lunes, 1 de enero de 2024

En Belén no hay “belén”

 Artículo publicado el el periódico Ideal, diciembre de 2023


Nuestra Navidad, la que vivimos en Occidente, no se va a parecer en

nada a la que vivan los cristianos en Belén.



No hay palmas sino fusiles de asalto, no hay pañales ni agua potable.

La cueva se esconde en un refugio inexpugnable. No hay turistas ni

peregrinos y por ello traen poco pan en la mesa.

Pero está Jesús.

Jesús está en todas partes, escondido por la potente luz de la fe.

La luz deslumbra a quien por amor cree y oscurece a quien no quiere

ver, es decir amar.

Los tanques, los misiles, los bombarderos y el anegamiento de los

túneles expresan el poder del hombre contra el hombre.

Jesús, dueño de la vida y de la muerte parece desaparecido. Se

esconde doliente en el cuerpecillo de los niños, de los ancianos y las

madres que no saben si van a dar a luz o a muerte.

Está hambriento, torturado y preso con los rehenes. Son distintos

modos de estar crucificado.

Pero ¿No es para eso que ha venido a este mundo? A este mundo

concreto que solemos decir que “no tiene arreglo”

José ofrece sus labores y tiene que hacer largas colas en los controles

para pasar el muro y encontrar trabajo, María busca en su corazón lo que

no dan los pañales.

Es un contexto emocional sin duda, pero la racionalidad aquí sólo

sirve para fabricar armas.



¿Cuándo la Sabiduría que todo lo puede vendrá a arreglar el mundo?

Ciertamente que ya ha venido y puesto que Él regula los movimientos

de estrellas y planetas de agujeros negros y quasars, Aquel que hace

nacer los árboles de diminutas semillas, Él sabe medir los tiempos y

preparar el cómo y el por qué.

Esa sabiduría innegable que proyecta el Cosmos y le sostiene entre

otras razones, para que vivamos y vivamos en paz, sabe “cuándo toca”

cuando va seguir crucificado y cuando toca resucitar.

El daño irremediable no se cura con otro daño irremediable de mayor

proporción. Los tanques no negocian con los tanques y el odio no se cura

con el odio.

Las negociaciones quieren conseguir paz sobre la base de toma y

daca: me das tantos rehenes y te doy tantos prisioneros. Una vez hecho

el balance, planear la siguiente partida. Volver a empezar.

Hay quien dice que la culpa de toda esta catástrofe la tiene la religión.

Más bien diría, la falta de religión porque religión significa reconciliación

de Dios con los hombres y de los hombres entre sí.

La religión ha servido desde la Prehistoria como método para

blanquear la ambición de poder.

No es religión verdadera aquella que reza por exterminar a cuántos

hombres, mejor.

Son, como todas, guerras de supervivencias, que surgen del fondo

genético que lanzan los instintos peores del animal humano contra los de

la tribu de enfrente.

La revolución cristiana, la que puede traer la paz al mundo, la verdad

del “belén”, es perdonar al que te fuerza como esos cristianos de Nigeria

sometidos a pruebas indecibles.

El Cristianismo no se asienta sobre tronos sino sobre sillas, “la caña

cascada no la quebrará, el pabilo humeante no lo apagará”.



El Cristianismo es el mundo al revés. No se arregla el mundo

favoreciendo las pasiones sino aprendiendo a encauzarlas al servicio de

los demás. No con frases hechas sino con hechos bien hechos.

No hay villancicos en Belén porque, por el momento, no hay “belén”.

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