martes, 3 de junio de 2025

Incertidumbre

 Artículo publicado en el periódico Ideal, junio 2025

La incertidumbre es la situación contrapuesta a la información. Se presenta transversalmente desde fenómenos sociales como la política, la física cuántica, la informática, la medicina, la psiquiatría y la Bolsa.




Decimos que “todo está patas arriba” como si la incertidumbre fuera un fenómeno extraterrestre, pero es más bien el condimento que acompaña a la vida humana.

Si fuéramos realmente “objetivos”, la suma de todas las incertidumbres nos anonadaría. Por eso se inventó la familia, en primer lugar, porque el padre y la madre protegen a la prole con un cariño que despeja toda ansiedad virtual.

Aquí se comprueba el lazo entre desamor y ansiedad.

Cuando, quien era nuestro guardián “se quita de en medio”, los niños sufren lo que sus padres se esmeran en ocultar.

Las grandes familias con muchos hijos e hijas, primos y primas que han creado un modo de habitat, a la vez, independiente y común, consiguen más salud mental de la que postula la O.M.S.

La escuela después de unos días de lágrimas por no conocer con que monitores, maestros y amigos se va el niño a encontrar, va gradualmente cobrando confianza con la “seño” y luego el profesor. La escuela es un mundo distinto de la familia y una de sus finalidades es la de ir informando, años tras año de cómo es el mundo y el hombre que lo habita, cómo es su país, su geografía y su historia.

En la medida que el niño aprende, adquiere fuentes de información y consigue ser diestro en la realidad virtual, la información disuelve la incertidumbre.

La ansiedad alcanza su pico, en la “Selectividad” pero pasa rápida y da lugar a la aventura universitaria.

La aventura, en general y normalmente deja en boca un sabor dulce y salado pues es una forma de socialización, muy distinta a la familia y la escuela. En la Universidad se decanta el destino de cada uno y cada una y se acaba por vencer la gran incertidumbre “¿Qué será de mí?”

En las universidades se han engendrado todas las revoluciones políticas y culturales de los dos últimos siglos y, aunque en otros contextos, en todas las universidades se alzan movimientos desde que existen.

Los dos primeros cursos son cruciales, porque la juventud y las hormonas no permiten ver siempre el objetivo final de una carrera que es un servicio a los demás por medio de la profesión.

En esa franja de edad y estudios, los chicos y las chicas se sienten cómodos con la incertidumbre y los más inquietos ensayan el liderazgo.

La familia protectora va retirándose y cuando la persona encuentra trabajo, aparece otra modulación de familia en que aquellos que fueron protegidos pasan a protectores y las incertidumbres pasan a los hijos.

Sin duda que un esquema tan simple, corresponde más bien a la sociedad de hace cincuenta años y en un país del Sur.

La diferencia con la actualidad es que ahora las incertidumbres se multiplican por cien: la identidad, el puesto de trabajo, la vivienda y la facilidad por escapar del compromiso y de la estabilidad.



Esa ruptura con las instituciones, aspirando a una libertad sin compromiso es siempre una huida hacia adelante. No hay sociedad que sobreviva a la ausencia de compromiso.

Hay personajes con el mayor poder del mundo que representan el califato de la incertidumbre porque disfrutan, a ojos vista, con derrumbar todos los valores -entre ellos las universidades- sin admitir límites. Su falta de formación y moral les permite querer vender a la vieja Europa, una burra ciega, cosa que hacían mejor, los mercaderes de antaño.