamente hablando, se consigue en el trato con las personas, en la amistad, en el amor y en la familia.

Fragmento de "Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la verdad?"                                                                        
disponible en http://www.universita.es/Respuesta.html