lunes, 23 de diciembre de 2013

Encarnación y reencarnación

Armando Segura Naya
Artículo publicado en el periódico Ideal, 19 de diciembre de 2013


Reconozco que a una gran masa de gente en los países “desarrollados”, no les preocupa la muerte pero sí el sufrimiento. El objetivo es incrementar los instantes felices y conseguir un dulce rematar el soplo de la vida.

No preocupa morir que queda reducido a un acto social y no es imposible que en el futuro se creen crematorios de bolsillo  para mayor comodidad de la familia. Una empresa creada ad hoc, recogería las urnas con lo que desaparecen cementerios y tanatorios.

Si el fin final es tan estúpido, la vida se banaliza. El nacer pierde todo interés. ¿Vale la pena nacer para conseguir unos pocos momentos felices?  La memoria pierde la secuencia, se detiene en un punto, un soplo de vapor, sin por qué ni para qué.
En la celebración del nacimiento de Jesucristo, parecen estas reflexiones fuera de contexto. No lo son tanto. Dios nace a los nueve meses de ser concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, el padre de Jesús, propiamente dicho.

En muchas culturas y religiones primitivas, vigentes, especialmente en Asía, la reencarnación o transmigración es de común aceptación. Se da por supuesto porque en este tomar el “yo” de cada uno, distintos cuerpos, se ve una especie de juicio universal en donde uno se reencarna en cuerpos viles, caso de haber obrado mal y en cuerpos más noble, si ha sido bueno.

Esa creencia tiene una ventaja añadida, a saber, se mantiene la identidad en todas las reencarnaciones, una inmortalidad que además ofrece la oportunidad de mejorar el pasado, en el presente, para asegurar el futuro.

Las reencarnaciones admiten una versión del pecado original en el “karma”, que representa el fardo de las vidas anteriores, deja un resquicio a la libertad por las buenas obras en el presente que es el espacio abierto de la libertad.

Tal creencia tiene una lógica y unos beneficios psicológicos importantes entre otros que establece una serie de referentes no desdeñables para la orientación en el mundo.

Cierto que hace muchos miles de años tenemos testimonios fósiles, de otra creencia sobre la vida después de la muerte, como una vida, también sujeta a juicio del pasado y que reserva buenas perspectivas para los buenos y otras menos felices para los malos. No sólo en Egipto cuyas instituciones estaban  fundamentadas en el culto a los muertos sino mucho antes en el Paleolítico, la gente enterraba a los suyos con vistas a la otra vida.

Son formas de adaptarse a la perenne presencia de la muerte, que no constituye una creencia sino una evidencia cartesiana. Así las creencias sobre la muerte, se orientan a asimilar una evidencia, difícil de aceptar.

En la tradición hebrea, la gente creía sobre todo en que Dios paga las buenas obras con la felicidad terrena.
La creencia en la inmortalidad   o en la resurrección, aparecen después de la vuelta del Destierro de Babilonia, allá por principios del siglo V, a. de C.

Los judíos creían en un Mesías liberador, pero, salvo profetas excepcionales no imaginaban que Dios en persona iba a nacer en el vientre de una Virgen. Era una profecía referida al Mesías pero no era una creencia generalizada como pueden ser las anteriormente mencionadas.

Dios, en persona,  se encarna en Belén con una exclusiva finalidad: enterrar definitivamente el saldo de nuestras responsabilidades de nuestros delirios que nos hacen creer ser dioses dominadores de los demás.

Ese endiosamiento delirante, es la atmósfera de la cultura posmoderna, el individualismo feroz, que no admite compromisos o vinculaciones salvo el narcisismo y la autolatría.

Nuestra imagen de Dios viene deformada por una interpretación política de la fe, según la que, un poder omnipotente es una proyección eminente de los grandes hombres de la historia, que en realidad son casi siempre criminales de lesa humanidad con muchos teloneros, bufones y juglares. No nos cabe en la cabeza de que la omnipotencia absoluta tenga como titular a un niño.

“De un niño es el reino”, decía Heráclito y ciertamente que esa es la verdad. Un niño al que los poderosos consideran, desde su nacimiento,  un rival, por ese equívoco permanente de pensar que la bondad es una ideología que esconde la ambición de poder.

Entre la creencia y la fe, existe una diferencia esencial. La creencia viene a ser una tradición cultural que se mantiene porque orienta. La fe no es un acto psicológico que  funciona si uno se convence de ella. La fe es fruto del encuentro personal con Jesús que se introduce en nuestra vida. Es una cuestión de vida y muerte.

Cuando Dios se presenta, personalmente, no promete tierra sino vida. Se acaban las reencarnaciones, las sombras del Hades, o la pura nada del nihilismo (todo para mí y que se hunda el mundo) Se liquida para siempre el infinito saldo, la deuda impagable del mal en este mundo y se ofrece que si crees en Dios, serás Dios. Ahora, la tierra prometida es Dios.

La oferta tiene truco. Si la propuesta no es aceptada, tú con tu dignidad, autonomía y personalidad te quedas lejos de Dios, de la vida “para quien todos están vivos”. Nadie te va a obligar. Está  garantizado.



domingo, 24 de noviembre de 2013

Los tres mundos de Popper y la lógica para dar sentido.



Las matemáticas dan mucho de sí. Si se va  descubriendo la lógica del mundo, que la tiene, se comprende mucho mejor lo que nos rodea y al hombre. La mente humana puede no llegar a descubrir todo pero eso no quiere decir que sea ilógico, o caótico, sino que no llegamos a verlo... este planteamiento tiende puentes entre filosofía, matemáticas, física, y también con la teología. 

miércoles, 23 de octubre de 2013

Los problemas de la Bioética: ¿Qué hacemos con la vida y la muerte?

Artículo publicado en el periódico Ideal de Granada, 23-10-2013)

La Bioética ha irrumpido, sorprendentemente, en el último medio siglo, cuando el progreso científico y tecnológico ha alcanzado las cotas más avanzadas de nuestra historia. El pensamiento después de la Segunda Guerra Mundial se ha escindido claramente entre el materialismo científico y la conciencia de vacío, de ese nihilismo absoluto que llamamos postmodernismo.

¿Hay alguna conexión entre el progreso científico y el nihilismo, entre los avances en el saber sobre la estructura y dinamismo de la materia y el vacío de sentido?
Estos hechos y estos problemas se agudizan en cuanto los temas  a debatir se centran en lo relativo a la vida y a la muerte que  son sin duda los que más interesan a todo organismo vivo en sentido práctico y que más preocupan a aquellos animales dotados de conciencia y de libre albedrío como los humanos. Esto ocurre sin duda porque el instinto de conservación mueve automáticamente al animal a la supervivencia y a los humanos a la reflexión sobre la calidad de la vida que queremos que sobreviva y al sentido mismo de una vida que aparentemente tiene la extraña propiedad de decaer de su propia definición. 

Los ideólogos del nazismo pusieron a la humanidad al servicio de la raza aria que por ser, en su definición previa, la más inteligente de la tierra podía permitirse tratar a los demás individuos como conejos de indias para todos los experimentos que, en nombre del progreso científico, destruían en sus laboratorios, a millares de vidas inocentes. Desde otra ideología y en nombre del progreso de la humanidad, se consideraba que los individuos tenían como mejor función en este mundo servir a los intereses de la humanidad y la ciencia, carente de otro límite que la voluntad del Partido. En nombre de la humanidad asesinaban a los humanos, en misiones paralelas  a las de los nazis en sus laboratorios, cárceles y campos de exterminio.

Cuando se destapa el pastel y los hermosos e inteligentes dioses rubios se convierten en criminales de lesa humanidad y los depositarios de la razón de la historia y sus leyes, dejan a los inquisidores medievales como pobres aprendices, ineptos verdugos sin la tecnología suficiente que les permitiera hacer el mayor mal al mínimo coste.  Es entonces, cuando nacen en Europa y América, movimientos de intelectuales que procediendo del mismo infierno, clamaban por el humanismo perdido, diciendo “no es eso, no es eso”.

Todo ser vivo quiere vivir y el ser humano por su dotación de conciencia no sólo quiere naturalmente vivir sino que, además, sabe que debe poner los medios para hacerlo. Las leyes de la evolución lo dejan claro y la psiquiatría define las ganas de morir como una enfermedad que hay que curar. ¿Por qué entonces, nos planteamos esos grandes problemas metafísicos sobre el origen y el final de la vida biológica? Son metafísicos ciertamente porque el por qué de la vida y su para qué y el porqué de la muerte y su para qué escapan a toda contrastación científica. Como no se entienden las preguntas se niega la existencia de respuestas.

Corremos el riesgo de volver  a un nuevo totalitarismo de la ciencia al que muchos estarían dispuestos, una vez más,, a sacrificar a los humanos, en nombre de la humanidad.

El tema incluye tantos capítulos que, por razones de los límites de espacio, me limitaré hoy a la cuestión del dolor ante la vida y ante la muerte, porque si el nacer y el morir vistos en su conjunto fueran cosas placenteras como  coser y cantar, no existiría la Bioética.

Los pensadores de la Escuela de Frankfurt, que reaccionaron frente la barbarie nazi  y aquellos otros que escaparon de la barbarie estalinista, creyeron que razón y barbarie eran equivalentes y que el orden verdadero es el que produce mayor placer en menor tiempo. El argumento es: si la razón tecnológica fue el mayor mal, la sinrazón, será el mayor bien. Esta ideología, la de Marcuse, Fromm, Foucault, Bataille, se alimentaban también los ideólogos de la cultura de la droga, a la cultura del instante y de la subversión de los valores, no de uno u otro sistema sino de cualquier sistema en general. Con ello, se ponía sobre el tapete una consecuencia paradójica. Si la razón de sistema lo prohíbe todo, la sinrazón, lo permite todo.

La neurobiología nos demuestra que nuestra estructura cerebral indica que el instinto de supervivencia en los humanos se manifiesta en nuestra capacidad de calcular y en la de asociarnos. Razón, relación y sociedad son la misma cosa. Si prescindimos de todo sistema porque ha habido sistemas indecentes, estamos sentando las bases ideológicas de la cultura de la muerte porque la especie humana, científicamente hablando, no puede sobrevivir sin alguna forma racional de organizarse.

De modo que las cuestiones de la bioética, los conflictos entre las necesidades de hacer progresar la ciencia y las de respetar a cada individuo humano porque es fin en sí mismo y no medio, obligan a tomar partido en cuestiones que hoy están en los titulares de los medios de comunicación: aborto, anticoncepción, sexualidad, clonación, familia, género, eutanasia, drogas, experimentación en laboratorio y un largo etc.

Tantos capítulos y tan conflictivos, en los que nos va la vida y la muerte, de los que deberemos tratar en lo sucesivo.



jueves, 19 de septiembre de 2013

Modelo matemático de una coliflor

(Artículo publicado en el periódico ideal de Granada, 18-09-2013)


Una leyenda que, como tantas, se atribuye a Pitágoras, cuenta el origen de la filosofía de una forma muy cercana a las aficiones de los niños y no tan niños. Procedente de las estrellas, por tanto un extraterrestre, descendió a la Tierra y desde la altura empezó a observar todo lo que ocurría aquí abajo. Se interesaba por las múltiples actividades de los humanos: los abogados, los médicos, los historiadores, etc. y con ello estableció lo que debía ser la finalidad del filósofo: el conocimiento de todo lo divino y lo humano. Por cierto que este cuento, los romanos lo aplicaban a la definición del Derecho.


Este es el caso: un equipo de investigadores de la Universidad Carlos III, la UCM, el CSIC, la Católica de Lovaina, etc,. ha conseguido la fórmula matemática de la coliflor. Se dice pronto.

A primera vista no se ve claro por  qué pueda interesar al lector esta investigación. A mi me interesa muchísimo y les explicaré los motivos.
Desde hace algún tiempo, ando buscando en la matemática los fundamentos de la filosofía, porque estoy convencido que el Cosmos físico, en el cual se inscribe nuestro propio cuerpo, es una obra de ingeniería que precisa un modelo matemático previo.
Hay muchos pensadores modernos que así lo afirmaron, especialmente Leibniz pero hasta que Frege no comprendió que el lenguaje humano establece una cadena entre las intenciones y las cosas de la naturaleza, no se abrió el paso, la idea de que sin matemáticas no funciona nada.
Todo tiene su fórmula y algunos pretenden incluso que las guerras o los conflictos económicos se pueden expresar como si fueran reacciones químicas con sus correspondientes fórmulas matemáticas (estadísticas)

A todo esto ¿Qué pinta la coliflor?
Es un poco flatulenta por lo demás su valor económico en el mercado no es despreciable. Pero ¿Qué tiene que ver la coliflor con la geometría y a mayor abundancia, con la filosofía?
Si la coliflor tiene una fórmula, también la tendrán las rosas, las estrellas y las gaviotas. Habrá que añadir una infinita serie de realidades humanas sean estáticas o en movimiento y como decían los antiguos, saber la fórmula es dominar la cosa que se atiene a ella.
Si sé que el bicarbonato sódico (NaHCO3) tiene tres volúmenes de Oxígeno, uno de Carbono, otro de Sodio, y un último de Hidrógeno, podré producir bicarbonato para ahogar los ardores del mundo entero. Me refiero al subdesarrollado que no alcanza para  antiácidos a base de aluminio. 

Saber es dominar según los sabios principios de las agencias de inteligencia.
Mi interés no es ni económico ni el de investigación secreta. Se trata de devolver a la matemática su papel central en el ámbito de la filosofía.Los modelos matemáticos, en este caso peregrino, el de la coliflor, no surgen de la huerta como sí lo hacen las coliflores, No hay ecuaciones colgando de los perales. ¿De dónde salen los modelos matemáticos que modelan todo lo que existe (o casi todo)?


La respuesta parece muy sencilla: De la mente humana. Esa respuesta tan obvia y patente ciega con su falsa luz. Las coliflores que cumplen obedientes, las reglas de su modelo, existen desde hace millones de años y la mente humana es muy posterior. Había coliflores, había modelos matemáticos y no había ningún ser humano. ¿Qué me cuenta….?
Me encanta romper los esquemas cuando éstos se distribuyen como elixires de eterna juventud. Para romper esquemas hay que hacerlos constantemente y ver cuando se caen y cuando se sostienen. En este caso la conjetura nos lleva a  la evidencia de que la ciencia humana y el sentido común, están más cerca de lo que pudiera parecer y que el realismo ingenuo no lo es tanto.
La lógica no tiene que ver con el mundo dice Wittgenstein, pero la coliflor viene en defensa de la lógica y del mundo. Nada hay que no tenga su fórmula.
De los infinitos mundos, matemáticamente posibles, uno de ellos se ha materializado y gracias a él, vivimos y morimos. ¿Cómo y por qué se ha efectuado esa “operación”?

En matemáticas no hay casualidades aunque sí dificultades para establecer la causa. Es fácil decir que a partir de un punto de energía, ha surgido misteriosamente, en trece mil millones de años, las estrellas los planetas, las exactas medidas de la Tierra, que nos permiten sobrevivir y al final, llegaron los cerebros y con ellos, el Partenón, el Renacimiento, las geometrías curvas y Strawinsky. Es fácil decirlo pero no pensarlo.
Mucha burocracia se sostiene en estas creencias tan fáciles y no es por azar.
¿Por qué empeñarse en decir que la ciencia y la religión son como la luz y la oscuridad cuando confluyen en lo mismo?


En vez de la manzana de Newton, ponga una coliflor en su vida y piense, sin prejuicios, quién la inventó.

martes, 9 de julio de 2013

viernes, 14 de junio de 2013

Siria entre dos bloques


La guerra civil siria, enfrenta a las grandes potencias, las occidentales y las emergentes, a través de países interpuestos. En esa tensión geopolítica, hay distintos planos y ejes de fuerza: estratégicos, religiosos y sobre todo económicos.

Aparecen en primer plano, las luchas tribales entre vecinos y entre sectas religiosas que hacen opaca  una guerra fría por el control, en Asia Central, del gas, la energía limpia del siglo XXI,. Así lo manifestó en Damasco, el prof. Imad Shueibi. Aunque la fuente es siria y pro-rusa, la información que difunde es muy sugerente.
  En la cuenca mediterránea, Líbano y Siria, no sólo tienen reservas de gas sino que son el paso obligado de los gasoductos hacia Occidente.
Occidente ha optado por el islamismo llamado moderado, de preferencia suní que tiene contenciosos seculares con los chiíes que son mayoría en Irán pero minoría en el resto de países musulmanes. La secta alauita del presidente Asad, es minoritaria en Siria pero hegemónica y cercana a los chiitas, incluso desde el punto de vista religioso..
El conflicto es una erupción focalizada de un enfrentamiento secular  entre los sunitas de Arabia Saudí y los chiíes de Irán. Visto desde otra perspectiva, Siria es un estado tapón que equilibraba bastante las tensiones de la zona, que, dicho sea de paso, es económicamente un área, muy deprimida. La renta per cápita de Siria es similar a la de Jordania y el Líbano, unos 4.000 dólares que no pueden compararse con los 31.000 de Israel o los 30.000 de España.  La potencia económica de los países que rodean a Israel es muy inferior, raya en los límites de la pobreza. Irán, en contra de lo que parece por su aparición en los medios, no va más allá: 5.000 dólares per cápita. Le sigue Egipto con 4.000.

Los Estados Unidos que tienen en Marruecos, el modelo de estabilidad que conviene a sus intereses, trata de exportarlo al mundo árabe, porque piensa que el islamismo moderado no desencadenará una guerra contra Israel. Si Jerusalén, desgraciadamente, estaría dispuesto desde ya, a bombardear las instalaciones nucleares iraníes, los Estados Unidos, mediante una estrategia a medio plazo, intenta evitarlo, aislando a Irán que tiene en  Siria un apoyo estratégico importante.
Detrás hay petróleo pero, no tanto el petróleo de Irán, del que también depende Siria, sino el control estratégico de las reservas inmensas que hay en Asia Central, en los países que fueron de la Unión Soviética y que hoy, tienen regímenes islámicos de todas las gamas. Ese petróleo potencial es atractivo o más bien, una necesidad imperiosa para   Occidente. El tándem Rusia /Irán/Siria, representa una barrera a la influencia norteamericana, alejándoles del control de  Uzbekistán, Kazajistán, etc.
Turquía, también hoy, en el marco del islamismo moderado, tiene problemas con los kurdos, los sirios y los iraníes y tradicionalmente con Rusia. Esto le permite ocupar un lugar estratégico substancial para los Estados Unidos.  

Podemos comprender, por tanto, que una nueva situación protagonizada por el islamismo moderado y tutelada por Estados Unidos es la expectativa previsible para Oriente Medio. Eso, si los israelitas, sintiéndose amenazados, no se adelantan en otra guerra relámpago de tipo aéreo,  para la que no les falta ganas ni medios.

La visita del presidente egipcio, Mursi a Teherán, es un cable del islamismo moderado y suní a los ayatolah. El régimen egipcio se desplaza también hacia la moderación islámica, expresada en la tensión entre los Hermanos musulmanes y los salafistas, por un lado y el Ejercito, por otro. Los militares parecen perder posiciones en una situación semejante y paralela a la de Turquía.

El islamismo moderado cuando goza de poder sólido garantiza un cierto orden, según lo que suele entender por orden en la sharía. Nada que tenga que ver con lo  que los occidentales entendemos por Derechos humanos, democracia, etc.
El nuevo giro, que empezó con la primavera árabe, aleja a estos países cada vez más de Occidente, paradójicamente. No cabe esperar que Turquía entre en el Unión Europea, cosa que no parece importar a Washington.
Israel con su ejército en activo (sin contar la reserva) de 250.000 hombres, tiene, a la juventud unos años en la Administración, ahorrando muchos gastos al presupuesto del Estado. Este sistema tiene tres consecuencias positivas: Pueden alardear de un ejército de ciudadanos no de mercenarios, tienen menos cifras de paro y forman prácticamente a sus jóvenes en las profesiones de la vida real, antes de licenciarse.

 El problema que nos crea el Estado de Israel, es doble. Por un lado, es un escándalo, en el corazón de Oriente Medio, por otro, es un experimento en vivo, de cómo nacieron las naciones en cualquier época. Sencillamente, con fuerza vital.
¿Cómo el islamismo puede promocionar a su gente para alcanzar un nivel de desarrollo por lo menos aceptable? Argelinos y egipcios lo intentaron pero quedaron desbordados por la marea islámica. El fondo de la cuestión no es que sean pobres, sino que no dejarán de serlo porque su estructura social y cultural, no permite otra cosa.
Es alarmante que países con ochenta millones de habitantes cada uno, Egipto e Irán, no tengan muchas probabilidades de frenar al David de Israel, con sólo diez millones. La carencia árabe no es económica, sino sociocultural por decirlo suavemente.

En este sentido, tal vez, el posibilismo que representa el islamismo moderado, permita un orden social y una paz que les facilite levantar cabeza.

Articulo disponible en www.universita.es

domingo, 10 de marzo de 2013

MECANICISMO, LIBERTAD Y GRACIA


Ciencia vs. ideologia
La ciencia desde el siglo XVII, siguiendo el sentido mágico de la visa establece una conexión entre causas y efectos lo más inmediata posible. La perfección de esta actitud consistiría en que las cosas sucedieras inmediatamente que nuestro pensamiento decidieran que ocurrieran.
Esto ocurre, por ejemplo,  cuando en la vida ordinaria queremos ir a un lugar, lo decidimos y nos ponemos en marcha. Para ello el centro de toma de decisiones del cerebro debe transmitir la orden a través del sistema nervioso al sistema óseo-muscular.
Si queremos ir lejos y tardar lo menos posible, inventamos automóviles o aviones. La técnica es el mediador que pone a nuestro alcance la realización de nuestros deseos. Esta actitud mental genera el hábito de la conexión fácil entre el pensamiento deseante como causa y la consecución de lo pensado como efecto. Si se rompe la conexión, es natural registremos un sentimiento de frustración o de fracaso. La ciencia y la técnica nos han mentalizado con la idea de que todo lo que deseemos  es posible obtenerlo e incluso de que tenemos derechos a exigirlo.
La actitud mágica ante la vida era como una anticipación psicológica a esta mentalidad. La magia se vale de medios inadecuados técnicamente para obtener su objetivo pero que produce dos efectos: motivar la creencia, lo que en la vida siempre facilita las cosas, establecer un nexo entre el mago y las personas, lo que proporciona una ayuda psicológica y por último una probabilidad de éxito en parte debido a la buena disposición subjetiva que sabe generar y en parte a la simple estadística. Un ejemplo  simplificado es como a la fórmula mágica “Sésamo!”, la montaña se abre. La conexión causa-efecto es inmediata, exitosa, reconfortante. Es mejor para el mago que entre los deseos expresados por la fórmula y el éxito transcurra un tiempo prudencial, porque entonces, la cantidad de factores aleatorios y de probabilidades de éxito se incrementan.
La técnica es la realización natural y ordenada de la magia que viene a ser su prehistoria. Esto se evidencia más nítidamente, en lo que se refiere al postulado ideal de que nuestros deseos quieren ser causas inmediatas de resultados inmediatos.
El individuo humano en medio del Cosmos tiene un poder muy limitado que afecta a su entorno más o menos cercano y que la técnica puede ampliar en cantidad e intensidad. Le queda pues, un infinito margen de situaciones que le afectan y sobre las que carece de conocimiento y de control. El aumento gracias a la ciencia de  su poder, fomenta el hábito de centrarse en lo que está en su mano y prescindir de lo que no está en ella.
Viñeta tomada de La tira de Malagón
Lo que está a nuestro alcance lo está no sólo individualmente sino por medio de los intermediarios sociales, el mayor de todos el Estado que tiende en el modelo de Estado del Bienestar a facilitarnos con el menor coste posible lo que no podemos conseguir individualmente o que nos sería menos cómodo obtener. Fuera de este espacio de feliz conexión entre causas y efecto, queda el horizonte a alcanzar colectivamente por el avance de la ciencia, de la técnica y de la organización social.
En estas circunstancias, Dios no hace demasiada falta porque los deseos materiales son más  menos cubiertos y el hábito de que el deseo alcance mecánicamente su objetivo tiene un alto índice de probabilidad.
La relación del hombre con Dios y viceversa no se guían por el modelo mecanicista propio de la magia y de la técnica sino por el modelo quede la libertad que tiene tres referentes: la gracia, el mérito y la responsabilidad.
El hombre debe saber que  de antemano todo le llega gratis, su vida y el entorno que le permite vivir, no es un producto de su acción ni de la humanidad en su conjunto. Las medidas precisas de gravedad, temperatura, atmósfera, etc. pueden variar muy poco y no depende de nosotros como tampoco depende nuestro nacimiento y muerte. En este sentido vivimos gratis, todo es gracia. Este hecho fundamental no lo interpretamos en el marco de una conexión causa-efecto, precisamente, porque se nos da gratuitamente, o sea sin una contraprestación por nuestra parte. En el contexto de la causalidad rige el principio de acción y reacción de modo que la causa sufre el efecto de su efecto, así el organismo vivo y su entorno interactúan y son causa y efecto, en las dos direcciones.
En el mundo de la gracia que tantas veces se ha comparado con la acción del sol, el sol nos baña de luz y calor sin pedirnos permiso y sin coste. Nosotros apenas podemos afectarle. La luz y la bondad de Dios son así e independientemente de que se crea o no la recepción de bienes en esta vida que nos permiten vivir ni dependen de nosotros ni podemos pagar precio por ellos.
Existe pues dos territorios, el de la gracia y el de la causalidad cuya prehistoria es la magia y cuya realización es la técnica.
Una consecuencia de esta realidad es que la gracia y la magia se mueven en terrenos no sólo distantes sino antagónicos. Si los efectos conseguidos son por arte mágica no son por gracia. La gracia no admite mediadores en este sentido. Todo es gracia significa que también las facultades humanas con las que alcanzamos ciencia y técnica son gracia. Las artes mágicas escapan de la gracia y de la ciencia porque se mueven en la irracionalidad entre la superstición y la probabilidad.
Es notable que esta condición del hombre en el Cosmos no se rija por una lotería imprevisible en donde los criterios racionales o morales estén excluidos sino que el sol permite la vida, la luz ilumina la oscuridad, la fotosíntesis oxigena la atmósfera y todo lo demás. Todo está ordenado hacia una finalidad biológica que además en el caso humano genera el mundo del sentido y del proyecto.

sábado, 2 de marzo de 2013

Ratzinger, modelo de intelectual cristiano


Artículo publicado en el periódico Ideal 01/03/2013
 El Santo Padre, Benedicto XVI, por razón de su oficio, está situado ante el mundo como punto de mira y blanco de diana. Si esto  se da en el Papa no es tanto por razones mediáticas o sociológicas sino porque todo cristiano por el hecho de serlo y de ejercer de ello, es también y debe serlo en el contexto histórico actual alguien a quien se observa  con todo detalle, algunas veces para imitarlo y otras para afinar la puntería. 

El lado más fuerte del profesor Ratzinger, es precisamente ser un profesor, que según la costumbre germánica es persona rigurosa, bien informada, erudita y con capacidad de comunicar. Además, añade el Papa una profunda inteligencia siempre envuelta en caridad, en cariño sobrenatural. Es por tanto un buen profesional para empezar. Este es el aspecto que más debemos imitar  porque si un cristiano empieza por ser malo en su oficio, es un contraejemplo.

Su trayectoria vital sigue las pautas de toda vida humana. La juventud es ágil y vivaz, ávida de novedad, cambio y reforma. El contacto con la vida en toda su dureza, hace madurar, especialmente en un cristiano que, siendo hombre de fe -valga la redundancia- se encuentra “bailando entre lobos”. 

En su autobiografía inicial, Benedicto XVI cuenta cómo quedó afectado por aquel ambiente de las facultades teológicas, Ratisbona, Tubinga, donde la manipulación ideológica al servicio de la política y en nombre de la libertad, situaba en la disidencia al que se atrevía a disentir.   

En sus últimas alocuciones, rememora la repugnancia que siente por la actitud de los que se sirven de Dios para su provecho personal. Esto nos enseña a los cristianos que no venimos al mundo para acaparar poder sino a dar la vida para que los demás la tengan: Ésta es la esencia misma del Cristianismo.

Otro aspecto propio de un intelectual cristiano es ser valiente en la afirmación de las verdades en que cree,  a la vez,  que respeta la libertad de opinión de los demás. Sólo así, es posible un diálogo honrado, en donde los interlocutores no “hacen el papel” sino que tratan de ver en el otro lo que puede enriquecernos, al mismo tiempo trata de comunicarle lo que la verdad le ha enseñado desde su interior. En este sentido, es paradigmático el diálogo con Habermas.
 
Ratzinger y su hermano, tocando el piano a cuatro manos, nos ofrecen la escena encantadora y familiar, llena de humanidad y ternura que son parte de su carácter: el encantador espectáculo de un hombre tímido, a quien las multitudes no le atraen y para quien su ideal es estar con sus libros, sus papeles y sus alumnos.

También debemos aprender del Papa,  los cristianos, y sobre todo los intelectuales, a trabajar a fondo, atentos a los problemas de la gente,   sin esperar que nos aplaudan o nos admiren. Esta exigencia no es una táctica teatral que tan bien saben hacer algunos políticos. Es una exigencia de la pureza, sin la cual no hay trabajo creativo posible. No cabe hablar en serio de lo verdadero mirando, ansiosamente,  al auditorio.

Ratzinger fue la sombra de Juan Pablo II y quien le suministraba potencia intelectual. Desde este punto de vista, su influencia, a partir del Concilio, ha sido creciente y desde su nombramiento para la Congregación de la Doctrina de la Fe, decisiva.

Ratzinger fue, en su momento, el ángel intelectual de la Iglesia durante más de treinta años. A   él se debe, la que quizás, es su mayor obra: El Catecismo de la Iglesia Católica cuyo nivel intelectual es único en siglos y al que la gente corriente, puede acceder a través del Compendio. Su manera de ser le lleva a trabajar en la sombra, sin que se note. Un intelectual humilde

La vida corriente del profesor Ratzinger es el entramado sobre el que se edifica su coraje en las grandes ocasiones que, necesariamente, acosan a todo Pontífice. Cuando se es puro -o sea, verdadero- se es valiente en los momentos oportunos y no le han faltado desafíos cruciales.

Una breve enumeración de algunos, nos ayuda a recordar la envergadura de esos problemas y el valor que el Papa tuvo que echarles.   

La mano tendida a judíos y musulmanes no le impide, en Ratisbona, dejar bien claro con mucha elegancia, que con violencia, la causa de Dios, sale siempre perdiendo. La crisis de la pederastia, la lucha sorda en la Curia, el tráfico de documentación privada, donde se ha llegado a la mayor villanía. Sumemos, las rebeldías de los curas austriacos, las monjas estadounidenses y la ruptura de relaciones diplomáticas, nada menos que con Irlanda. En todos estos casos, el Papa, ha sido firme y hasta contundente, sin vacilaciones ni ambigüedades.
 
Por otro lado, ha tenido el amor de los jóvenes, admirados de que un hombre tan sabio les sea tan cercano: Dos millones de chicos y chicas de todo el mundo en la JMJ de Madrid, movimientos neocatecumenales que llegan  a los lugares más inesperados, fundando universidades en Cuba, China e Inglaterra, la floración de vocaciones en nuevas órdenes que reemplazan el desgaste de las antiguas, el crecimiento del Cristianismo en Asia y África.

Como “coda” final, la gran renuncia, caso único en siete siglos, en donde queda claro que al Papa, después de haber cumplido hasta el límite, vuelve a la soledad y al silencio de donde vino o de donde nunca salió.

domingo, 10 de febrero de 2013

Las estrellas no son de plata, son de fuego

Los materialistas avispados dicen que debemos respetar las tradiciones, cultivarlas y fomentarlas. Así se acumulan sus figuras en los museos, se vacían las iglesias o ellas mismas se convierten en museos, hoteles y restaurantes. De ese modo  los jóvenes se percatan  del carácter fabuloso de esas fantasías y centran su atención en resolver los problemas “reales”, los que ahogan a las pobres gentes, los embrollos sociales y económicos. Concluyen: “El mito siempre fue la tapadera del poder”.

(...)
  
Los dioses van a por todas y los hijos de los dioses aun les superan. “Ir a por todas”, no tiene un sentido, político, económico, etc. sino eminentemente antropológico y moral. “Ir a por todas”, significa que hay un sentido, una dirección tal, como indica la estrella y que ese camino no es una herramienta técnica directa, para solucionar crisis , hambres y enfermedades, sino el requisito previo para que la razón se ponga en marcha y su ingeniero que es la voluntad, construya un mundo nuevo.

La estrella parece de plata pero es de fuego.

Todo el artículo aquí.