domingo, 6 de noviembre de 2022

América en ebullición

 Artículo publicado en el periódico Ideal, septiembre 2022

Cuando la olla express está en ebullición, suele funcionar una válvula de

escape que frena la presión. En los estados democráticos, esa válvula

viene asegurada por una democracia efectiva.

Si miramos con serenidad las informaciones que llegan de América,

desde las Montañas Rocosas hasta la Patagonia, nos alarman y nos

emocionan, no nos dejan indiferentes.

Un esfuerzo por observar tanto conflicto, desde la Europa dormida,

de donde contemplamos la escena, nos lleva a la siguiente reflexión:

Europa es un museo, América está viva.

Cuando hay vida, hay de todo, bueno y malo, pasiones, muerte y

renacimientos, mucha furia, muchas madres que lloran a sus

desaparecidos.

Terrorismo, narcotráfico, corrupción en las altas esferas,

explotación de materias primas por el capital extranjero y exportación de

capitales a Wall Street. Donde no hay una dictadura, hay un estado

fallido, donde una república de más de cien millones de habitantes,

podemos encontrar otra en donde todos quieren emigrar al Norte.

Pensando en europeo: un desastre.

Si miramos con los ojos de la historia universal, América está viva

y el resto del mundo, Europa y Asia, mantienen una inercia que no

siempre es cómoda, pero como tal inercia de difícil porvenir.

La interconexión de todo con todo provoca que cuando Trump,

pronuncia un discurso desaforado, Putin duerme tranquilo, aunque

tenga una enorme central nuclear en medio de un bombardeo

constante.

Cuando se negocia con Venezuela por el petróleo, China

envía unos cuantos cazas a Taiwán para que se preparen.

Todo este conjunto de situaciones sugerentes, hace pensar que

quien puede despertar las neurastenias de la vieja Europa es la

democracia americana. En el fondo de ese protocolo formal que son

los parlamentos y elecciones hay mucha vida, lucha y muerte. Los

caballeros del Rifle de Estados Unidos, nos garantizan que hay

reservas vitales para rato. Los demócratas empeñándose en imitar a

Europa se olvidan de que su país es el más vivo para bien y para mal.

El Referéndum chileno sobre el cambio de Constitución es un

síntoma aleccionador. La gente no quiere dictadura, pero tampoco una

república bolivariana.

El gran rechazo por el 62% de las papeletas, obliga al Gobierno a

iniciar un nuevo proceso constituyente, convocando a todas las

fuerzas sociales y al Parlamento.

La única manera de salir de este socavón constitucional, no es

evidentemente volver a la anterior Constitución, sino rectificar y

serenar el proyecto que ha sido rechazado.

Lo malo de la selva no son las fieras, sino su ausencia,

porque una selva sin fieras es un zoo en el que los leones

domesticados se avergüenzan ante los niños que les echan pipas.

Como una olla express a punto de estallar, así está América porque así

nació y desarrolló una historia muy homogénea de revoluciones y

dictaduras de nunca acabar.

España dejó atrás esa vorágine porque los dos bandos de la guerra

civil, vencedores y vencidos se pusieron de acuerdo en redactar y

aprobar masivamente una Constitución ejemplar.

Sólo nos falta un nuevo impulso, unas nuevas ganas de vivir, de

hacer familia, de emprender, de remediar la insensatez de esas

minorías residuales, pero con demasiada voz en parlamentos y medios

de comunicación que no representan la voluntad de una gran mayoría de españoles.

Necesitamos de la democracia, de la libre expresión del

pensamiento, de no tener miedo a las minorías gobernantes que

imponen decretos que se contradicen con el espíritu de la

Constitución.

Nos vendría bien el cambio de ese caudillismo apenas disimulado y

tornar a comportamientos políticos normales.

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