viernes, 17 de junio de 2022

Un candidato "normal"

 Artículo publicado por el periódico Ideal en junio 2022


“Normal” puede significar muchas cosas, además de ser un concepto estadístico.

Una normalidad estadística puede variar tanto como la dirección del viento. Por ejemplo, saber el número de pobres que hay en España depende de las estadísticas, de las oficiales o de las privadas, de las nacionales y las de los grandes organismos internacionales. El consumo de combustible o de energía eléctrica, quizá sean más fiables. Pobres, de todos modos, “haylos”.

Cuando hablamos de un candidato “normal”, atendemos a la percepción de normalidad del hombre medio de la calle.



No sería percibido como normal, un candidato vestido en plan halloween o una reina del Carnaval o un productor-vendedor-camello exportador de “maría” que casi con toda seguridad figura en la estadística como pobre e insolvente.

Normal es un tipo que no extraña a nadie ni miente más que habla.

Un candidato normal no se cree como el más guapo y ejerce como tal.

Tampoco es normal Boris Johnson, que ha hecho las cosas más estrafalarias del mundo y que hemos visto su modus operandi por TV. Algunos le votarían, precisamente por ser estrafalario por aquello de que la “libertad nos hace verdaderos”.

Tampoco me parecería normal el candidato Putin, simplemente porque da miedo.

Un detalle que puede herir alguna sensibilidad es un candidato que habitualmente va muy trajeado y si es candidata, cambia de vestido y gafas cada día. En cuanto los representantes de los vulnerables alcanzan el poder, salta lo raro que resulta ir a la última moda.

Un candidato normal no se rodea de “íntimos” en sus “festorros” porque la distinción entre ciudadanos “íntimos” y menos “íntimos” ofende al ciudadano normal.

Un general, no suele ser un candidato normal y sobre todo si viene de la izquierda. Si viene por la derecha, trae malos recuerdos.

Una persona vociferante o que se entromete en la vida privada del adversario o que insulta o calumnia no es una persona honrada y por lo mismo no es un candidato normal a mi modo de ver.

De ordinario, no siempre es posible tener el candidato que uno querría para su país o Comunidad. Entonces es conveniente buscar alguien que se aproxime a la normalidad.

Una persona muy técnica y especializada, puede ser un buen ministro, pero no es un candidato normal porque la política es un arte de dar confianza, adquirir voluntades, persuadir, consensuar, etc.

Un investigador de fama como Menéndez Pidal, para mí no sería un candidato normal. Los investigadores y “super” científicos que buscan la exacta verdad, son dogmáticos e históricamente nos llevaron a malos encuentros.

Los intelectuales que lo son de verdad, raramente dan juego en política, unos por ser blandos, otros por ser duros y en general, por no estar en la calle con la gente.

Un candidato normal puede equivocarse, pero si lo hace sistemáticamente, si vacila de error en error como si no tuviera criterio, no sería bueno para el país.

Personalmente aprecié la normalidad de Kennedy, de Tony Blair y la Merkel en sus mejores tiempos.

La polarización de la política y la fragmentación de los partidos complican mucho las cosas. Así, Macron que en principio pasaría por normal no tiene más personalidad que la del mal menor frente a Le Pen.

No es tan fácil la cuestión de elegir al candidato “normal”. Me conformaría con que fuera de normalito para arriba.

 

 

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