lunes, 1 de enero de 2024

El capital humano de la inmigración

 Artículo publicado n l periódico ideal, diciembre de 2023

Las migraciones hacia los países más desarrollados son torrentes de

vitalidad que tratan de realizar el sueño de una vida digna.

Este fenómeno que es de siempre, se ha intensificado por las guerras,

la inseguridad, los países fallidos de origen y por la presión constante de

los medios de comunicación.



A través de las pantallas de móviles o de TV, se ofrecen paraísos en

los que nosotros vivimos y de los que no sabemos agradecer por ser

habituales. La vida que aparece en las series y en los videos, presenta a

la vez, la corrupción de Occidente, una serie de logros que se han

conseguido en los últimos cincuenta años y que nos hemos olvidado de

lo envidiables que son.

Las gentes de Centroamérica, del Sahel, de Oriente Medio y del

Magreb, de Filipinas y Pakistán, tratan de llegar a las costas de la zona

sur de la UE. Para conseguir de lo que nosotros, andamos sobrados. Todo

ello arriesgando su dinero y su misma vida a manos de las mafias de

traficantes de personas.

En Europa, no sólo en España entendida como zona de confort, se

financia el aborto y la eutanasia, pero no la natalidad y con un oscuro

remordimiento silenciado, se acoge como se puede las olas de miles de

emigrantes que llegan a Canarias y a nuestras costas del Mediterráneo.

Hay que encauzar y aprovechar este fenómeno que no es coyuntural

sino ya estructural, en el que se combina el invierno demográfico con la

demanda laboral en hostelería, construcción y sanidad.

“Los menas”, son acogidos y cuando llegan a la mayoría de edad los

dejamos en la calle donde sin conocer el idioma y sin documentación van

a ser víctimas de otras mafias de la droga, la prostitución y la explotación.

Entre tanto los profesionales jóvenes de mayor valía, emigran a

Norteamérica, Alemania e incluso a los Emiratos árabes en busca de

mejores condiciones de vida.

Un Estado social-no digamos ya, un gobierno socialista- debía poner

orden en este caos, aprovechando un capital humano que nos golpea a

chorros y que se atreven a arriesgarse en aquello a lo que nosotros no

nos atrevemos.



Una organización empieza por una clasificación de la gente que llega

en función de su formación, de sus capacidades. Muchos vienen de Siria

o de los Países del Este con buena formación profesional. Otros,

necesitan aprender español como medio imprescindible que les permita

integrarse en nuestro mercado de trabajo. De ese modo accederían a

todos los beneficios de Sanidad y Seguridad Social y laboral.

No tiene ningún sentido que España alcance la tasa de paro mayor de

Europa, el doble que Portugal, siendo la cuarta potencia económica del

continente. Una tasa de paro que sólo se explica por la economía

sumergida y por el blanqueo de la droga, la prostitución y la delincuencia.

La mafia georgiana, la camorra y todos los delincuentes del mundo

tienen su rincón confortable en Levante o la costa andaluza.

Un gobierno socialista, se supone que tiene que arreglar estas cosas y

no considerar la migración como pre-delincuencia o un peligro, sino

como un aporte de capacidades humanas que no estamos en condiciones

de retener.

Nuestros sentimientos cruzados ante este fenómeno, van del miedo a

una invasión hasta una actitud de beneficencia.

Saquemos partida de este asunto, en especial ahora que tenemos un

gobierno progresista con grandes ambiciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario