martes, 16 de agosto de 2022

La gran multiplicación

 Artículo publicado en el periódico Ideal, agosto 2022


Un día como hoy, hace veinticinco años, comenzó en Sierra Nevada

una aventura sin invertir otro capital que el humano.

Dos matrimonios montaron en un Hotel de la Sierra una serie de

actividades, mitad deportivas, mitad de orientación familiar que dieron

en llamar “Verano diferente”.



El bloque de actividades constaba y consta de dos componentes, el

deportivo y de ocio que llevaban y llevan, profesores de Educación

Física, Isabel de Haro y el fabuloso Juan Antonio Callejón y un

segundo matrimonio, José Luis Guardiola y su mujer Julia Martínez, ya

fallecidos, a los que luego sucedieron María Ángeles García y su

esposo, dedicados a la orientación Familiar.

Se consiguieron precios reducidos en base a la promoción de la

Sierra en verano y la aventura empezó a rodar.

Por las mañanas, se organizan guarderías cuidados con monitores

y cuidadoras que permitían a los padres tener “manos libres” hasta el

mediodía. Tras el desayuno, un par de horas de Orientación Familiar

con el método del caso y con profesores diplomados.

Por la tarde después de una tertulia con personalidades de

Granada, en una ocasión participó el ahora, Cardenal Cañizares, se

dedicaba al deporte por grupos y según los gustos de cada uno,

excursiones por la Sierra, senderismo, natación en la piscina olímpica

del CAR, etc.

Vinieron familias de toda España, especialmente de Cataluña,

Valencia, Madrid y Málaga que con frecuencia repitieron otros años.

Era impresionante, al atardecer, ver a Juan Antonio, entonces,

parapentista de muchos vuelos, asistir a la Santa Misa junto con todos

los que querían añadirse libremente.

¿A qué llevó todo aquello?

Los matrimonios que estaban “en el aire” se consolidaron, otros

vieron abierto su horizonte vital y comprobaron lo sencillo que es la

normalidad de una vida cristiana y divertida.



“¿Cuánto vale un café?” cantaba Juan Antonio en la tertulia de la

noche.

Hubo años record en que llegó a haber sesenta familias con

unos160 niños, lo que llevó a los organizadores al convencimiento que

era un conjunto difícil de manejar y no sólo difícil sino agotador. Se

limitó el número de solicitudes.

Luego hubo que afrontar la crisis de 2oo8, seguida de la pandemia,

pero “Verano Diferente” siguió organizándose todos los años salvo el

del confinamiento.

Aquellos niños que estaban en la guardería se hicieron adolescentes y

los adolescentes, jóvenes. 

Empezaron los noviazgos,

siguieron los matrimonios y empezaron abrirse paso los nietos.

De los matrimonios entre monitores podemos contar que superan

más los treinta críos.

¿Cómo se las arreglan en estos tiempos? ¿Será que son de buenas

familias?

El espíritu deportivo, los modelos que tiende a imitarse, el amor y

echarle valor a la vida son las claves. En general están con el salario

mínimo casi todos.



No tenemos mucho tiempo para quejarnos, pero no nos vendría mal

una política de natalidad por lo menos como la francesa, una ayuda a

las familias numerosas que no son unas irresponsables sino las que

aguantan el índice de natalidad y el PIB.

Hay que tomarse en serio la familia porque es la única manera de

conseguir niños felices y sin complejos ni prejuicios.

La libertad crea la atmósfera de la vida feliz siempre que se

respeten las reglas del juego de la vida y la naturaleza.

Si prefieren niños de probeta o de vientres de alquiler o si prefieren

emparentarse con conejos, son muy libres: les amparará alguna

Constitución.

Les aseguro que no serán tan felices.

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